Fedecámaras: Federación que reúne a la patronal venezolana. Organismo constituido básicamente por ricos que no se ganaron con el sudor de su frente la plata que poseen. En una palabra, una banda de ladrones. Sostiene Catalina Banko[1]: “El proyecto de crear una federación que unificara a todas las asociaciones de empresarios fue promovido por el sector mercantil, el que había sufrido mayores perjuicios en el transcurso de los últimos años. De esta iniciativa surgió la creación de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras), cuya primera convención fue celebrada en julio de 1944. La fundación de Fedecámaras obedeció a la necesidad de enfrentar el creciente poder del Estado. La fundación de Fedecámaras constituyó la respuesta empresarial a la política económica del gobierno medinista. Mientras se acentuaba la tendencia interventora del Estado, las asociaciones empresariales decidieron centralizar sus acciones, las que adquirieron mayor fuerza en ciertas ocasiones, principalmente cuando se trataba de hacer valer su derecho a participar directamente en la planificación de la política económica nacional y en la determinación del destino de los recursos fiscales.
Fedecámaras: “En la primera convención de las asociaciones empresariales, reunida en Caracas, se consideraron diversos tópicos económicos, entre ellos: la producción y los problemas del abastecimiento, la política fiscal, monetaria y crediticia y la intervención del Estado en la economía. Cada uno de estos temas fue objeto de un pormenorizado análisis, cuyos resultados fueron expuestos conjuntamente a una serie de recomendaciones al gobierno en lo relativo a la conducción económica, en la que debían eliminarse los controles económicos y permitir el libre ejercicio de la iniciativa privada. Entre las recomendaciones formuladas por Fedecámaras, resalta su interés por la consulta del gobierno a las asociaciones económicas privadas en relación a las disposiciones sobre regulación del comercio y de la producción, con el fin de que las mismas no se conviertan en factores perturbadores de la libre formación de los precios. Por esta vía las entidades empresariales tendrían una injerencia directa en la orientación de las medidas económicas adoptadas por el gobierno. A partir de la primera convención de Fedecámaras se insistió constantemente en la creación de un organismo consultivo integrado por funcionarios gubernamentales y representantes del sector privado, cuyo objetivo sería garantizar el resguardo de los intereses económicos de estos últimos”[2].
Fedecámaras: “Tras el derrocamiento de Medina Angarita, se modificó radicalmente la relación entre el gobierno y el empresariado, el cual declaró su apoyo pleno a las nuevas autoridades, ya que las mismas prometieron inmediatamente la creación del Consejo Nacional de Economía. Es significativo el resultado de la reunión celebrada el 22 de octubre [1945] entre una delegación de Fedecámaras y el presidente de la Junta Revolucionaria, Rómulo Betancourt, quien les dio a conocer los objetivos del nuevo gobierno: restablecimiento del orden público y de la «normalidad económica», la organización de elecciones para los miembros de la Asamblea Constituyente y el estudio de los principales problemas económicos a través del «Consejo Nacional de Economía» pautado por la Constitución vigente e integrado por «elementos representativos de las actividades económicas.» Ese mismo día Fedecámaras emitió un comunicado informando que en base a lo proclamado por el nuevo gobierno, se había acordado recomendar a todos los productores y comerciantes que prestaran su «mayor colaboración a la normalización de la vida ciudadana» para lograr así un progresivo desarrollo económico del país en «beneficio de todas las clases sociales de Venezuela.»[3]
Fedecámaras: En la época de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez organizaban unas muy bien animadas francachelas llamadas las cenas de la Fraternidad. En la última Cena de la Fraternidad estuvieron presentes los Blohm, los Benacerraff, los Boulton. Estaban también: Juan Bautista Arismente, Tamayo, Ángel Cervini, Franceschi, Bell, Palenzona, Tinoco, De la Rosa, Bell, Acedo Mendoza, Vollmer, Roche, Rodolfo Rojas, Eugenio Mendoza y Eduardo Mendoza, Mendoza Fleury, Belloso, Colimodio, Machado Zuloaga, Granier, Chumaceiro, Travieso…
“Quiero recordar que cuando el golpe del 4 de febrero (1992), el presidente de Fedecámaras, Freddy Rojas Parra, salió embalado a ofrecer su apoyo al sistema democrático. Al regresar del palacio de Miarflores fue regañado por otros miembrs del directorio de Fedecámaras. Le increparon su imprudencia, pues había que esperar a que la situación se aclarara para ver qué bando se apoyaba, dependiendo de quien resultara ganador. Esa es la hipocresía de los ricos bobos.[4]”
Fedecámaras: en la XXXI Asamblea Anual de esta Federación[5], dijo el presidente Carlos Andrés Pérez en su primer período: "Con el sano propósito de convocar a la reflexión y de ninguna manera para provocar confrontaciones me inclino a señalar cifras sobre los sacrificios que a su vez hace el estado y sobre la buena disposición del Gobierno para con los empresarios. En 1974 mientras las Empresas sólo pagaron 1.425 millones de bolívares por concepto de impuesto sobre la renta, recibieron en exoneraciones aduaneras 1.760 millones y fueron beneficiados por créditos otorgados por las distintas instituciones del Estado por un monto de 3.000 millones de bolívares, cifra que representa alrededor del 7% del gasto fiscal y el 25% del total del financiamiento durante el quinquenio 69-74. Por las nuevas disposiciones de la Ley de Impuesto sobre la Renta recibirán otros muy cuantiosos beneficios en exoneraciones impositivas, concebidas como estímulos para aumentar la productividad, para incrementar la producción y para desarrollar nuevas industrias, en el entendido de un compromiso explícito de aceptar las cargas sociales que el desarrollo económico democrático exige"
Fedecámaras: En el período 1974-1978, entre exoneraciones
acordadas a la industria, avales aprobados y subsidios económicos acordados, se
le entregaron a los empresarios la cantidad de 36.365,87 millones de bolívares,
que con el dólar a 4.30 equivalían a 8.457,18 millones de dólares. ¡8.5
millardos de dólares de la época, en apenas cinco años[6].
[1]
Catalina Banko,
http://ladb.unm.edu/aux/econ/ecosoc/1998/april/capital.html
[2]
Ut supra.
[3]
Ut supra.
[4]
“Los ricos
bobos”, de Juan Carlos Zapata, Alfadil Ediciones, Caracas, 1997, pág. 106 y
107.
[5]
Informe
Final, tomo I, p. 110.
[6]
Fuente:
Ministerio de Hacienda: Memoria 1978, cuadros No 4, a-31 y D-21.