Qué gran estupidez: ¿CÓMO DESCHAVIZAR EL PAÍS?, ¿acaso matando a los chavistas?
Hijo de un magnate, que llegó a ser Ministro de Hacienda de Rómulo Betancourt, con todos los millones de la tierra no sólo para ser Papa Negro sino para haber llegado a comandar las fuerzas de imperio gringo para arrasar con el chavismo en Venezuela.
Dirigió el Centro Gumilla, un laboratorio de ideas (think tank) dedicado a la investigación y la acción social en el que la economía y la política van de la mano a la teología.
En los años 80, Sosa convocó ahí grupos de discusión sobre asuntos como la renta petrolera, gran tema debate aún hoy en día en el país. También se interesó por los derechos humanos -otro tema caliente en la actualidad- y fue capaz de reunir a sectores rivales para pensar y debatir.
«La reuniones querían incidir en el país«, recuerda en conversación con BBC Mundo el padre jesuita Jesús María Aguirre, que fue profesor de Sosa.
Mediador
Pese a su discreción, su figura salió a la luz cuando los cabecillas militares del intento de golpe de Estado en 1992 pidieron que fuera uno de los mediadores.
Entre ellos estaba un joven Hugo Chávez. Los militares iban a ser trasladados de cárcel y temían un atentado. Sosa fue uno de los garantes de su seguridad.
«No era chavista en el sentido de ser su legítima voz, de hecho ahora en sus escritos se ve una distancia crítica fuerte», asegura el padre Aguirre.
La oposición recibió con alegría la elección de Sosa.
«Felicitaciones al Padre Arturo Sosa! Nuevo superior general de los jesuitas! Primera vez que un no-europeo ocupa esa posición! Adelante Padre», escribió en la red social Instagram Henrique Capriles, uno de los líderes opositores.
Ataque jesuita
Más silencio hubo desde el oficialismo, que ha recibido duras críticas de los jesuitas venezolanos en los últimos tiempos.
El 3 de octubre, el segundo máximo responsable de la Compañía en el país, el padre Francisco José Virtuoso, firmó una carta pública en la que se criticaba la actual situación de crisis que atraviesa el país y señalaba claramente a los responsables.
«El presente es tiempo de tragedia para Venezuela», decía la carta, celebrada por la oposición como un ataque al gobierno.