Peña, Miguel: La defensa que hizo Miguel Peña del capitán Leonardo Infante, hizo desplegar todo el avasallador influjo de su oratoria, pues como presidente de la Alta Corte, era quizás el más brillante abogado de la República de (la Gran) Colombia. Sin embargo el 6 de abril de 1826 el Senado se admitió la acusación (contra Infante), sin haberle permitido hablar a Peña. Finalmente, Peña fue declarado culpable de no haber cumplido con sus deberes, condenándosele así, a un año de suspensión de su empleo; (el Senado obraba influenciado por Francisco de Paula Santander) y públicamente se decía, que Santander se había propuesto sustituir en ese alto cargo a Peña por doctor Francisco Soto (profundamente anti-bolivariano).
Peña, Miguel: aunque muchas cosas que Peña decía contra Santander y los legisladores del Congreso de aquella época eran ciertas, no menos cierto también era que Peña no inspiraba confianza. Era rencoroso —aunque muy instruido—, falso e intrigante. Lo peor de todo, fue que juró vengarse de los neogranadinos, no importándole para ello el que Bolívar se hundiera en una confrontación civil sin pausa que acabaría con la república. Fue Peña quien le calentó la cabeza a Páez, inspirándole recelo, contra el gobierno bogotano al extremo de plantearle que sin Colombia se consolidaba el primer en caer sería él, Páez. De modo que su única salvación era destruir el proyecto de la gran Colombia.
Peña, Miguel: En 1826 se admitió en el senado una segunda acusación contra Miguel Peña, por la pérdida de veinte y cinco mil pesos. Peña había sido comisionado para traer de Cartagena a Caracas 300.000 pesos que correspondían a Venezuela en la distribución del empréstito inglés, y entonces él se apropió del 25.000, alegando que se trataba de una ganancia particular que le tocaba por el cambio. Bolívar que lo conocía perfectamente le escribió a Santander: “el doctor Peña es un hombre vivo, de talento, audaz…, y conviene mucho que usted lo mantenga al lado del gobierno, halagado con la esperanza de un alto destino, y que por ningún pretexto vaya a Venezuela, para que la Patria, usted y yo no tengamos algún día que llorar..”.
Peña, Miguel: Pelea de perros: Antonio Sierralta Quintero, apoderado y abogado del prófugo de la justicia venezolana, Alfredo Peña, demandó al director del rotativo venezolano “El Nacional”, Miguel Henrique Otero, por la deuda de más 9 millones de dólares que mantiene con su cliente.