AUTOR: Mario Peralta
Hay quienes ignoran que existe una enorme variedad de sistemas electorales. En la actualidad muchos de ellos están vigentes en distintas latitudes y son calificados de democráticos. Todos ellos tienen ventajas y desventajas, fortalezas y debilidades. Vale la pena analizarlas para darse cuenta de que el tema no es tan sencillo como parece y que, contrariamente a lo que ingenuamente supone la mayoría, hay muchas maneras de hacer fraude.
La primera forma de elección fue sin duda a mano alzada, como sigue siéndolo, por ejemplo, en las asambleas estudiantiles y en las reuniones de condominio. Entre 1854 y 1910, para las elecciones presidenciales de Argentina se utilizó el voto público o voto cantado. Tanto en éstas como en otras formas de votación, los guardianes del proceso deben controlar que voten sólo aquellos autorizados a hacerlo y que lo hagan sólo una vez. Caso contrario, se puede alterar la decisión de la comunidad contando votos de personas que votaron varias veces o que no estaban autorizadas a participar en el proceso eleccionario. La violación de esta norma es una forma de fraude que se practica con frecuencia. Para evitarlo, hay varios métodos: la identificación del votante mediante el documento, el sello en el documento preparado para tal fin, la pintura en un dedo, etc. En la actualidad, el más seguro es sin duda el capta huellas.
En lo que sigue vamos a referirnos a los sistemas que rigen las elecciones de autoridades nacionales y regionales en algunos países de nuestro continente donde el voto es secreto. La votación puede ser optativa u obligatoria. En el primer caso se considera que votar es un derecho que el ciudadano puede ejercer o no. Consecuentemente, la inscripción en el padrón no es automática ni obligatoria. En el segundo caso se considera que votar es un deber. Consecuentemente, los ciudadanos son automáticamente inscritos en el padrón electoral al cumplir la edad estipulada por la ley. A partir de esa fecha y hasta cumplir una determinada edad,quien no vota se expone a sanciones (1).
Cuando la votación es obligatoria y el votante no está satisfecho con las opciones que se le presentan, no tiene más salida para expresar su disconformidad que votar blanco o nulo. La proscripción de un partido o de un candidato potencialmente ganador de las elecciones es una forma de fraude, y no de los menores. Este tipo de fraude se produjo en la Argentina luego del golpe de estado que desalojó del poder a la UCR en 1930, y luego del golpe de estado que lo hizo con el Peronismo en 1955. Los sectores populares de la decada del 50 respondieron con el voto en blanco, que ganó varias elecciones. En las recientes elecciones presidenciales de Brasil, la proscipción recayó sobre el candidato Lula, que la mayoría de las encuestas daban como ganador. Su encarcelamiento y proscripción contribuyeron en forma decisiva al triunfo de Bolsonaro.
La elección puede ser directa o indirecta, a través de electores. En el caso de la elección directa, el triunfo puede decidirse por mayoría simple o a través de distintas formas de ballotage. La elección indirecta rigió en la Argentina desde 1918 hasta 1989 y sigue vigente en los EEUU hasta la actualidad; de paso, recordemos que en los años 1824, 1876, 1888, 2000 y 2016, quienes ganaron la presidencia en EEUU no fueron los que obtuvieron la mayor cantidad de votos sino mayor cantidad de electores. Una variante de la elección indirecta es la llamada Ley de Lemas,adoptada en Uruguay desde 1910 hasta 1996. Algunas provincias argentinas también adoptaron este sistema para elegir gobernador y/o alcalde.
La elección de los candidatos de cada partido se hace de distintas maneras. Las más frecuentes son: la asamblea de miembros o dirigentes autorizados del partido, las primarias abiertas a todos los ciudadanos y las primarias internas de cada partido, donde intervienen sólo sus miembros. Estas estuvieron vigentes en Argentina hasta que en 2012 fueron cambiadas por las PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias). Tal como las primarias originales, las PASO se efectúan algunos meses antes de la elección.
Hay otros sistemas electorales que sólo mencionaremos de pasada: (i) Aquellos donde las primarias son simultáneas con las definitorias. (ii) Aquellos donde un partido puede traspasar a otro los votos que ha obtenido (2).
Respecto de la emisión del voto hay dos modalidades: manual y electrónico. El voto manual es el tradicional, de larguísima data y de todos conocido. El voto electrónico es una invención de la era digital relativamente reciente. En ambos casos se debe garantizar el secreto del voto.
En el caso del voto manual el votante escoge su partido o candidato(s) y deposita el comprobante en la urna. En el caso del voto electrónico hay dos variantes: (i) la máquina registra el voto y arroja un comprobante físico (papel impreso) donde el elector puede verificar si lo que allí se lee coincide o no con su elección, para luego depositar dicho comprobante en la urna; (ii) la máquina registra el voto pero no arroja ningún comprobante físico.
En el caso del voto manual los miembros de la mesa de votación cuentan los votos y elaboran un acta donde constan los resultados de esa mesa, que luego remiten a las autoridades del centro de cómputos encargado de totalizar los resultados; las urnas deben quedar bajo custodia para el reconteo definitivo de los votos emitidos. En el caso del voto electrónico con comprobante físico se pueden contar los votos contenidos en la urna, tal como se hace en el caso del voto manual. Por el contrario, en el caso del voto puramente electrónico, sin comprobante físico, es imposible realizar tal control. La ausencia de comprobante físico hace el sistema hackeable, se presta a las peores manipulaciones y permite perpetrar un fraude masivo difícilmente detectable (3).
Las elaboraciones y transmisiones de las actas son dos etapas delicadas de todo proceso eleccionario que se prestan a varios tipos de fraude (4). Entre ellas, la forma más descarada de apropiarse de votos ajenos es presionar y/o sobornar a los votantes para que voten “correctamente” y/o a los testigos de partidos adversos para que miren para otro lado cuando se confecciona un acta fraudulenta. Estas son algunas de las formas de fraude patriótico adoptadas durante la década infame en Argentina. Nos consta que en la decada del 60, en ocasión de una votación ajustada de consejales con el sistema D’Hondt, se ofrecía una tarifa para modificar el resultado en el escrutiño definitivo. También fue éste el método preferido por los partidos dominantes en Venezuela durante la segunda mitad del siglo pasado. El hecho de que con frecuencia las actas no reflejaban la voluntad popular dio origen a la expresión acta mata voto. No interesaba tanto contar con el favor de los votantes. Era más importante contar con el favor de los fiscales (testigos) y miembros venales integrantes de las mesas de votación designados por el gobierno, que pudieran torcer los resultados.
En el caso del voto puramente electrónico (donde no hay comprobante físico, como ocurre en EEUU) el riesgo de fraude se presenta tanto a nivel del acto de votación individual como a nivel de la transmisión del acta vía electrónica. Durante la transmisión, un programa diseñado a tal fin puede modificar los resultdos incrementando el porcentaje correspondiente a la votación por el candidato (o partido) A en detrimento del porcentaje correspondiente al candidato (o partido) B, etc. Lo mismo puede hacerse cuando la emisión del voto individual es manual pero la transmisión del acta al centro de cómputos es electrónica. Tal riesgo de fraude constituyó una seria preocupación en las últimas PASO substanciadas en Argentina en el mes de agosto. Afortunadamente el peligro fue aventado gracias a la intervención decidida y oportuna de ingenieros patriotas expertos en informática.
Tanto en el caso del voto manual como en el caso del voto electrónico respaldado por comprobantes físicos, se puede reducir al mínimo el riesgo de fraude durante la transmisión de las actas comparando las actas obtenidas en la mesas de votación con la información recibida en el centro de cómputos. La coincidencia debería ser perfecta; si no lo es, hay que sospechar que hubo algún tipo de fraude. Obviamente esta comparación es imposible cuando no hay comprobantes físicos. Por esta mera razón el voto puramente electrónico no acompañado de comprobante físico es sumamente manipulable y debería ser rechazado por toda comunidad democrática.
En principio no es necesario contar los votos contenidos en todas las urnas; bastaría con hacerlo en un porcentaje de ellas que depende del número total de votantes y se puede calcular con métodos estadísticos confiables. Lo que sí es esencial es que las urnas escogidas para contar los votos sean elegidas al azar.
En conclusión, el sistema doble: “electrónico” con el control manual previamente explicado y el registro del capta huellas (que impide que una misma persona vote más de una vez o que “voten los ausentes”) y actas transmitidas electrónicamente pero controladas con el respaldo manual obtenido en las mesas electorales, es sin duda el más confiable.
- El voto optativo tiene el inconveniente de dejar en manos de las autoridades la inscripción en el padrón electoral. Si las autoridades no tienen interés en que el interesado en inscribirse lo haga pues sospechan que su voto podría serle adverso, podría ocurrir que le presenten trabas artificiales. Se dice que tal cosa ocurrió en Argentina en las elecciones de agosto de 2019 (PASO) con ciertos grupos etarios de 16 a 18 años, cuyo voto es optativo. Muchos jóvenes que se habían manifestado a favor del candidato opositor tuvieron problemas para concretar su inscripción en el padrón electoral. Si la sospecha aquí enunciada fuera válida, estaríamos en presencia de una forma de fraude.
- Lo que sucede normalmente es que los partidos menos votados transfieren sus respectivos caudales a otros que obtuvieron una votación más elevada.Tiene el inconveniente de que la decisión de traspasar los votos la toman los líderes del partido, y que la misma no necesariamente coincide con las preferencias de todos los votantes. Quienes no estén de acuerdo con la decisión de sus líderes pueden sentirse traicionados, aducir que sus líderes fueron comprados y denunciar una forma de fraude que, aunque legal en este sistema, genera situaciones altamente conflictivas.
- Si hay dos o más candidatos (A, B, C, etc.) y quienes controlan el proceso de votación quieren beneficiar por ejemplo al candidato A, el sistema electrónico puede ser programado de modo que cada dos votos a favor de B (o de C, etc.) cambie el siguiente voto a favor de B (o de C) por un voto a favor de A. En los EEUU las máquinas no arrojan ningún comprobante físico, lo cual genera serias dudas sobre la confiabilidad del proceso. Este fue el caso de las elecciones de 2004, cuando George W. Bush resultó reelegido.
- El riesgo de fraude en la etapa de elaboración del acta proviene de que podrían asentarse resultados diferentes de los verdaderamente obtenidos, favoreciendo de este modo a determinado partido o candidato. En las mesas en las que faltan ficales de algunos de los partidos que intervienen en la contienda, los fiscales de los partidos que sí los tienen pueden repartirse los votos de los que no los tienen. Otra variante es la de repartirse los votos no emitidos de ciudadanos incluidos en el padrón pero que no se presentaron a emitir su voto, por ejemplo, los difuntos.
El caso de Venezuela
En Venezuela el sistema electoral es doble: electrónico y manual. Vale por lo tanto la pena dedicar unos minutos a exponer los detalles de las 25 eleciones efectuadas en 20 años.
En Venezuela hay cinco poderes (dos más que los tradicionales) y uno de ellos es el electoral, regido por el Consejo Nacional Electoral (CNE). El voto no es una obligación sino un derecho. Consecuentemente, los ciudadanos -a partir de la edad establecida- pueden inscribirse o no en el padrón electoral; si se inscriben, permanecen inscritos hasta su deceso y solo pueden modificar su domicilio. No obstante, la inscripción en el padrón electoral no conlleva la obligación de votar ya que el voto sigue siendo optativo para los inscritos en el padrón. Es por lo tanto sorprendente el alto porcentaje de votantes que registran sistemáticamente las elecciones en Venezuela; en ocasiones superiores a los registrados en países donde el voto es obligatorio.
El día de la votación cada votante se presenta en el centro asignado y se identifica con su documento. Es muy importate señalar que el ejercicio de su derecho queda registrado por su firma y por un capta huella que le impide votar más de una vez (por ejemplo en otra mesa o centro de votación); al identificarse, en el capta huella se activa la computadora donde registrará su voto. Este registro impide que puedan figurar votando quienes no lo hicieron, o que una misma persona vote varias veces con diferentes cédulas de identidad; ésta era una práctica frecuente a fines del siglo pasado, cuando el partido de gobierno otorgaba a sus militantes varias cédulas de identidad con números y nombres diferentes, a fin de que votaran varias veces.
En el cuarto oscuro el votante encuentra una computadora en cuya pantalla o en una planilla estan las distintas opciones: X, Y, Z, etc. Tocando X, en la pantalla aparece X y las opciones VOTAR y NO. Tocando NO regresa a la pantalla inicial con todas las opciones. Tocando VOTAR la máquina registra el voto y emite un comprobante impreso que dice X, de modo que el votante tiene la posibilidad de verificar si el comprobante coincide o no con su elección. A continuación, el votante deposita el comprobante en una urna destinada a tal fin (tal como se hace en el caso puramente manual) y firma el acta donde consta que ya votó (ver Nota 1).
Culminado el plazo para votar y si no hay personas esperando para ejercer su derecho al voto, el presidente de mesa acciona la computadora para que emita un acta que totaliza los votos obtenidos en esa mesa por los distintos candidatos. Luego se abre la urna y se cuentan manualmente los comprobantes físicos(ver Nota 2). La coincidencia que resulta del conteo manual y el acta emitida por la computadora es en general perfecta, con alguna rara exepción (cuando algún elector no depositó su voto en la urna).
A continuación los miembros de la mesa electoral y los fiscales (testigos) de los partidos proceden a firmar el acta que emitió la máquina, luego de lo cual el presidente de la mesa activa la transmisión vía electrónica del acta al centro de cómputos nacional y entrega copia firmada por todos a los fiscales a cada uno de ellos. Cada fiscal (testigo) envía esa copia a las autoridades de su partido, a efectos de que pueda verificar en el centro de cómputos si coincide o no con la información recibida vía electrónica. También en esa etapa la coincidencia es normalmente perfecta.
El sistema parece no tener fisuras:
Con el capta huella se impide que aparezcan votantes que no fueron tales (por ejemplo, los difuntos) y que un mismo individuo vote más de una vez.
El comprobante físico depositado en la urna y su posterior conteo manual aseguran que la voluntad del votante fue respetada. Si la máquina registrara un voto diferente del que consta en el comprobante, la anomalía quedaría en evidencia ya que el conteo manual no coincidiría con el acta emitida por la computadora.
La entrega de las copias del acta a los testigos presentes en las mesas de votación permite detectar cualquier irregularidad en la etapa de transmisión de los resultados. Si la computadora entregara un acta en la mesa de votación y enviara otra diferente al centro de cómputos, esto quedaría en evidencia al cotejar las copias del acta enviadas por los testigos de las mesas de votación con el acta recibida vía electrónica. Si no hay impugnacines es innecesario el recuento definitivo.
Este somero análisis nos permite comprender por qué en 2012 Jimmy Carter declaró: “de las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo”. Asimismo, razón tuvo el Center for Economic and Policy Research (Centro de Investigación Económica y Política, CEPR por sus siglas en inglés) para hacer pública la siguiente afirmación, que luce temeraria: “Según un análisis estadístico realizado acerca de las elecciones presidenciales del 14.04.13 en las que se había auditado al azar el 53 % de las máquinas de votación utilizadas en Venezuela, las probabilidades de fraude serían inferiores a uno en 25 mil trillones” (ver Nota 3)
Nota 1: Si el votante padece alguna discapacidad que amerita la ayuda de un tercero, puede ingresar al cuarto oscuro con un miembro de la mesa de votación para que lo auxilie. Hay que destacar, sin embargo, que cada ayudante puede auxiliar a un único votante; si un segundo votante requiere auxilio, debe intervenir un miembro de la mesa distinto del primero. Esto se hace para evitar que un miembro de la mesa partidario del candidato X sume a su candidato (o partido) varios votos de discapacitados que escogieron otra opción.
Nota 2: Si bien bastaría con cotejar un pequeño porcentaje de las urnas elegidas al azar, las normas aprobadas por el CNE establecen que el cotejo se haga en un porcentaje elevado. Se procede del siguiente modo: Si en el centro de votación hay una urna, es mandatorio abrirla y cotejala; si hay dos, se abre una elegida por sorteo; si hay tres, se abren dos elegidas por sorteo, etc. En total, resultan abiertas y cotejadas un porcentaje próximo al 52% de las urnas de la totalidad del universo electoral. Asimismo cabe recordar que en la eleccion presidencial de 2013, el postulante perdedor Capriles Radonsky impugnó dicha elección y exigió el reconteo manual de la totalidad de los votos emitidos en la totalidad de las urnas. El resultado de tal reconteo fue que no se había producido ninguna diferencia significativa entre los resultados obtenidos en forma electrónica. Pese a lo cual algunos gobiernos recibieron a Capriles Radonsky como Presidente de Venezuela y EEUU no reconoció al Presidente elegido.
Nota 3: Recordemos que la junta asesora del CEPR incluye a los economistas y ganadores del Premio Nobel Robert Solow y Joseph Stiglitz, al profesor de Economía de la Universidad de Harvard Richard Freeman, y a la profesora en el Centro de Graduados de CUNY Janet Gornick. Por su parte, el Premio Nobel de Economía Paul Krugman también ha calificado de excelente el sistema electoral utilizado en Venezuela.
Algunos detalles sobre Smartmatic
Mucho se ha hablado de la empresa Smartmatic y su participación en las elecciones venezolanas. Por tal razón nos permitimos hacer las siguientes aclaraciones:
Smartmatic es una empresa fundada en el año 2000 en EEUU. En el 2012 estableció su sede en Londres. Estuvo contratada por el CNE venezolano desde el 2004 hasta el 2017 y fue contratada por el gobierno argentino para cubrir únicamente la etapa de transmisión de algunas actas.*
El CNE venezolano contrató los servicios de Smartmatic en ocasión de efectuarse el referéndum revocatorio previsto por la Constitución y solicitado por la oposición al gobierno de Chávez (en el 2004). Muchos dudaron de la imparcialidad de Smartmatic por cuanto su principal directivo, Antonio Mugica, es un español considerado opositor. En vista de tal situación el gobierno designó un grupo de profesores universitarios expertos en informática que investigaron minuciosamente el funcionamiento de las computadoras y llegaron a la conclusión de que no podía haber fraude en el acto de emisión de los votos. También se presentaron dudas referidas a la etapa de transmisión de las actas ya que Venezuela aún no tenía un satélite propio y utilizaba los de EEUU. El grupo de expertos en informática se desplazó a Miami para averiguar más sobre el punto, pero en Miami se negaron a suministrarles datos técnicos. Esa fue la razón por la cual se decidió que la transmisión debía ser verificada en el centro de cómputos: debía constatarse que la información transmitida al centro de computos por las diferentes mesas de votación coincidían plenamente con las copias de las actas que los testigos remitieron a sus partidos.
* Como en la Argentina la elección es manual, es imprescindible que haya fiscales en todas las mesas electorales.Estos deberán ser alertados y estar muy atentos para que en las actas no figuren como votantes electores ausentes, prestar especial atención al recuento de los votos y a la trascripción del acta y del telegrama utilizado para informar al centro de cómputos. Hay que verificar que el acta a trasmitir con el scanner sea exactamente igual al acta elaborada por la mesa electoral. También hay que verificar que la información que llegó al centro de computos sea idéntica a la que consta en el acta de la mesa electoral. Finalmente,habrá que estar atentos a que no haya modificaciones cuando se hace el recuento definitivo y a que no se pierdan urnas que contengan diferencias importantes a favor del Frente de Todos.