Pino Iturrieta, Elías: Profesor de historia de la Universidad Católica Andrés Bello. De una incultura, de una falta de imaginación y de preparación digna de esa clase intelectual que dominó en Venezuela desde 1958.
Modula como don Arturo Uslar Pietri para coger más caché; es decir a quien trata de imitar en la dicción y hasta en sus gestos. Es lo mejor que hace. Se ve que lo ha practicado mucho frente a un espejo, ante las grabadoras y cámaras. Su verdadero sino estaba en ser actor de telenovela. Ha dicho muchas veces: “Chávez no sabe de historia”. Y forma junto con el palangrista Fausto Masó una chirigota con un fulano sumario: “Para Chávez la historia es un catecismo, y él es un sacerdote de esa liturgia”, “Chávez convierte a Bolívar en María Lionza, lo único que le falta es regalar estampitas”, etc. Muertos de la risa, cual vieja prematura y fofa como el otro de Fausto Masó, celebra las supuestas arbitrariedades históricas de Chávez. Con la boca llena de papas históricas, pontificia elogiando a los gerentes de Pdvsa que se unieron a un paro criminal contra la patria dejando sin gasolina, sin gas y si alimentos a Venezuela durante dos meses: “echábamos en falta una bizarría como la de los gerentes de Pdvsa[1]”.
Pino Iturrieta, Elías: En la revista Primicia, número 234 (julio 2002) este honorable GhP y horrible farsante, desnuda su escuálida alma en declaraciones dadas a otro de su clase, el señor Rafael Osío Cabrices. El titular de largo reportaje es: “SOMOS UNA DE LAS SOCIEDADES MÁS INTOLERANTES DE AMÉRICA LATINA”. Vaya la genialidad del descubrimiento que hace este profeta. Este personaje es un ser de una mente penosamente estrecha, para él la desgracia de nuestra Nación es que la clase pobre “que vive de migajas para salir de abajo” eleva al poder a caudillos como Chávez. Una tesis simplista y miserable. Entonces con extraordinaria vulgaridad sostiene, pensando en esos pobres y no en la maldita clase alta y media que siempre ha tenido el mando en este país: “Venezuela ha sido siempre una sociedad parasitaria: que el rey me dé, que el caudillo me resuelva, que el Presidente me ponga “donde haiga”. Hoy, la clase media está empezando a salir mientras el soberano sigue siendo parasitario, sigue esperando que le den, que su salvador le resuelva los problemas”. Entonces Elías Pino Iturrieta se estremece de alegría por la marcha del 11-A y grita como un sólido energúmeno: “Coño, aquí está pasando algo”. Hubo un debut de esa nueva ciudadanía, y como dicen en tauromaquia “protagonistas nuevos en la plaza”. La fiesta no puede continuar sin ellos”. Y es así como para este Elías los militares de la Plaza Altamira, como Néstor González González, Medina Gómez, Héctor Ramírez Pérez, Manuel Rosendo, Carlos Molina Tamayo, Guaicaipuro Lameda se convirtieron en dioses del civismo, “lo civil se les metió en el pellejo”. El ridículo de Osío Cabrices le dice: “-Algunos de esos militares lucen más civiles que muchos civiles”, y contesta Pino Iturrieta: “Evidentemente. Ha habido 40 años de condiciones institucionales que han producido esa clase de militares, y ese experimentos es digno de rescate”.
Pino Iturrieta, Elías: Ha dicho: “La primera gran manipulación de la historia venezolana la hacen los próceres cuando niegan las virtudes del pasado colonial y permiten el nacimiento de la leyenda negra”. ¿Cuáles son esas virtudes del pasado colonial, señor Elías, si para 1810 lo que se llama Venezuela era una pavorosa factoría a la africana: sin escuelas? En 1591, cuando Galileo y Kepler anuncian sus famosas leyes físicas, en toda Venezuela hay una escuela primaria. En 1664, muertos Descartes y Pascal, se hace el edificio donde funcionará el primer seminario. En 1697 se solicita una licencia para establecer en la capital una universidad, que en 1700 es negada. Licencia que finalmente se concede en 1791, ya muertos Newton y Leibniz. Aturdida la moral y las leyes, que son los mismos españoles quienes con su típica tozudez conservadora prefieren defender al idiota de Fernando VII ante los temblores que provoca la revolución francesa. Esta defensa acaba con la degollina de los que secundaban al general Rafael del Riego y Núñez, con lo que la misma España entra en un sueño oprobioso que se prolonga hasta finales del siglo pasado.
¿Cómo y por qué debían los próceres impedir la Leyenda Negra, cuando los mismos sabios españoles desde Quevedo, Cervantes, Goya, José María Blanco White, Canovas del Castillo pasando por Unamuno, Maetzu, Pío Baroja, se han encargado de presentarla mejor que nadie?
Y no fue ninguna casualidad que el imperio donde no se ponía el sol entrase en una oscurana total a mediados del siglo pasado.
Pino Iturrieta, Elías: Añade: “Se le dice al venezolano que la colonia fue un mundo de tinieblas que había que cambiar. Lo cual era totalmente falso porque los libertadores son precisamente hijos de ese pretendido mundo de tinieblas.” Si Bolívar hubiese sido de veras hijos de aquellos malandrines hoy fuésemos otro Puerto Rico. Miranda, Bolívar y Sucre fueron hijos de otras cosas, señor, no de la colonia, que usted no acaba por entender que con el Decreto de Guerra a Muerte (léase bien a Indalecio Liévano A.) procuró cortar con esa parte pordiosera, esclavista, mercenaria y sucia que la cultura del abandono y de la vileza había trasplantado España entre nosotros. Bolívar fue más bien hijo de los enciclopedistas franceses; de Humboldt, Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Constant, Madame de Stäel. En su faltriquera llevaba el Don Quijote y Santillana, que nada tienen que ver con la desquiciada política de los colonizadores. ¿Qué hubiera podido sacar el Libertador de esa caterva de grises y hasta miserables colonizadores, oscuros visitadores, abogados y oficiales de la época de la colonia? Bolívar es tan hijo de los colonizadores españoles como usted que así lo siente, señor Elías, como seguramente lo serán sus hijos para siempre de Lusinchi o de Carlos Andrés Pérez.
¿Será que Bolívar hizo mal, en fin de cuentas, luchando contra Boves, Morales, Tízcar, Calzada, Zuazola, y debió equipararse a estos y compartir posiciones políticas con la España que éstos defendían? Nadie entonces podrá sublevarse contra un mundo de miserables o ladrones si son hijos de éstos, sobre todo hoy cuando sus progenitores morales son, digo, los Carlos Andrés y los Lusinchis, los Luis Herrera, Calderas y Leonis junto con su cimarronera de adecos y copeyanos.
Pino Iturrieta, Elías: Asegura:
“Bolívar creó a Colombia, no a Venezuela”, como si Venezuela entonces hubiese
podido tener vida propia sin el proyecto de una Colombia fuerte. Fue la Batalla
de Boyacá la que sella la independencia de Venezuela, no la de Carabobo. Sin
Boyacá no habría existido Carabobo, ni Bombona ni Pichincha, mucho menos la
Batalla de Junín o de Ayacucho; y el
mañoso Páez, artera y vilmente no cumple las disposiciones de Bolívar de atacar
a Cúcuta, aquel año aciago de 1819. En Boyacá quedan desmoralizadas para
siempre las fuerzas españolas, y Bolívar poniendo en fuga al virrey Sámano,
desarticula las fuerzas de ocupación del Pacificador Morillo, y su estrella se
proyecta hacia todo el sur del continente. Pino Iturrieta, Elías: Comenta a Fausto Masó con harta vulgaridad: “Pero Páez se convirtió en
el malo de la partida, y si eso fuera cierto nosotros seríamos hijos del malo.”
Y claro que lo somos. Completa: “A Páez lo colocan como el fabricante del
parricidio, el que mata al padre acompañado por todos los demás venezolanos.
Cosa muy grave desde el punto de vista psicológico, porque eso significa que
nacimos de la muerte del buen padre Bolívar. Y eso es falso y terrible, porque
uno carga sicológicamente con ese fardo; para poder ser republicano, y poder
independizarnos tuvimos que expulsar y matar al padre”. Vaya sarta de
incoherencias. Señor, claro que somos muchos más que parricidas, pero es que
cuando Páez condena a Bolívar no lo hace para que seamos republicanos o
independizarnos. ¿De quién nos íbamos a independizar en 1830? ¿De Bolívar? ¿De
Santander? Recuerde que Páez, una vez muerto el Libertador, se entendió a las
mil maravillas con el señor Santander, y con los que asesinaron a Sucre. En una
carta, José María Obando habla de que en Venezuela se encuentran patriotas
idénticos a los liberales granadinos (refiriéndose a esos monstruos como José
Hilario López, Francisco Soto, Vicente Azuero, Fernando Gómez, Florentino
González). Y don Elías, merece llevar el
nombre historiador en este paisito.
[1] Citado en “Historia Viva”, Jorge Olvarría, Alfadil Ediciones, 2003, pág. 42.
Un Comentario
Tartufo
Compatriota del «Diccionario de Farsantes», es uno de mis artículos favoritos, pero por favor, hoy has logrado de nuevo que mi laptop emita olores de mierda; Eleazar Pinto, La Papo, Rafael Pizani, Elías Pino Iturrieta y para la guinda del pastel las fotos del cabrón Rangel y la abnegada Sofía.
¡Coño!, Maduro debería ordenar una publicación gratuita del «Diccionario de Farsantes» para distribuirla por toda la nación especialmente para «los millennials», y si es posible como lectura obligatoria en el sistema educativo. En USA el «Diseño Inteligente» es obligatorio, una aberración donde se mezcla el fanatismo religioso con la practica de la ciencia, es algo como: con espermatozoides de un Dios encontrado en restos de un meteorito se hizo una fecundación en vitro con el óvulo de un anfibio, de allí el origen del hombre. ¿Quién hizo la FIV? Muy simple extraterrestres.