Bravo, Douglas: Existe una pregunta clave que Douglas debe contestar con toda claridad: ¿Está o no con la revolución cubana? De seguro que no lo está, y entonces “¡qué gran revolucionario!”, este señor; seguramente no lo está porque él se consideró siempre más revolucionario que Fidel Castro. Lo mismo que le ocurría a don Douglas con el Presidente Chávez. Otra pregunta clave: ¿Por qué nunca en su larga vida llegó a criticar a los agentes de la CIA, Teodoro Petkoff y su hermano Luben, con quienes él llegó a trabajar largo tiempo? ¿Por qué Douglas nunca le paró nada, en la década de los setenta, a las denuncias que Argenis Rodríguez hiciera de este gran par de bandidos, con toda clase de pruebas presentadas y que parte de ellas fueran publicadas en la obra “Escrito con odio”? ¿Por qué? Sencillamente porque fueron y son de la misma clase de equivalencia de nuestros tartufos, farsantes, comediantes de la “revolución comunista continental”. El gran otrora “comunista” de la década de los cincuenta, sesenta y setenta, se paseaba en plena guerra de los medios contra el chavismo (2001-2007) como Pedro por su casa por las estaciones de televisión RCTV y Globovisión. Era de los invitados predilectos de las grandes putas mediáticas como Nitu Pérez Osuna y Miguel Ángel Rodríguez, y todo para decirles a estos entrevistadores que él era más revolucionario que Chávez, y Chávez era capitalista y neoliberal.
Bravo, Douglas: nació en el Estado Falcón en 1932, y algunos dicen que es “un histórico revolucionario”. Militó en el Partido Comunista de Venezuela entre 1945 y 1965. Sostiene que fue expulsado del PCV por oponerse a la desaparición de la lucha armada y a la base pro-soviética de este partido. En 1966 fundó el Partido de la Revolución Venezolana (PRV) brazo político de las Fuerzas Armadas de la libración Nacional (FALN). El PRV-FALN protagonizó la táctica de infiltrar a militantes en la Fuerzas Armadas venezolanas, y entre ellos estuvo Hugo Chávez, hermano del militante del PRV Adán Chávez. Chávez se separó del PRV-FALN en 1986 y creó el Movimiento Bolivariano Revolucionario 2000 (MBR-2000). Douglas Bravo apoyó el golpe de estado de Chávez (4 de febrero del 92) pero como vivía en olor de santidad de revolucionaria y le dolía que todo el protagonismo de esa gesta no partía de su figura al igual que Teodoro Petkoff –al que nunca criticó a pesar de saberse que trabajaba para la CIA desde la década de los sesenta- comenzó a criticar una supuesta falta de unión cívico-militar. Qué manera de sacarle el cuerpo a un hecho tan significativo para iniciar en nuestro país un cambio del sistema.
Bravo, Douglas: el 12 de septiembre de 1960, un teniente de nombre Exio de Jesús Saldivia Celis, acompañado de 38 guardias nacionales tomó la emisora Radio Rumbos. Durante varias horas se dedicó a transmitir mensajes y proclamas contra el gobierno, incitando a la rebelión. Pedía que el pueblo tomara represalias contra el director de la Digepol, mayor Cedeño Tovar. Inmediatamente el gobierno acusó a Saldivia de estar loco y dopado. Entonces, los comunistas Luben Petkoff y Douglas Bravo se dirigieron a la Policía de Caracas y les ofrecieron a un tal coronel Arráiz –de la propia Digepol-, que les pusieran algunos funcionarios de ese monstruoso cuerpo represivo a sus órdenes para así ellos proceder, contener y detener al «loco» Saldivia[1]. ¿Se justificaba esa solicitud a un cuerpo tan miserable y criminal como la Digepol, que ya había matado a tantos camaradas? Así actuaron muchos de aquellos “camaradas”.
Bravo, Douglas: lo creían una leyenda. El guerrillero venezolano moderno que duró más tiempo alzado. Resultó, que cuando de veras tenía que demostrar que era un revolucionario de una sola pieza, se volvió puras pamplinas, y comenzó a criticar rabiosamente cuanto hacía Chávez. Para que no se muriese su mito era necesario hacer desaparecer a Hugo Chávez, que sí había demostrado tener guáramo para enfrentar a EE UU y a la oligarquía criolla. Entonces el “legendario” Douglas Bravo, después del golpe del 11-A aparece eufórico, en declaraciones al semanario La Razón, diciendo que “Chávez tiene plomo en el ala”, al tiempo que nada dijo contra el tirano Pedro Carmona Estanga. Douglas estaba cuadrado, o al menos complacido con los mortales ataques de la ultra-derecha, con los golpistas. Sus posturas a fin de cuentas siempre han coincidido con los intereses de la CIA en la región. Su argumento predilecto para ir contra Chávez es que éste representa el mismo neoliberalismo globalizador, entonces, según él, había que tumbarlo con el apoyo de una huelga general, cosa bien rara, porque era un golpe que estaba respaldado por la CTV, la Iglesia y Fedecámaras. Esta declaración la hace a La Razón, el 25 de noviembre de 2001, a un mes de desatarse el paro de la oligarquía. Al lado de Francisco Prada, declara: “La huelga general con apoyo militar es la vía política para salir de Chávez. Voy a actuar como subversivo y conspirador hasta tanto derrotemos el esquema de Chávez. No compartimos la vía institucional para salir de Chávez”.
Bravos, Douglas: En 1974, el país estaba recibiendo una catarata de dólares por la súbita alza del barril de petróleo -docenas de miles de millones de dólares-, y Carlos Andrés Pérez comenzó a hablar de «La Gran Venezuela». Se iba a entrar en un vórtice de derroche, despilfarro y locura. Nadie tenía fuerzas para dedicarse a criticar al gobierno; seguía el país sin juicio ni moral para nada. En Venezuela no existía oposición. El sector de la izquierda estaba totalmente desmantelado, el otrora guerrillero Douglas Bravo, el que se había declarado durante décadas como el más fiero opositor de la derecha y del capitalismo, había dado un viraje de 180 grados para dejar atrás su talante de marxista de otros tiempos. Para Douglas ya no tenía sentido seguir en la guerrilla, por cuanto eran tales los incrementos en el precio del barril de petróleo, que significaba para Venezuela unos ingresos superiores a los 40.000 millones de dólares. Esta era sólo una muestra individual de otros efectos con mayores implicaciones: “La creación de una especie de frente en respaldo al Gobierno, donde estaban todos los partidos, incluyendo algunos de izquierda. Ese bloque conciliador abarcó hasta países socialistas, cuya prensa elogió a Carlos Andrés Pérez como jefe de un gobierno antiimperialista. La lucha de clases en medio de esta conciliación descendió de una manera notable[2]. Es decir, por esta abrumadora y embriagante entrada de divisas, el país se anestesió y había que entregar las armas. Por lo cual el capitalismo no era malo, el imperialismo nos había aplastado a realazos, el espíritu de lucha había que acallarlo; Carlos Andrés Pérez ya no era de derecha, ya no trabajaba para la CIA, la corrupción no merecía tener combatientes que la atacaran. Esta era la clase de pensadores socialistas con la que Venezuela había contado durante tres lustros de lucha revolucionaria. Claro, Douglas veía a Petkoff y a Américo Martín departir de manera complaciente, con fruición, con CAP; se veía procesiones de intelectuales hacia Miraflores a hacerle loas al Presidente –entre ellos los Otero Silva, Manuel Caballero, Pedro León Zapata…- de modo que coincidían en todo, la derecha como la izquierda. Cada día se hacía más difícil o casi imposible desviar el carro del progreso atado al capitalismo, y Douglas, y muchos otros izquierdistas, se aflojaron y como quien dice, tiraron la toalla. Casi todo el mundo abandonó la lucha revolucionaria, y Cuba se convirtió para muchos en el más horrible contraejemplo; el desarrollo no podía ser jamás asimilado al socialismo. Nunca más se habló que Cuba era una nación digna y valiente que resistía contra el ogro y criminal bloque imperialista, sino que era una isla plagada de leprosos, muertos de hambre, criminales y malditos comunistas. Ya el país estaba, más que pacificado, domesticado.
Bravo, Douglas: … pretendía vivir toda su vida a cuenta de su aureola del guerrillero que fue en los sesenta. ¿Fue realmente guerrillero o trabajo al servicio de la derecha durante toda esa etapa? Ha sido muy sospechosa su posición política desde el momento en que Chávez tomó el poder, declarándose prácticamente a favor de todas las mafias que han intentado derrocarlo. Muy sospechoso además, porque en los centenares de declaraciones que estuvo dando jamás criticó con la contundencia debida a ese par de viles traidores, de repugnantes lacayos como lo fueron y como son del Teodoro Petkoff y el Pompeyo Márquez. ¿Por qué? Para que se vea lo poco claro que era su posición revolucionaria y guerrillera, veamos la actitud de total nulidad que asume cuando casi toda Venezuela se estremece contra el imperialismo yanqui por el caso del secuestro de Rodrigo Granda. Este asunto de insólita violación a la soberanía nacional provoca una de las más espectaculares manifestaciones populares el 23 de enero de 2005, en la que hasta Francisco Arias Cárdenas salió a protestar. ¿y por qué entonces ante este acto de criminal atentado contra la patria no vimos pronunciarse a aquel famoso guerrillero falconiano? Era que se le había descubierto toda su farsa, aquel modo de vida…
Bravo, Douglas: En el año 2002, asesinaron a un hijo suyo de nombre Federico, y de inmediato salió a sugerir que Chávez lo había matado por venganza y por lo que él pregonaba, y porque él decía que el Presidente de la República era un vendido a los neoliberales (Véase La Razón). Douglas aseveraba, que Chávez tenía que ver con la muerte de su hijo porque así había actuado el Presidente, matándole familiares a quienes les adversaban. “Mataron a mi hijo por enfrentarme a Chávez. Lo mataron por mis luchas y mis denuncias contra Chávez, traidor y agente del neoliberalismo[3]”. Esta es una de las cosas más insólitas y absurdas que un político puede llegar a decir contra otro que se suponen está en el mismo bando de la izquierda, por lo que no es difícil de presuponer que detrás de ello exista un secreto odio en función de viejas y oscuras componendas, del que las dice, con la ultra-derecha. Esta horrible y desvergonzada posición, también plagada de impotencia al ver que Chávez no cae y se mantiene contra todas las alimañas que buscar acallarle y derrocarle, me hace recordar aquel párrafo de la chilena Patricia Verdugo, cuando escribió: “Oswaldo Romero Mena era un exaltado izquierdista chileno que lideraba invasiones y tenía pase libre en campamentos obreros controlados por el MIR. Se atrevió a increpar públicamente al Presidente Allende acusándolo de traidor a la causa obrera. Luego apareció tras el golpe militar, con uniforme de suboficial del Ejército y se transformó en uno de los más eficaces torturadores de la DINA[4]”.
Sant Roz escribió entonces para La Razón: “Usted me perdona, señor Douglas, en este doloroso trance, pero usted no representa políticamente el menor peligro para Chávez, y creo que jamás lo ha representado para gobierno alguno. ¿No cree usted, más bien que su reacción ha sido producto de una insólita debilidad? ¿O es que usted ve suficientes razones para ello, en la gran cantidad de asesinatos que lleva el Presidente contra todos los familiares de aquellos que le adversan, como el comandante Urdaneta, Arias Cárdenas, y sus protuberantes enemigos adecos y copeyanos? En este hecho se desvelan para mí, muchas interrogantes sobre ese sórdido pasado que envuelve a tantos elementos que llegaron a formar parte de la izquierda venezolana en la década de los sesenta”.
Bravo, Douglas: Escribió Argenis Rodríguez el 27 de febrero de 2000 por La Razón: “Douglas Bravo viene conspirando desde que se inscribió en el Partido Comunista. La conspiración es su vocación y su delirio. Lo que cuenta en “Guerrilla y conspiración militar en Venezuela” no es más que la historia de su propio fracaso. Conoce a miles de combatientes, a cientos de militares, crea logias, se va a la guerrilla, cae preso, sale y en todo ese enorme esfuerzo aún el conservador no ha encontrado nada. Douglas Bravo es el conspirador por excelencia. Se parece al Avinareta de Pío Baroja. Avinareta se pasó toda la vida conspirando y nunca coronó nada y murió de viejo. Douglas Bravo justifica su fracaso por no se encontraba nunca en el lugar de los acontecimientos…”.
Bravo
de Guenni, Lelys: Prof.
Titular, Matemáticas, USB. Véase Brutos universitarios y académicos.