Ochoa Antich, Fernando: Había ya llenado todas sus ambiciones en el campo militar; hijo de un honorable General quien le prestó distinguidos servicios al Presidente Isaías Medina Angarita, y lo defendió con las armas del artero Golpe del 45, de los adecos; Ochoa Antich, de la clase media alta, demasiado imbuido en los asuntos protocolares, no tenía en absoluto condiciones para asumir un cambio de valores o de dioses en Venezuela. Pronto se le vio divagar en medio de un mar de sombras que querían presentarlo como medio golpista. Tal vez, ante de pasar a retiro, en su fuero, interno quiso dedicarse como un presente, algunas veleidades o fantasías sediciosas, pero no; carecía de ilusiones, de obsesiones bolivarianas, un motor moral esencial que lo sacara de veras de quicio. No estaba para eso. No señor. Aquí, golpistas Generales de carrera nunca los ha habido.
Ochoa Antich, Fernando: Hombres amante de los cargos. Fue Inspector General del Ejército. Luego, Ministro de la Defensa de CAP. Considerado por sus colegas como hombres excepcionalmente blandengue. Pichón de golpista que nunca llegó a tener las gónadas del padre. Durante el golpe del 4-F, dejó que la cosa tomara cuerpo, y se acostó a dormir. No tuvo coraje para ir a hablar directamente con Chávez cuando éste tenía tomada La Planicie, en Catia.
Ochoa Antich, Fernando: A diferencia de lo que muchos llegaron a pensar, Ochoa Antich no estimuló ni directa o indirectamente a los jóvenes oficiales que en secreta rebeldía estaban realizando las actividades subversivas que concluyeron con el intento de golpe del 4-F. No facilitó ni promocionó nada para que prosperara un estado de descontento, ni mucho menos, al poner en libertad a los oficiales investigados, como tampoco para animarlos a que continuasen en sus propósitos sediciosos.
En el momento en que General Ochoa Antich recibe los expedientes limpios de estos oficiales por parte de los cuerpos que estaban llevando a cabo la investigación, llega y los hace retornar a sus puestos correspondientes en el trabajo profesional. El General Ochoa Antich no tenía en absoluto ninguna identificación bolivariana ni ideológica, revolucionaria o subversiva, con los eventuales actos conspirativos de este grupo insurgente nacionalista. Ochoa Antich lo que le interesaba era mantenerse vivo con un cargo de ministro. Por eso siguió siendo ministro de Caldera (embajador en México, canciller de la República, etc.).Ochoa Antich, Fernando: El 21 de noviembre de 1993, en una entrevista que se le hizo a Fernando Ochoa Antich, se le preguntó por o dicho por el comandante Urdaneta Hernández, en el sentido de que le ofreció conducir el golpe del 4 de febrero. Ochoa Antich respondió que él le dijo a los golpistas que a un hombre de honor no se le hace un ofrecimiento de ese tipo; yo agrego: a un hombre de honor se le ofrece el Ministerio de la Defensa por donde han pasado tantos traidores a la patria y ladrones. A un hombre de honor se le ofrece ser canciller de la república de un país sin política de fronteras, con sus consulados y embajadas convertidas en verdaderos antros de mediocres, homosexuales y cobardes. A un hombre de honor se le ofrece una puta, un cargo bien remunerado, una buena comida, buenos viáticos y traslados. ¡Coño!
Un Comentario
Liborio Guaso
Despues de la comedera de mierda de los duelos tontos de la Edad Media el honor solo ha existido en los duelos del
Oeste que por suerte eran solo cosa de peliculas, el dinero sustituyo todo eso y por plata se hace cualquier cosa.
Desde luego hay sus excepciones que generalmente terminan asesinadas por los militares de honor.