Nixon, Moreno: vago, permanente juerguista de hambre, quien intentó empalar y violar a Sofía Aguilar, distinguido de la policía; ex presidente de la Federación de Centros Universitarios de la ULA y prófugo de la justicia venezolana. Mientras huía, Baltazar Porras lo escondió en El Valle, Mérida. Luego lo metió en la Nunciatura de donde salió protegido por los manitas blancas (tipo Otpor) hacia Perú, donde pidió asilo. Más tarde se empató con una mujer que le venía como anillo al dedo: Patricia Poleo. Aunque nunca estudió Nixon sin embargo pudo graduarse con honores de politólogo: a su graduación acudió en pleno lo más nauseabundo de la academia nacional: todos los rectores de las universidades autónomas y el obispo Baltazar Porras quien le ofrendó una misa con la presencia del Nuncio y otras descomunales perlas del falangismo cristiano ultra-godo y nacional.
Nixon, Moreno: Véase Rosales, Jurate.
Un Comentario
Tartufo
¿Quién coño puede creer en las plegarias de un maldito sacerdote malparido que esconde a un terrorista,violador,asesino,drogadicto y lacra? Este esputo que su madre lo cagó fue protegido por «personas» que se suponen tienen moral o decoro, pero son peores que la crápula de Nixon Moreno, que no puede ni tiene la capacidad de esconder su prontuario por su condición de sub-humano, pero el resto de mierdas que se hacen llamar académicos o zamuros representantes de un tal dios, lo trataron como a un neonato.
Puedo adversar en política a cualquier ideología, pero proteger a un terrorista porque no me gusta el gobierno de turno no tiene parangón. Esos académicos son una escoria y los sacerdotes son excrementos del infierno.