1 de Marzo. Lunes.
Día horrible de frio y de furia. 10 días sin salir de noche. Ni una sola carta de M.
Lectura de Baroja. No puedo si no con las cosas sencillas, la literatura me ha enfermado. El criminal es también un suicida y viceversa. Por eso oscilo entre el suicidio y el crimen. ¡Pobre M, tengo la vista puesta en ella!
Con el recuerdo de J la noche que me esperaba en Maiquetía a mi regreso de Chile. Yo sentía como me quería y yo la veía delgada, hermosa, limpia. ¡Te he perdido para toda la vida! Te dejé porque te quería y quería a las hijas que tuve contigo. No te iba a hundir conmigo. No te quiero hundir conmigo. Y yo ahora estoy perdido.
2 de Marzo. Martes.
Recibo de M una carta fechada. El 22 de febrero se tardó nada menos que 10 días y en ella me dice que se viene “sea como sea en esta semana”. ¿Qué semana si han pasado días? Pienso que el temor de volverme a ver le impide venirse. Yo me temo a mí mismo y temo por las vidas a las que se cruzan conmigo.
5 y media de la tarde. Me llaman de Iberia para avisarme que mañana, sobre esta hora, llegarán al aeropuerto de Palma la señora M y su hija C.
“Muchos ejemplares hay de hombres que han sido sus propios verdugos y que han cumplido severas penitencias por haber procedido así. Unos han llevado siempre el veneno consigo, en los dedos, dentro de un anillo hueco; otros en la pluma que utilizaban para escribir. Algunos se han aplastado los sesos contra los muros de su prisión y otros han ardido en el fuego de sus chimeneas. Pero yo no atenté contra mí mismo, y, sin embargo, soy mi propio verdugo”.
Donne. (Devociones)
3 de Marzo. Miercoles.
Llueve todo el día.
Con Molina estuve en el aeropuerto esperando a M inútilmente. No llego en los cuatro vuelos que me quedé esperando.
Fui con las empleadas, ninguna informa nada.
4 de Marzo. Jueves.
Llegada de M.
Noche de perros en una habitación especial que alquilé para esperar a M.
Me informa el dueño del hotel que me han llamado del aeropuerto. Es M.
Nueva discusión con el hombre que atiende al teléfono en la Información del Aeropuerto. Llama M.
Le digo que se venga en un taxi.
Llueve.
Alquilo un piso en la calle Núñez de R. Bon.
La dueña, una farmaceuta, es otro personaje mallorquinó, echón (¿) y rastrero.
5 de Marzo. Viernes.
Yo no dormí, pero M y C sí durmieron bien. Los de arriba golpeaban las tablas. Eran policías. Llamo a la dueña y le digo que rescindamos el contrato.
Llueve. Estamos bajo cero en la espléndida Mallorca.
A casa de Molina con un equipaje para equipar una casa.
Buscamos, en vano, un apartamento.
Este viaje a Palma ha sido un fracaso. Nada de lo que yo preparo sale bien.
6 de Marzo. Sábado.
Dormimos y aquí permanecemos en el Hotel Navarra, lecho de mala muerte.
Apenas una habitación. Carolina no se está quieta. Es mi cuarto día perdido. Sin lecturas ni tranquilidad.
Sigue bajando la temperatura.
Siento temor por estas dos personas que tendrán que depender de mí.
Ni una carta de nadie. ¿No me las controlarán?
Sólo Cela me envía un abrazo por la nueva nota que publiqué en “El Nacional”.
A casa de Molina a buscar equipaje. Allí está Serna. El único mallorquín buena persona que he conocido.
Miedo a que M interfiera en este diario y en mis obras futuras.
Escribo artículo sobre Palma.
7 de Marzo Domingo.
Con un frío de los mil demonios. ¡Bajo cero en Palma!
Leo a Baroja. Son las 8 y media y M ha salido a comer. Ocasión que aprovecho para hacer esta anotación. No quiero que busque en este diario, que conservo bajo llave. Vivimos en un cuartito de hotel en el que apenas si podemos movernos. España resulta cara y nada se aprende de ella.
Escribo un artículo sobre Baroja.
Escribo a la ligera. Nadie debería meterse en los papeles íntimos de otra persona hasta tanto estos se conserven inéditos o su autor desaparezca.
Nos iremos, es lo más probable, paro Barcelona. Lo incomodo es andar con catorce maletas. Si por alguna cosa yo no viajaría en el futuro seria por eso de las maletas.
8 de Marzo. Lunes.
Almuerzo con Cristóbal Serna.
Yo envío notas a “El Nacional”: una sobre Baroja, otra sobre Serna y otra que titulo “Los Asaltantes en Mallorca”, haciendo referencia a los hoteles.
Serna muy contento porque Barral, en una carta elogiosa, dice que publicará las obras que tradujo de Blake.
A mí los nervios me matan. Vivíamos los tres en una pequeña habitación que da a dos avenidas: vía Roma y Av. Navarra.
Sin noticias de Caracas.
Soñé con Rafael Abad, amigo de la infancia. Sin hacer nada, salvo escribir artículos para “El Nacional”.
9 de Marzo. Martes.
Con los nervios de punta.
¿No estaba mejor solo?
10 de Marzo. Miércoles.
9 y media de la noche. Vienen Otto de Sola y su mujer, la italiana a invitarnos a comer. Pero desgraciadamente ya nosotros habíamos comido.
La dejaremos para el viernes, dice la italiana, que es la que lleva la voz cantante.
La italiana es dominadora. Se maquilla lo suficiente y habla de cosas concretas: pisos, negocios, etc.
De Molina, la señora dice que aquí nadie lo toma en serio. Pero que pobrecito: un individuo que tiene que mantener seis hijas.
La italiana me calcula 25 años.
Y yo le digo los que tengo: 35.
M ha salido a darle el café a C y por eso escribo esta nota.
11 de Marzo. Jueves
Los dueños del hotel Navarra son tan miserables como los empresarios, dueños de hoteles e inmobiliaria de Mallorca. Han sido cortados por el mismo patrón. Ayer, por mezquindad, no nos encendieron la calefacción y estuvimos a 2 grados bajo cero. Reclamé y la señora respondió que cuando viniera su marido. Pedí una frazada para la niña y me la negaron. Salimos a comer y a nuestro regreso, a las 10 de la noche, aún no habían encendido la calefacción. Yo reclamo y la encargada me dice: “Comprenda señor, hemos pagado 8.000 pesetas este mes, por concepto de luz.” “A mí no me importa, le respondo. Si no nos atienden como es debido nos vamos y listo”. La mujer pendiente del dinero que puede escapársele, enciende todos los aparatos de la calefacción.
Por la noche tropiezo con Otto de Sola. Luis Beltrán Guerrero le ha escrito diciéndole que Pablo Rojas ha sido el ganador del Premio Nacional de Literatura.
12 de Marzo. Viernes.
Molina vino a la pensión. Eso me dijo en el restaurant donde suelo comer. Me anduvo buscando. Suponía que yo me había ido.
Saludé a Serna. Serna confuso, me saco el cuerpo. Estos tipos se han asustado de las notas que he escrito sobre ellos y sobre Mallorca. Con miedo no se hace nada. El miedo se justifica en todo el mundo menos en el escritor.
Cenamos en compañía de Otto de Sola y su mujer, la italiana. Esta echa algunos chistes colorados relativos al sexo. Ronda los 55 años. Otto tiene 58. Ellos pagan. Otto de Sola no hace más que recordar a Valencia y habla de Valencia y de su gente con M que también es de allá. Otto me regala su último libro; Newdiano.
Pero asunto difícil en un pacto, tiene ritmo, corazón por lo que me gusta.
13 de Marzo. Sábado.
Viene Molina. Un periodista del Diario de Mallorca quiere entrevistarme. Bajamos y hablo con ese periodista.
Almuerzo con Molina, y luego café con Cristóbal Serna. Estos creen que la mujer de Otto no es normal. “Es algo morbosa” dice Serna. Yo les hablé de esta señora y de la opinión que tiene de los españoles: “No se casan si la mujer no es virgen. Los hombres hasta no hace mucho se sentían santificado si el cura se acostaba con sus mujeres”.
Compro el Diario Intimo de Unamuno.
Sólo escribo cosas interesantes cuando estoy solo o me siento solo.
La soledad me hace sufrir.
Desde que llegó M no he escrito nada de valor. No he escrito nada con sangre.
14 de Marzo. Domingo.
Lectura de Bosswell: “La vida del Dr. Johnson”.
“Mientras llega el futuro”, de Otto de Sola. Newdiano, pero agradable.
“Los orígenes del impulso sexual”, de Colin Wilson.
Son las 9 de la noche.
Debemos viajar a Barcelona y establecernos… Yo debo establecerme para trabajar. Debo ordenar uno o dos libros. Los días se van como nada. No sé nada de Venezuela. ¿No me estarán revisando mi correspondencia?
15 de Marzo. Lunes.
En una sola pelea con M. No podré trabajar si seguimos así. Dice que tiene que vivir en Barcelona o Madrid porque está obligada a hacer unos cursos para proseguir sus trabajos en la Universidad. La beca es mía y yo la pedí para instalarme en un sitio tranquilo y poder trabajar. Desde que llegó no he escrito una sola línea que valga la pena.
No se repiten jamás las cosas. Con ella en Bruselas pude trabajar, pero ahora con ella aquí no puedo producir nada.
Dice que si quiero que le deje sola. Que ella se arreglará.
Si, como no, para que te andes acostando con todo el mundo. Ahora me hiciste la comedia de casarte conmigo. Responde que le mandará un poder a su hermana para que la divorcie.
¿De quién?
Soñé que yo me acercaba a mi hija Clara en un café de Caracas y oí un disparo. Me puse las manos en la cabeza y disparaban contra mí a través de los vidrios.
16 de Marzo. Lunes.
Hay un sueño en el que alternaba mi vanidad literaria con el odio.
Yo me encontraba en la redacción de un periódico y todos los periodistas me preguntaban por mi última obra. Y allí divisé a Angelito y me acerqué. “Oye Angelito”. Le dije. Tengo que hablar contigo”. Nos pusimos aparte. Yo proseguí: “Tú eres amigo mío. ¿Qué quisiste decirme cuando me dijiste que yo cabroneaba a M?”. Angelito titubeó. Yo lo arrinconé. Proseguí: “tú y yo somos amigos. Si yo viera que tu mujer cometía una perrada contigo, te lo diría”. “Mi mujer es una renta”, me respondió. “Recuerdo proseguí. Pero nosotros somos amigos. Dime ¿fue que viste a M con muchos hombres o con un solo hombre? Angelito titubeó. Y después de menear la cabeza a uno y otro lado, terminó por decir: “con uno. La vi siempre con uno. Siempre andaba con uno”. Yo pensé en que Arteaga que es el director de la Escuela de Criminología donde trabajaba M, le pregunté a Angelito que si el tal hombre usaba lentes, era bajo y delgado. “Si, así es”, dijo Angelito. En esto se asomó M venía a buscarme. Pero titubeó en parte cuando me descubrió con Angelito. “Ven le dije, ven”. Ella vio mi agresividad. Vio mi odio. Yo me le acerqué y la golpeé en la cabeza. Yo la golpeaba y ella esquivaba y yo creía que mis golpes no eran lo suficientemente fuerte. Me desperté por esa impotencia.
Noche: comida con Otto de Sola y su mujer.
17 de Marzo. Miercoles.
Otto de Sola va al Bar, de la Reina, donde suelo tomar yo mi café de las mañanas. Insiste M sus ataques contra Gervasi y contra Liscano, de quien opina que no es poeta si no articulista.
Recibo carta de Alejandro Alfonso. Que en Venezuela hay una polémica en torno a lo que yo escribo.
Mis relaciones con M mejoran. Debe quererme ya que abandona todo para seguirme.
He ido a comprar los billetes para Barcelona. Partiremos el 19 a las once de la noche.
Debo instalarme para poder escribir.
18 de Marzo Jueves.
Con Otto de Sola. En la calle tropezamos con Molina.
“Ven con nosotros a tomarte algo”. Le digo a Molina.
Otto, por detrás de Molina mueve la cabeza diciendo que no. De todos modos, Molina se niega a acompañarnos. Hay discordia entre estos tipos.
Como esta es una discordia entre poetas, es por supuesto una discordia estúpida.
Cuando vi al hombre ese me dije.
Es un tipo horrible, impotente y todo y tiene los más grandes defectos, pero acaso cree en algo y es felíz y aquí sí me gana.
¡Mira ese par de viejas agarradas de las manos!, le dije a Molina, ¡coño, que horrible, el amor es de los jóvenes!
¿No escribió T.S Eliot que los viejos debían ser hervidos? ¿Entonces porque el mismo Eliot vivió tanto? Esto es inconcebible.
“Los viejos debieran ser hervidos” ¿Cómo, un señor que escribió eso se resignó a vivir tanto?
19 de Marzo.
Almuerzo con Serna. Serna dice que el novelista más grande del mundo es Raimundo Lulio.
Con Molina. Molina limpia la mesa de comer a escupitajos limpios. Escupe y luego pasa un paño. Esta es razón para no tratarle. También Molina limpia los pinceles con saliva.
Otto y su mujer y Paco Monje nos llevan hasta el Banco, el “Ciudad de Barcelona”.
20 de Marzo. Sábado.
Por fin de nuevo en Barcelona y en el Hotel Falcón.
Nos instalamos en una habitación humedad que tiene dos dormitorios. En una duermo yo y en otra M y C.
Llueve y hace frío.
Recordando las cochinadas de Molina. Limpiaba los pinceles con saliva y limpiaba la mesa de comer a escupitajos.
Lectura de “Homenaje a Cataluña”, de Orwell.
21 de Marzo. Domingo.
Me levanto y me voy al mercado de libros. Compro el Diario Íntimo de J. Renard, los cuentos de Anderson, los cuentos de Hoffmann y la “Historia de la civilización española”, de Rafael Altamira.
Lectura de “Homenaje a Cataluña”, de Orwell. Llego a la parte donde se lee que en este Hotel Falcón estaba instalado el comité central del P.O.V.N.
Como me he puesto friolento pasé la tarde acostado y arropado hasta las orejas. Pensé en Baroja que hacía lo mismo.
Lectura de “Los endemoniados”.
22 de Marzo. Lunes.
Sueño que vivo en Las Mercedes. Pero ese pueblo se ha quedado solo. Entro a una casa donde diviso a dos muchachas. Viene Angelito. “Yo me la pasaba aquí”, le digo a Angelito. Y luego: “Dime que quería decirme con eso de que yo cabroneaba a M”. Angelito se evade. Titubea. Yo insisto. Le digo que me acompañe. Yo vivo en las afueras del pueblo. Yo oigo un piano. ¡Un piano que es utilizado como lavaplatos! Angelito desaparece. Se acerca mi hermano Adolfo. “¿Y que te casaste con M?”, me pregunta. “Sí…bueno. no ha sido un matrimonio”. No sé qué decir. El continúa: “¿Cuándo se fue a Caracas?” “Ayer por la mañana”, le respondo. “Bravo dice él. Ayer por la noche la vi saliendo del cinerama de brazos de otro hombre”. Caminamos. Llegamos a la casa donde divisé a las muchachas. “Antes allí -dije yo-, en la pared, había un letrero que decía Arévalo y Cía.”
Al consulado. Todos muy melosos conmigo. Sobre todo la consulada. “Argenis, estoy muy brava con usted. Se fue de aquí y no se despidió de mí”.
La pluma (mi pluma) mete miedo.
Compra de obras de Chesterton, Bloy, Kipling, José Pla.
23 de Marzo Martes.
Día magnífico.
He ido a comer con mi amigo Aníbal Valero. Luego hemos ido al hotel y le he presentado a M. Después hemos salido y yo le he pedido prestado para comprar un libro de Rufino Blanco Fombona: “Motivos y letras de España”.
Me llamó Víctor Pzancoyalba. Le han prohibido un acto en Zaragoza, le han confiscado un número de Lit… y le han multado. Comeré con él el jueves.
Lectura de Dostoievski: “Los endemoniados”.
Lectura de Orwell: “Homenaje a Cataluña”.
M enfurecida porque he comido con Aníbal: “vuelves con las antiguas amistades, ah”.
24 de Marzo Miércoles.
Anoche llevé a caminar a M.
Por las calles de las putas, pero ella no se dio cuenta.
Como he leído en Le Monde que Strindberg escribió un libro a la manera de Jules Vallés he ido a comprar dos obras de este autor: “El niño” y “El insurrecto”.
Es mediodía y estoy embriagado. Me tomé dos botellas de vino con el almuerzo. No veo mis libros en las librerías. Buen síntoma. Soy el único autor venezolano que se vende en España. Pero los editores, a quienes nadie controla, mienten y roban.
Ni siquiera en los puestos de viejo diviso mis libros. ¡Qué hijos de puta! Yo con mis libros no he ganado un centavo. ¡Y todos se agotan!
25 de Marzo. Jueves.
Vuelvo a soñar con que me encuentro con Angelito y le pregunto por qué me dijo eso de que cabroneo a M. Angelito me huye, niega que me dijo eso y se pierde.
Palabras con M. Ella, como si dijera una gran cosa exclama: “¡Yo no tengo que ver con lo que dice la masa amorfa! ¡Yo tengo que ver con un grupito!”
Cena con Víctor Pzancoyalba. Sube la mujer de Juan Marsé. Discusión con estos señores que admiran al Boom sudamericano. ¡Qué estúpidos! De la misma manera admiraban al Segal, al Papillón y a todo: lo que le pongan por moda.
¿Qué me dejaron a mí las lecturas de estos sudamericanos? Alguien podría responderme que la técnica.
-¡La técnica, la técnica! ¡Con la técnica no se va a ninguna parte!
Además, mis novelas y mis relatos son un alarde de técnica. De la técnica me burlo yo ahora.
Yo leí a estos sudamericanos después que escribí mis libros. Cuando escribí Entre las Breñas los desconocían a todos.
Cuando escribí Gritando su Agonía sabía que existían pero no los había leído.
Cuando escribí “La Fiesta del Embajador” los había leído, pero no me aportaron nada. En “La Fiesta del Embajador” si hay de alguien es de la picaresca española: “El Lazarillo, Quevedo, Valle-Inclán, Unamuno y Cela.
26 de Marzo. Viernes.
Vida imposible con M.
Su madre le escribe y no manda más recuerdo que para ellas dos: M y Carolina.
¿No sirvió su madre de testigo de ese matrimonio? ¿Entonces? ¿Yo no existo? ¿A dónde decía que viajaba M? ¿A reunirse con amén?
Trabajo todo el día en un intento de recuerdos de la infancia que puede alargarse hasta mis últimos días. ¿El título? Primer arreglo de cuentas conmigo mismo.
Lectura de Jules Valles, Dostoievski.
27 de Marzo. Sábado.
El dinero se va como nada. Estamos gastando unas 100 pesetas diarias. Comer en la calle sale caro.
Trabajo en el muevo libro, lo que es un martirio. A medida que uno va trabajando van resultando nuevas ideas. Anoche no dormí por esto. Son las 11 de la noche y ahora releo mi Diario de Bruselas ¡un desorden! ¡Intemible diario se deshace en las manos por falta de cuidado y falta de tranquilidad! Cómo me duele esto.
Por los momentos me detendré en la Infancia. Trabajaré a fuerza de imágenes y relatos breves. No diré, pero llegaré a ello con sugerencias, cómo entré en la adolescencia y cómo me vi mezclado en política.
Los políticos son unos mediocres, pero la política es apasionante.
¿Moriré yo en noviembre mes en que nací?
Prepararse para la muerte.
Pero yo cuando trabajo en un libro en lo menos que pienso es en la muerte.
28 de Marzo. Domingo
Al cine: Lillith.
Hemos gastado mil pesetas en dos días. No podremos vivir si continuamos con éste desorden.
Trabajo en el libro que definitivamente se titulará Primer arreglo de cuentas conmigo mismo.
Ahora me cuido más.
No me interesa la narración por la narración, los sudamericanos padecen de este mal.
Mi mejor Diario ha sido el de Bruselas. ¿Se salvará?
29 de Marzo. Lunes.
Le he puesto punto final al libro. Ahora vienen las correcciones. He trabajado sin parar. No hay como el trabajo. ¡Ni siquiera he comido!
Cuando trabajas para ti mismo te emborrachas de dolor o de alegría. Pero te emborrachas.
Cuando trabajo no leo, se me hace imposible.
De lo que me propuse hacer este año ya concluí el primer tomo de mis memorias: Primer arreglo de cuentas conmigo mismo.
Próxima tarea: El Fin de la Comedia.
30 de Marzo Martes.
Carta de Uslar.
Carta de Aquiles López con un recorte de un artículo mío sobre Baroja que apareció en “El Nacional”.
Carta de Serna.
Hoy si es verdad que le he puesto punto final al libro. Es un libro breve, poético.
Por la noche voy a visitar a Tomás Salvador. Jonás Castellano, de Librería Historia no le ha abonado ningunas de las letras de “Gritando su Agonía”.
- Se está pasando –dice-: Porque tengo noticias de que el libro se vendió.
Yo también lo siento por mi porque yo a Jonás le dejé casi mil ejemplares de ese libro y aún no me ha abonado nada tampoco.
Ahora recuerdo que esos Castellanos tenían mala fama. Creo que han robado a Fuentes y a Castañón.
¿Cómo caí yo entre esta gente?
31 de Marzo. Miércoles.
¿???
1 de Abril. Jueves
En el Consulado encuentro un “Nacional” del 25 de Marzo con un artículo mío sobre Uslar Pietri.
Alquilo el “Kiensegoard”, de Harold Hoffding y “Los caudillos bárbaros”, de Alcides Arguedas. Leo este último libro, maravillosamente bien escrito, pero con errores de ortografía. En el libro, impreso, ese que he encontrado, más errores de ortografía, ha sido en la primera edición de “Vidas Oscuras”, de J. R. Pocaterra.
Sin exagerar: cada artículo mío es una pequeña obra maestra.
En Venezuela hay un prosista: Yo.
En Venezuela hay un pensador: Yo.
2 de Abril. Viernes.
Lectura de Dostoievski.
Le escribo a Alice, la hermana de M, para que le reclamé a Jonás el incumplimiento del pago de las letras de mi libro “Gritando su Agonía”. “-Esto si que esta bueno”. Yo trabajo cerca de tres años en ese libro, tanteo editores, me muevo y sufro lo de la censura (que a dios gracia no me lo tocan) sale y expongo mi vida para que otro se haga rico con él.
En la vida no son los hombres los sádicos, si no las mujeres.
En las novelas de Dostoievski las mujeres, por más putas que sean, aparecen como sufridas y no merecen toda su compasión. En cambio, a los hombres Dostoievski los divide en atormentados o poseídos por ideas o por la sensualidad y no nos merecen ninguna compasión.
3 de Abril. Sábado.
Cada día más me siento un desplazado.
Leer la prensa de mi país, que consigo en el Consulado, me enferma. Nadie hace nada, pero todos se defienden cuando los acusan de incapacidad.
Al azar abro un libro de Chejov y lo primero que se presenta a mi vista es esta frase: “una vez solo, su soledad le dio miedo”.
¿Cuándo es que a mí la soledad no me ha dado miedo? Pero siempre tiene que venir otro a decirnos lo que nos pasa.
Salió en “El Nacional” mi nota “Leyendas”. (Nota del día 13 de los corrientes, que fue cuando lo encontré en el Consulado).
4 de Abril Domingo.
Lectura de “Los endemoniados”. En mi país, a mi edad, no hubiera podido leer este libro. De las grandes obras de Dostoievski la que me faltaba por leer era esta.
Kilof, o el sentido del suicidio en Dostoievski.
Stervroguien, o el sadismo en Dostoievski.
En cada novela Dostoievski se desdobla en por lo menos diez personajes.
¿No dijo Borges que un hombre era la suma de todos los hombres?
Dostoievski es hombre, idea, religión y perversión en cada una de sus grandes novelas.
Por lo general un novelista no es hombre, sino cero religión o idea, o religión y perversión. Una sola cosa nada más. En cambio, Dostoievski es todo a la vez. En vida y en reflejo. Genio y figura.
Pero se necesita ser “nada menos que todo un hombre” con la expresión de Unamuno. Para ser la suma de todos los hombres.
Hay muchos hombres que no son hombres.
5 de Abril. Lunes.
Si continuo con eso de escribir novelas, escribiré novelas con sentido. Hasta el presente lo que he escrito ha sido fruto de mi intuición, o de mi falta de madurez, o de mi inconciencia.
“Yo descargaba mis bilis donde podía. Y entonces se me ocurrió la idea, pero sin motivo alguno, de echar a perder mi vida del modo más bestial posible”.
Nicolas Stanvroguin, en “Los Endemoniados”.
Es trabajando cuando sale la inspiración.
6 de Abril. Martes.
En Venezuela no hay libro o novelas de intimidad. Esto que se llama intimidad (o auscultación interior) es lo que da la medida de la gran literatura en Venezuela.
Blanco Fombona, Ramos Sucre, Pio Gil son los que se han aproximado un poco a la intimidad a esa auscultación interior.
Blanco Fombona era un fanfarrón y exageraba. Era también demasiado primitivo para llegar a esa sutileza que es el alma.
Ramos Sucre era un poeta y expresó su desesperación a través de imágenes, parábolas o metáforas. Siempre he creído que Ramos Sucre trató de expresar lo que soñaba, o que trató de resumir, a su manera o desde su punto de vista, las obras que le influyeron o que le asombraron.
Pio Gil fue un tipo desgarrado, conocedor de su frustración y de sus limitaciones. En sus cartas Pio Gil no deja entrever nada, puesto que se repite y jamás profundiza en su alma o en la de los demás. En su diario Íntimo sin embargo narra bien la apreciación humana que le deparan sus compatriotas en el exilio. Pio Gil dejó una impresión de lástima hacia sí mismo.
7 de Abril. Miércoles
Lectura de “Los Endemoniados”.
Cocinamos, clandestinamente en este hotel.
Ahora si es verdad que soy un desterrado. No me hace falta mi país para nada, salvo para quitarle algo para mi manutención. Yo le sirvo, es claro, con mi obra. ¿Qué ocasiona risa esto? Pero al menos yo le trabajo por bien poco. Hay otros que son embajadores o agregados o cónsules que les salen caros y lo que hacen es perjudicarlo. Yo sé ser un desterrado. Esta es una vocación.
Comienza mi obsesión por Pirandello. Compro “Seis personajes en busca de su autor”. Pirandello debe ser grande porque escribió sobre el humorismo.
Mandé un relato a un concurso de cuentos de Fergendos (Asturias). Esto con la intención de probar si soy profeta fuera de mi tierra. En mi tierra jamás me premiarán. No toleran mi genio. Falta que aquí tampoco toleren mi genio.
8 de Abril. Jueves.
Según José este día se estrelló Alirio con su avión. (Nota: 15-04-71)
Lectura de “Los endemoniados”.
Desde muy temprano en busca de obras sobre Dostoievski. Encuentro una de Antonio J. Onieva: “Bajeza y grandeza de Dostoievski”.
Mis sueños que tratan de Venezuela son unas verdaderas pesadillas. Sueño que un inmenso mar viene hacia mí, que estoy sentado en una terraza.
Dostoievski, que no es normal, no podía describir personas normales. Dostoievski, que no era normal, podía ver como nadie en las profundidades del hombre. Dostoievski, por esa razón de no ser normal, llegó a donde no pueden llegar los normales, que no pasan del borde de las cosas.
¿En “Los Endemoniados” no hay una sola persona cuerda?
Para los grandes creadores no hay personas cuerdas: el Quijote loco; Hamlet, Oldo, Lear, Macbeck, locos; el Dr. Fausto, atormentado y fuera de este mundo; Heathcliff, loco, atormentado y violento, incontrolado; Stovroguin, Baskolmikof, Ivan Karamazov y todos los personajes de Dostoievski, locos. ¿Es que acaso en la locura solamente puede calibrarse el verdadero misterio del hombre o de la vida y la muerte del hombre? Así parece.
9 de Abril Viernes.
El gran pensamiento de Camus se reduce a repetir lo que aprendió de Dostoievski. Lo del malentendido es una mera copia de Dostoievski. Pero Camus, como se comprenderá, era más intelectual que artista y no llega a lo sublime de Dostoievski. A Dostoievski no se le comprende, se le siente. Para entender a Dostoievski, hay que llenarse de Dostoievski. Dostoievski no es una idea, es un universo, una ciudad.
¡Aprendió a escribir leyendo y releyendo lo que se escribía acerca de él!
Lectura de un relato de Faulkner: “Miss Zilphia Gant”
Lectura de Dostoievski de Antonio J. Onieva. (Son las 8 de la noche).
10 de Abril Sábado.
Completamente nada.
Lectura de algunas páginas de Renard. Ingenioso, amargo, verdadero en un 80%.
A la verdad hay que disfrazarla con la mentira para que se le tome en cuenta. Nadie quiere la verdad. A nadie le interesa. La gente, cuando la ve venir, cierra los ojos. Ya es muy duro vivir para tener que soportarla. La verdad, disfrazada con mentiras, cae como gotas y sólo así es tolerable. ¡La verdad! ¡La amarga verdad!
Strakhof, el primer biógrafo de Dostoievski dijo de éste en una carta a León Tolstoi: “Era malo, envidioso, vicioso y pasó su vida en medio de emociones e incitaciones que le hubiesen convertido en un ser digno de lástima y aún ridículo, sino hubiese sido tan malo y tan inteligente.”
Sin embargo Dostoievski, a sí mismo se consideraba, como Rousseau, el mejor y el más dichoso de los hombres.”
11 de Abril. Domingo.
La decadencia en el hombre empieza cuando se pierde el respeto por sí mismo.
Es raro que un hombre no pierda el respeto por sí mismo a partir de los 35 años, cuando comprende que no puede realizar todo lo que soñó o se propuso en su plena juventud. Stalin le dijo a De Gaulle: “En fin de cuentas la muerte nos vence a todos.”
Pero el hombre que pierde el respeto por sí mismo y se da cuenta de ello se transforma en un hombre de una crueldad y un cinismo inauditos. Por lo general los dictadores y los cínicos son personas trazadas por un solo patrón. Pongo en una sola balanza a Talleyrand, a Fonché, a Stalin, a Hitler, a Churchill.
De Gaulle a mí me pareció un amargado, pero un hombre altivo con una constancia que lo enaltece, porque la llevaba tan adentro, que le transpiraba por todas partes.
Hasta ahora hemos escrito sobre hombres públicos. Pero un escritor como Dostoievski, en el que vale más su obra que sus aberraciones, es un hombre que empezó a escribir sus grandes novelas después que descubrió sus desgracias, los engaños a que estuvo sometido. Fue después que María D, su primera mujer, le confesara que le había sido infiel y que Paulina Láslova le abandonara por un español. Por cierto que su primer gran relato “La Voz Subterránea”, la escribió mientras velaba en la cabeza de María Dimitrievki, esa su primer mujer la cual moría de tisis. A partir de aquí su biografía y estudios han creído descubrir en los personajes más perversos inventados por él al propio Dostoievski. Tal los casos de Stavroguin y de Svirigoilof, que violan a sendas niñas.
Lectura de un cuento de César Dávila Andrade para buscar algo en el amigo que se suicidó.
12 de Abril Lunes.
Lectura de relato largo de Dostoievski titulado “Katia”. Dostoievski, que no leyó a Lautréamont pero que si leyó a Sade, se extasía en lo bajo, en lo asqueroso. Katia es una mujer que huye con el viejo que asesina a sus padres y se transforma en su amante y le es fiel.
“Todo hombre oculta ciertos recuerdos que no podría revelar más que a amigos íntimos. Hoy otros recuerdos que no puede confiar ni a sus amigos, sino solamente a él mismo y todavía con gran secreto”. (Dostoievski).
13 de Abril. Martes.
Parece que en mi país empieza a estimárseme. ¡Soy profeta en mi propio país!
Me escribe José Ramón Medina: “¿Aquí no se te olvida, cómo hacerlo?”.
Me envían un recorte con un artículo mío de “El Nacional”: “Leyendas”.
Voy al Consulado y en las “Últimas Noticias” del domingo 4 veo reproducida la entrevista que me hizo Xin Rada para el Diario de Malloraca.
Me traigo del Consulado el “Epistolario Intimo” de Teresa de la Parra, novelista a la que solo le he leído una que otra página.
14 de Abril Miércoles.
Hoy me ha invadido la idea esa de que debo re-escribir “El Tumulto” con lo último que viví en San Juan de los Morros: la envidia, el odio. El rencor de los demás por la gente que se supera, que sube, que cristaliza. La envidia de todo un pueblo por una familia de pocos o ningún recurso que empieza a levantar cabeza. Mi hermana Idilia envidiada por todas las señoronas que tienen hijas casadas porque se casa con Turupial, un hombre con “el porvenir resuelto”. La gente comenta: “se casa con un viejo por interés”. Pero ellas que riéndose pasan por el lugar de mi hermana. Etc. Y después nosotros: yo que escribo y me distingo, Alirio que es oficial. Adolfo y José que son profesores que pisan la prosperidad. Solo se elogia a nuestro hermano Felipe porque es epiléptico y no estudió y no pasará de ser un vendedor de libros. Etc.
Recibo de Cela las 50 separatas de mi relato “José soy yo”, que apareció el mes de diciembre en “Papeles de Son Armadans”.
15 de Abril. Jueves.
Carta de mi hermano José. Alirio, el jueves santo, tuvo un accidente de aviación y se encuentra en el Clínico. Me manda mi hermano nuevas notas que se han escrito acerca de mí. Tipos que firman con pseudónimos dicen que a mí con las alabanzas me han montado sobre un pedestal. Etc.
Lo que me extraña es que nadie pueda meterse conmigo: me salen atacantes y defensores que me abruman, tanto, que no me creo eso que atacan o defienden con un especial ardor.
Antes me decía: tengo que trabajar. Pero ahora no me preocupo: trabajo aun sin darme cuenta.
Antes me decía: tengo que hacer algo. Ahora no me digo nada. Porque sé que siempre estoy haciendo algo.
Todo lo que se ha escrito sobre mi demuestra que yo solo he hecho una revolución en mi país. Lo que no puedo hacer con mis veleidades políticas. Conspiraciones y guerrillas. Lo hice con la pluma y con mi pensamiento. A partir de mí se hacen nuevas críticas en Venezuela. A partir de mí se hace nueva polémica en Venezuela. A partir de mí se hace mejor panfleto en Venezuela. A partir de mí la novela venezolana entra en el periodo picaresco y creo la literatura de la violencia y la novela del centenar y más de personajes. Conmigo le nace un pensador a Venezuela, un hombre audaz y nada comprometido como no sea con lo que cree, piense, vive o quiera.
Conmigo aparece en Venezuela ese creador más completo y en ninguna forma limitado. ¿Por qué? Ni yo lo comprendo.
16 de Abril. Viernes.
Por la mañana escribí dos artículos, uno de los cuales envié a “El Nacional”. Este se titula Notas inactuales.
A partir del mediodía leí de seguido la primera parte de “Cantaclaro”. Esta es la segunda vez que leo este libro de Gallegos. Gallegos, tengo entendido, se inspira en el doctor y general Roberto Vargas, del Guárico, para crear su personaje de Juan Crisóstomo Payara. Gallegos sacaba sus personajes de la realidad, de las leyendas. Gallegos no exploró nunca el paisaje en que desenvuelve la trama de sus novelas. Pero no es mucho pedir ya que en la época en que él vivió bastaba salir de Caracas, o pasearse por los alrededores de Caracas para toparse con campesinos, partidos de bandoleros o arreos de mulas.
Todo el día con un dolor de cabeza que no me abandona a pesar de los calmantes.
Noche: lectura de algunas notas críticas de R. Blanco Fombona: “Motivos y letras de España”.
Lo que no paso en Gallegos son esas exclamaciones: “¡Pobre negro mío! ¡Pobre negro venezolano!” Es horrible y espeluznante esto. Brrrrr.
No sé por qué a Gallegos no lo han tildado de ridículo por esas exclamaciones.
17 de Abril. Sábado.
Toda mi vida ha sido una sarta de equivocaciones. En mi vida lo único sensato ha sido mi infancia porque en ella nunca razoné; sentí, viví a lo salvaje y todo eso, pero no razoné… apenas empecé a razonar, apenas me independicé, los tumbos me llevan a cometer error tras error. Miro hacia atrás y no entro un solo acierto.
Carta de mi hermana Idilia. Que Alirio, en el accidente, perdió los dientes y sufrió fractura, en la mandibula y en las costillas. Que Felipe le dijo que yo me había casado con M.
“El Nacional” me envía un cheque por concepto de mi artículo sobre “Pio Baroja no hablaba bien de nadie” y que salió el 19 de marzo.
Por la mañana trabajé en un artículo que titulé “Los Diarios Íntimos”.
En una entrevista de Raquel Arias leo que Borges dice: “A los setenta años importa más la verdad que la originalidad”. Esto es lo que yo busco desde hace cuatro años. Es por esto que a mí no me interesa escribir más novelas como las que he escrito. En ellas le daba más importancia a la técnica a la originalidad que a la verdad. Aunque yo, que siempre he querido decir verdades, he dicho verdades aun cuando le daba tanto valor a esa originalidad que entiendo en Borges.
Borges cita a Chesterton: “Nada fracasa tanto como el éxito”.
18 de Abril. Domingo.
La mañana la dediqué a escribir un artículo sobre Dostoievski. La supuesta influencia en éste de la literatura francesa, en especial la de Sand, Balzac, Sade y Hugo. También la paradoja esa de considerarse eslavófilo y antioccidentalista.
He releído mi novela “Gritando su Agonía”. A pesar de que esta novela es única en la Literatura Morfoaméricana considero que la próxima vez que la publique (si llegara a ocurrir) debería retocarla un poco; quitar una que otra frase y nada más.
Con el pensamiento de que puedo preparar un libro con las notas que he publicado en los periódicos de mi país.
Me preocupa que la Librería Historia se niegue a pagarle a Tomás Salvador las letras que le adeuda por concepto de la venta de “Gritando su Agonía”. Estoy cansado de echarme enemigos y ya presiento que me veré obligado a pelear con los dueños de esa librería.
Ya Fuentes me había dicho que estos Castellanos de la Librería Historia eran unos ladrones ¿por qué no le oí? Porque Fuentes a mis ojos también era un tracalero. Mateo lo demandó por incumplimiento. ¡Además de escribir mis libros, de regalarlos de arriesgar mi vida, me veo obligado a perseguir a sus expendedores! ¡Yo sufro para que otros se hagan ricos!
Noche: empiezo a leer el “Robert Browning” de Chesterton.
19 de Abril. Lunes.
A mí no me interesa Cervantes, me interesa el Quijote.
A mí no me interesa Dostoievski, me interesa “Los endemoniados”.
A mí no me interesa Joyce ni una guía de “Ulises”, me interesa el “Ulises”.
A mí no me interesa Malcom Lowry, me interesa “Bajo el Volcán”.
Y así, ad Infinitum.
¿Pero cuándo la vida de un escritor o de un artista ha sido más importante que su obra? Cuando la vida de un hombre es más importante que su obra, ese hombre es un ser insignificante. ¿Pero que hombre es grande si no tiene obra?”.
20 de Abril. Martes.
Beneyto se hospeda en este hotel.
Por la noche, en la recepción, conversamos. Trabaja en una antología de cuentos en la que incluye uno de los míos.
Paso el día enfermo con un hipo que me agarró ayer. Mi papá también sufría de hipos y una vez lo agarró uno que le duró una semana. Vivía desesperado, y lo que más recuerdo que tomaba eran unos granos de pimienta del tamaño de una munición.
21 de Abril. Miércoles.
Aunque no me llegue el dinero no me domino y compro “El Castillo” de Kafka y unas cartas de Malcom Lowry.
Lectura, con pocas ganas, de ese “Cantaclaro” de Gallegos. Gallegos en esta novela es pesado. ¡Esos cuadros de costumbres! ¡Esos maraqueros” etc.
Beneyto me trae para que corrija un relato mío que aparecerá en una antología de cuentos reales y fantásticos.
Yo tengo un defecto: no leo si no buenos libros. De tal manera nunca me distraigo.
22 de Abril. Jueves.
Sueño que me detienen injustamente y como protesto un policía me lanza un golpe en la cara. Yo caigo al suelo. Me levanto y escucho unos gritos. Me acerco a una reja y allí veo cómo un policía golpea a una mujer con un mandador.
- Dónde está la justicia aquí! -grito yo.
El policía se vuelve y me lanza unos coñazos. Yo sigo gritando furiosamente, pero nadie me hace caso y los demás presos, de quien espero solidaridad, se separan de mí y me dejan solo. No obstante sigo gritando, ahora enfurecido, pero consciente de que soy impotente para lograr algo.
Carta de Fuentes. Me envía unos recortes que hablan de mí.
23 de Abril. Viernes.
Día del libro en España.
Al consulado. Al fin me llega la beca de este mes.
Me dice la señora cónsul que Tarre Murzi ha sido nombrado director del Inciba.
En “El Nacional” del 14- 4- 71 leo un artículo que titulé “El novelista y el lector de novelas”.
No me pongo en orden. Idea de viajar a Londres. Me desespera el ver que salen tantos libros y yo no tengo nada preparado. Y mucho menos nada en mente que realizar. A estas alturas ya debería haber escrito otra novela de las dimensiones de “Gritando su Agonía”, ¿pero es que todavía sigo siendo un narrador? Hace cosa de tres años que no escribo un relato. ¿Será el escribir notas lo que me lesiona?
Ayer murió Duvalier. Dejó como heredero a su hijo Jean Claude, de 19 años. ¡Esto es el colmo de la inteligencia!
Hay que hacer un esfuerzo.
¿Es que alguien alguna vez ha sido víctima mía?
¿No habré sido yo más, bien víctima de unos cuantos?
A mí me atacaron primero. Ahora nadie ha podido detener mis ataques.
A sus diplomates, réelamant le réglement de Leurs notas de representation, Duvalier taisait cables de post au prince: “Aucun article du budget me permet de vores payer. Veniller en con séquence voces arranger…”
(Marcel Niedergang en Le Monde).
24 de Abril. Sábado.
Cheque de “El Nacional” por concepto de un artículo aparecido allí el día 25 de marzo.
Me desespera no dar comienzo a nada.
Duermo a fuerza de hipnóticas. Y al amanecer no puedo con mi calma.
A Beneyto, como buen poeta, le huelen mal los pies.
Un hombre con la conciencia sucia no hace nada bueno.
La conciencia de la mujer es el ovario.
De un tirón me leo la 2da parte de “Cantaclaro”.
Indudablemente una gran novela. Un poco pesada y una prosa dura, pero una gran novela.
Lectura de las “Memorias” de Benito Pérez Galdós. Algo desabridos en que no dice nada de sí mismo ni de lo demás, sino de sus viajes por Europa. ¿A quién pueden interesar unas memorias que no hablan de la gente?
25 de Abril. Domingo.
Amanezco enfermo. Anoche no dormía y me levanté y me tomé tres cucharadas de Atarox. He debido exagerar la dosis. Es así como se suicida la gente: sin quererlo. No puede dormir, se levanta, cree en su salud, en su fuerza, cree que nada puede destruirlo y entonces exagera la nota y se toma unas cucharadas o más de pastillas de somníferos.
Trabajo en un artículo sobre Dostoievski que mandaré mañana a “El Nacional”.
Toda la tarde y parte de la noche la dedico a leer una novela de Lovercraft: “El caso de charles Dexter Ward”.
Discusión con M con la que según veo no me entenderé nunca; ¿pero hasta cuándo? Ya esto va para siete años. ¡Qué horror! ¿Es que se pone uno viejo entre lo que lo molesta y todo sin poder huir? ¿Es que solamente el mal agarra? ¿Es que solamente el mal domina? Así parece. El amor no existe. He aquí la gran verdad. Los humanos tomamos el mal como amor. ¿Habrá quien ha conocido el amor? Lo dudo. Si alguien lo ha conocido se habrá horrorizado y vuelto loco. Es mi creencia. Todo empieza como amor y luego se va descubriendo como mal, como odio, como violencia. ¿No será esto el amor y estamos equivocados? ¿O el amor lo hemos inventado para engañarnos ante el mal, que es lo único que conocemos los mortales?
El amor aparece, por un momento y de manera muy precisa, al final de “Bajo el Volcán” y ya cuando todo acaba. Cuando Ivonne muere atropellada por el caballo que suelta el cónsul y cuando éste delira de muerte con los plomazos en el estómago. Esta es la grandeza de esta novela.
26 de Abril. Lunes.
Venganza.
Un hombre sabe que su mujer le ha sido infiel. Se lo reprocha pero no se separa de ella.
Al contrario, la invita a emprender un viaje. Se instalan en un país lejano, alquilan una casa de las afueras y aquí el hombre empieza su venganza. La mujer, a todas éstas, había pensado que el hombre había olvidado todo y la había perdonado. Y por eso viajó con él. La mujer intentó “recomenzar” la vida. Pero apenas un día fue a abrazarlo, él la rechazó y se le sonrió en la cara. La mujer sintió un escalofrío. En la habitación tenían dos camas, una para cada uno, pues el hombre nunca consintió dormir con la mujer.
- ¿Cómo fueron tus amantes?- Le preguntó el hombre una noche.
La mujer se enfureció. No obstante respondió:
– Lo de los amantes que tuve durante tu ausencia son una hipótesis.
– ¡Cerda! -le dijo el hombre.
Y a la noche siguiente, el hombre:
- ¿Por casualidad uno de aquellos amantes fue tu profesor Gómez?
Y la mujer que no esperaba nada “se quedó de una sola pieza”.
La mujer comprendió la razón del viaje. Sintió miedo. Se sintió desamparada. Comenzó a temblar.
- ¡Cerda! -Le volvió a repetir el hombre.
Otra noche se le abalanzó y la mujer pensó que al fin el hombre cedía. Pero éste lo que hizo fue golpearla por el estómago, donde ella le había dicho que sufría de una hernia.
- ¡Ay! -grito la mujer-: ¡ya sabes que sufro allí!
- Si -le dijo el hombre-: Yo sé que sufres allí. Esa hernia le salió durante mi ausencia, por montarse arriba a un hombre como Gómez. ¿Qué tal la barriga de ese tipo? Pesaba bastante, ¿no? Y el hombre la volvió a llamar cerda.
La mujer comenzó a enflaquecer. Por las noches ya no dormía y si dormía creía ver al hombre, allí, vigilándola hasta en el resuello. Porque la mujer sabía que el hombre la vigilaba mientras dormía. ¿Con qué objeto? Le mujer cada vez sentía más miedo. Le era imposible regresar. Carecía del más mínimo recurso. Era el hombre quien solventaba todo. Una tarde un escalofrío le recorrió la columna vertebral. Se hallaba sola en su cuarto, y no obstante creyó divisar al hombre en todos los rincones. Era extraño, porque el hombre había salido. Este era la primera vez que presentía la presencia del hombre en su ausencia. Algo semejante a un terror le fue invadiendo. Y a la anochecida, cuando el hombre entró, casi gritó de espanto. El hombre llevaba días que no le dirigía la palabra. Ella ya había perdido toda esperanza de reconciliación, y en lugar de esa esperanza, se daba cuenta de que iba depositando un terror a la soledad. Y tal era este temor que aún en sueños le era evidente. Y el sueño que la embargó y fue repetitivo era este: vivía en casa de su madre, pero ella ocupaba una habitación de la que no sabía y donde se sentía horrorizada, y que tampoco podía abandonar porque fuera (ya lo intento y se convenció de ello) se sentía aún más sola. El hombre en el sueño no aparecía. Era lo curioso. Lo que existía era la habitación con el solo lecho y luego la imaginación de que en la calle había gente que no sufría lo que ella sufría. Y cuando se despertaba esa misma desesperante soledad no la abandonaba un día se despertó con la palabra hipótesis en la boca y asustada, mirando hacia todos lados, pensaba si no le había dicho esa voz alta. El hombre menos mal, no estaba por ninguna parte. Sin embargo, la mujer descubrió que el hombre le velaba sus sueños. Cierta noche se despertó con una asfixia y un espumero en la boca y lo vio: “él sentado en el pico de la cama; dejó escapar un grito y ahora, sentada, empezó a reír y a decir ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!…
27 de Abril. Martes.
Lectura de “Así cayó Alfonso XIII”, de Miguel M.
Lectura de algunos ensayos de Ortega y Gasset.
Escribo otro artículo. Es una breve relación de hombres célebres.
Los grandes asesinos son los que aparecen en la Historia como ejemplos de grandes hombres.
Es a los más criminales que nos ponen de ejemplo de grandes hombres desde pequeños, un abre los ojos y nos duermen con los cuentos de Barba Azul, el asesino de sus siete mujeres, uno va a la escuela y educan con las matanzas de Boves. A las matanzas de Boves nos las pintan con los colores más alegres.
“Quien sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende debajo de la tierra”.
28 de Abril Miercoles.
Me despierto con un dolor de cabeza.
Las pastillas hipnóticas que tomo para dormir no me permiten recordar los sueños y creo que me lesionan la memoria y la imaginación.
Baroja, que vivió 82 años, no podía dormir sin somníferos.
Desesperado César Dávila Andrade. Pero desesperado no por su soledad o su angustia, como se dice en tono despectivo de todo aquel que piensa o es sensible. Desesperado por el dolor que traspasa su pequeño país, Ecuador, a su gran continente que es la América toda. ¡Cómo lo encuentro como es en estos relatos! ¡Como era en vida! Si, tenía cara de indio, ¡pero qué hombre! Hay que acercarse a un último libro para comprender eso que llaman mensaje. Yo, desde esta lejanía, he estado a punto de estallar por este libro, que pasó desapercibido. Venezuela le debe mucho a este hombre que no le robo ni un centavo. Aquí vino con su gran talento y aquí lo dejó. Aquí vino miserable de ropas y comidas y así se fue. Como nada menos que todo un hombre, como diría Unamuno. Media noche: leo cuatro relatos más de ese libro de César Dávila Andrade. Por todas partes la muerte y la indiferencia. Y un cóndor ciego que se suicida. Se eleva, despliega las alas y se deja caer.
29 de Abril. Jueves.
Duermo poco o nada, y sueño que mi hermano Adolfo está casado con una francesa, ésta dice algo en francés y todos esos y todos nos reímos, porque yo no oigo bien la frase y no la entiendo y me extraño que mi familia, que desconoce el francés, se haya reído y comente el chiste, porque era un chiste lo que había dicho la mujer de mi hermano.
Me levanto con los nervios destrozados. Me he apartado de un balcón porque a lo mejor me entraban ganas y me lanzaba.
¿Que mato a un hombre? Bueno. La mayoría de los hombres que más ponen como grandes ejemplares han vivido o viven de matar gente.
8 de la noche. He acompañado a M a visitar al Dr. Pérez Vitoria, abogado y criminólogo.
Del consulado me traigo un pedazo de “El Nacional” con un artículo mío titulado “Los novelistas”. El artículo en cuestión adolece, impreso, de dos graves errores.
30 de Abril. Viernes.
Recibo de “El Nacional” un cheque por 9,11 dólares en pago de un artículo mío que apareció en la página C-1 el día 4 del presente mes.
La mañana le dedico a pasar en limpio un artículo que escribí ayer noche. Lo titulé los verdaderos hombres.
Lectura de un cuento de Bierce.
Llueve.
Esta España está que arde. La prensa no dice casi nada, pero a diario, en todas las poblaciones hay manifestaciones y presos. Ahora mismo, son las 8 y media ha pasado una manifestación por las Ramblas. Y todo a pesar de la lluvia. Los manifestantes gritaban “libertad” y “muera Franco”. Se escuchaban sirenas y la gente corría. ¿Volverá España a ver una crisis como la que vivió hasta el año 39? ¿Estaré yo aquí? De estos acontecimientos salen unos muy buenos libros.
Noche. Lectura de una obra de Pirandello: “Cada cual a su juego”.
1 de Mayo. Sábado.
Mañana de lluvia y de frío. Anoche llovió toda la noche.
Lectura de “Seis personajes en busca de su autor”. Más tarde bajo a comprar “La Vanguardia” y compro “El difunto Matías Pascal”.
Me alienta o me regocija enterarme de que Pirandello escribió “Difunto Matías Pascal” cuando tenía 37 años. Yo todavía tengo treinta y cinco años.
El centro de la vida no es la lucha por el pan. Por eso se lucha siempre, aunque nadie se dé cuenta de ello. Por lo que se lucha es por la libertad interior, asunto por el que poquísimas personas luchan.
Ha llovido todo el día. Sin embargo, la policía, con cascos, ha estado rodeando la Plaza Cataluña y carros blindados corren por ahí.
Doce de la noche: empiezo a leer “La Marquesa de Gange”, de Sade.
2 de Mayo. Domingo.
Lectura de Sade.
Trabajo cinco horas seguidas en un nuevo libro. “El Diario Onírico”. Realmente estoy en los comienzos. Para preparar nueve cuartillas he hurgado en varios tomos de mis Diarios Íntimos. ¡Qué desorden!
Ha llovido sin parar. Pensando en volver a Bruselas.
Narrar, Dios mío, narrar. ¡Qué difícil es eso!
3 de Mayo. Lunes.
Esta ciudad está llena de mujeres feas, gordas, rechonchas y bigotudas. Y los hombres cuando no son torpes son violentos y hablan y hablan y no se entienden. ¿A dónde van a llegar? Nadie lo sabe. Aunque han tratado de averiguarlo, nadie sabe a dónde van.
Sin embargo, si usted le pregunta a alguno de ellos, le responderá: “Vamos hacia un régimen de pensiones” ¿De pensiones? “Si, del ocio. La sociedad perfecta”. No digo que no.
Acerca de los sueños.
“Es propio de la naturaleza del hombre (se trata de una verdad universalmente comprobada) conceder quizá mayor importancia de la debida a los sueños y presentimientos. Esta debilidad deriva del estado de importuno en que por naturaleza todos nacemos, unos más y otros menos. Parece que estas inspiraciones secretas nos llegan de una fuente más pura que los acontecimientos ordinarios de la vida”. (Sade).
4 de Mayo. Martes.
Planes para viajar a Bélgica. Yo empiezo a proveerme de libros.
Un hombre empieza a desarrollar una labor de gran envergadura pensando en que una mujer que ama sigue todos sus movimientos y lo admira. Pero resulta que después que ese hombre ejecuta su labor de indudables alcances se da cuenta de que la mujer ni siquiera se ha percatado de eso; la mujer no tuvo la menor idea de lo que el hombre hizo. Y hay que pensar que el hombre dedicó la mayor parte de su vida en realizar una idea, que a sus ojos, repercutía en buena parte de la humanidad y a la vez ganaría el favor o el amor de la mujer. En el fondo, el hombre luchaba más por alcanzar esto último.
Debo ser un anormal. Me vengo de Venezuela porque allá me ahogan la gente y el país. Peleo con todo bicho de letra, no puedo contener un rictus que se me forma en la boca cuando hablo con alguien, las amistades no me duran, etc.: de ahí que preparé la huida y no más llegar a otra parte empiezan las nuevas comodidades. No me llevo nunca bien con las camareras, los botones o lo dueños de hoteles. Ahora, mismo, en este hotel Falcón en el que viví ocho meses el año pasado, me siento como dejado de lado por las camareras, quienes me arreglan la habitación porque tengo que exigírselo. Soy un neurótico. Un enfermo. Un hombre que no encuentra paz en la tierra.
5 de Mayo. Miércoles.
Me despierto muy temprano, me levanto a leer el periódico y después me siento a trabajar en ese nuevo libro que titularé, con su frase que encontré en unos de mis Diario de Bruselas: Historia de tiempo oscuro.
Noche. Trabajo en dos cuartillas más de ese nuevo libro.
Fui al consulado y me traje de allá un Nacional del 30 de abril con un artículo firmado por mí.
Pienso que sigo intransigente. ¿No es malo esto? ¡Tanta intransigencia!
Las condecoraciones han sido creadas para satisfacer los asesinos.
Al teniente Calley, asesino de los pobladores de My Lai, por eso de que lo condenaron, a cadena perpetua, el 80% de los americanos lo han llamado crucificado y nuevo Cristo. El reverendo Michael Lord exclamó Jesucristo no queremos ahora la crucifixión de otro llamado Rusty Calley”. Da pena el gobernador el Georgia pide que le otorguen otra medalla más.
6 de Mayo. Jueves.
Trabajo en este nuevo libro: tres cuartillas en la mañana.
Tarde: trabajo en cuatro cuartillas más. ¿Pero qué es esto? No es novela, no son cuentos, no es un diario, no es poesía. No son apólogos. No es nada este libro “Historia del enigmático”.
Dice “La Vanguardia” que Javier Tomeo se ganó un concurso de novelas.
7 de Mayo. Viernes.
Nuevo día de trabajo en ese libro Una Historia del Tiempo Oscuro.
Lectura: cinco páginas de “Un hombre acabado”, de Papini. Cuando trabajo me es imposible leer.
Tampoco duermo.
¡Qué difícil es escribir algo que valga la pena!
La creación está en el orden.
No hay creación sin idea.
Lo ideal es esencial para la creación.
También el esquema. El esquema, claro, que se hace uno o se imagina uno.
Una imagen vale más que un pensamiento.
8 de Mayo. Sábado.
¡Ah, justicia, justicia, justicia! He concluido con lo que me propuse.
Pero a ratos es la desesperación por salir gritando: ¡justicia, justicia, justicia!
Huyó de su país para olvidar y descansar y se volvió loco de angustia por no recibir cartas o noticias de allá.
9 de Mayo. Domingo.
Nervios destrozados. Una puerta se bate toda la noche y no me deja dormir. Me levanto y pido la llave del baño. No aparece. Descubro que las camareras la esconden porque conspiran contra nosotros. Pierdo la cabeza y voy a reclamarle airadamente a la dueña. “Ah, yo no sé”, responde. ¿Y quién sabe? Las camareras. Pero esas camareras ni siquiera me asean la habitación. Somos nosotros los que tenemos que limpiarlo. Todo. Etc. ¡Nos iremos! Si no para Bélgica, para otra parte. Pero nos iremos. Nunca tendré paz.
Amigo mío, la verdad verdadera es siempre inverosímil, ¿sabe usted? Para hacer verosímil a la verdad es absolutamente necesario mezclarla con la mentira. Y esto es lo que han hecho siempre los hombres. Acaso haya aquí algo que no comprendemos. ¿Qué le parece? ¿Hay algo para nosotros, incomprensible en ese grito de triunfo? Lo desearía (pag. 16, tomo II, Los Endemoniados).
10 de Mayo. Lunes.
M empieza a pasarme en limpio la primera parte de mi nuevo libro “Una historia del tiempo oscuro”.
Con la obsesión metida en la cabeza de que debo viajar a Bruselas.
Imposible leer. Tengo toda la atención en este trabajo.
11 de Mayo. Martes.
Trabajo en el libro. Todo el día, y toda la noche. Ceno con Ray Ferrer, su mujer y regreso y sigo trabajando.
Primero era duro y brutal y después, buscando moderarme, me pasé al otro extremo y me puse blando y obsequioso y esta actitud que no me gusta nada ahora no me abandona y me molesta en extremo.
12 de Mayo. Miércoles.
Fin al libro.
Envío los originales a un concurso de novela corta de la ciudad de San Fernando, Cádiz.
Soñé que atentaban dos veces contra mí. Me despierto y es un alivio encontrarme tan lejos de Venezuela.
Una historia del tiempo oscuro.
Primera parte: la carretera.
Segunda parte: los caminos nocturnos.
Epígrafes de Dostoievski.
Sade
Eliot
Nerval
Dostoievski.
Pirandello.
13 de Mayo. Jueves.
Voy al consulado y de allá me traigo un Nacional con un artículo que lleva mi firma: “Los verdaderos hombres”. Uno de los mejores trabajos que he realizado en el campo del periodismo. (Viernes 7 de Mayo de 1971)
Noche. Trabajo en un artículo sobe Rimbaud.
Para ese artículo sobre Rimbaud me he basado en mis viejas notas del Diario de Bruselas.
14 de Mayo. Viernes.
Pongo en limpio. El artículo.
Sobre Rimbaud y se lo mando a “El Nacional”.
La embriaguez te excita pero no te deja trabajar.
El editor de “Gritando su Agonía” me dice que los Castellanos de la Librería Historia se niegan a pagar. Estos señores se están robando nada menos que Bs. 32.000.
15 de Mayo. Sábado.
Carta de Fuentes lo han nombrado gerente de Montes Ávila. Que le gustó mi artículo “Los Verdaderos Hombres”.
Si hiciera cuentos y creyera en la amistad diría que tengo amigos en “Imagen”, en la Presidencia del Inciba, en la gerencia de Montes Ávila, esa la página C-1 de “El Nacional”, en el Papel Literario de este mismo periódico y en todas las páginas de “Ultimas Noticias”. Creo en la amistad de algunos hombres, especialmente en la de los encargados de estos organismos. ¡Ojalá no me defrauden!
Que en “Elite” se habla del cuento que me público Cela. (José soy yo).
Es curioso como Chaplin se parece a Hitler y como Cantinflas se parece al “Che” Guevara. Sólo en el parecido.
16 de Mayo. Domingo.
Para empezar un artículo: “…el señor fulano de tal, con la característica que lo tipifica (¡el pobre es retrasado mental!) dice en su nuevo libro etc. Etc…
Soñé que mi mamá estaba acostada y había un hombre joven a su lado y yo los veía a través de un espejo y yo estaba sentado en un mueble y no me movía y seguía mirando hacia mi mamá y hacía el joven y ahora veía el pubis de mi mamá y sus piernas. Yo miraba, y bajó mi hermano Adolfo y me dijo que siguiera ahí vigilando a mi mamá. ¿Por qué yo? ¿Y qué tenía que cuidar yo a ella o a ese joven? Me levanté y salí a una calle y caminé entre la niebla. ¿Es que la moda de uno es su mujer? Me dije. Y mi madre ahí acostada con ese joven a su lado se me transformaba a veces en M.
17 de Mayo. Lunes.
Soñé que M había salido embarazada de otro hombre. Ella lo confesó después que yo la interrogara y comencé a golpearla en la cabeza. La golpeaba, pero mis golpes no le daban con fuerza y eso me hacía impotente.
Hoy he conocido a J.E. Cirlot. Me regala un Nº de Papeles de Son Armadans que trae un ensayo suyo sobre Nerval. Sus escritores favoritos, me dijo, son Novalis y Poe.
Compro el 1er tomo de “Blanquerna”, de R. Julio.
Aníbal Valero me notifica que Siso Martínez murió hará cosa de tres días en EE.UU. Era un gran amigo. No lo olvidaré jamás mientras viva. Me dio una beca por tres años para que me fuera a Bruselas.
Cirlot, quien me dijo que uno de sus tres poetas preferidos era Novalis, desconocía la existencia del “Diario Íntimo”. Insistió y pensó que yo me refería a los Fragmentos. Mañana le prestaré la versión que tengo.
La prensa cubana dice que Vargas Llosa es vendido al imperialismo.
18 de Mayo. Martes.
Recibo los libros de Fuentes.
Escribo un artículo que titulo “La izquierda exquisita venezolana” y se lo envío a Ratto Ciarlo (“Ultimas Noticias”).
Me llega el cheque de “Imagen” ($30) por concepto de mi artículo sobre Guillermo Meneses.
Beneyto: C/málaga, Valencia, 9.. 657177.
19 de Mayo. Miércoles.
Compro la traducción de “Una temporada en el infierno” que hizo G. Celaya.
La proverbial suciedad española. En el hotel nadie se baña. Se ha perdido la llave del baño y ninguna persona se ha dado cuenta, sólo nosotros. Beneyto pasó un mes aquí y no se bañó ni una sola vez. Mañana se irá. Como continúe sin aparecer la llave nos iremos a Bélgica. O de este hotel.
La señorita Dupont entregada al noble oficio de la prostitución le pidió un préstamo a un hindú que se enamoró de ella y aún no se lo ha devuelto. De esto hace más de siete meses. El hindú se gana la vida dando clases de inglés y de Yoga. Es miope y usa lentes de contactos.
- Si usara los otros -nos dice-, el negocio no daría sus resultados. Hay que hacer ver que el yoga no tiene ningún defecto. El hindú el mismo día que vio a la señorita Dupont en la sala de recepción se quitó la camisa y comenzó a hacer sus ejercicios. Metía su barriga y todo y se reía. Después dijo que había alcanzado lo que siempre había deseado. Una motocicleta. “Si tú compras una motocicleta morirás”, dijo que le había dicho alguien. Pero él se compró su motocicleta. No le teme a nada, dijo. La señorita Dupont estaba triste. Se rumoreaba que estaba en estado del hippie Richard, que trabaja en una discoteca de la Costa Brava. La señorita Dupont brincoteaba en la sala. No salía ni para comer. Le pagó el almuerzo. La trasportaba en una moto. Pasó el tiempo. La señorita Dupont desapareció. El hindú vino por ella y se enteró de la partida de la señorita. “No dejó nada para mí”, le preguntó a la dueña del hotel. “No”, la señorita Dupont no había dejado nada para él. El hindú se puso frío. E hizo algo que no debe hacer ningún yoga: perdió su sangre fría. “!Oh, no!”. La señora del hotel se sobresaltó: “¿Es que le pasa algo?”. “No, nada, la señorita Dupont debía dejarme 15.000 pesetas, que eran todos mis ahorros”. El hindú temblaba. La señora no hallaba qué hacer. Le trajo un vaso de agua. La señora del hotel pensó que la Dupont se había ido a llevarle ese dinero al hippie Richard. La dueña del hotel, un poco más concienzuda, pensó que la señorita Dupont, con el dinero del hindú, había volado a hacerse un aborto. Más vale hacerse un aborto que tener su hijo perdido. Que le preguntaran a ella. Muy inteligente la señorita Dupont. En cambio, el hindú aquello le parecía una perrada. “Una perrada de las últimas”, dijo en inglés. Ya no sabía en qué lengua expresarse. Se enredaba todo y maldecía. Con lo que iba a coger un piso. La señora lo oía desahogarse. El hindú se fue. Volvió por el hotel cuando se enteró que la señorita Dupont había regresado de Francia. Hablaron en la sala. El hindú alzó la voz: “Bueno, fírmeme usted un recibo”. “No puedo, dijo la señorita Dupont, porque no sé escribir”. A estas alturas la señorita Dupont andaba en otro lío: el hippie Richard se había ido a Holanda con el dinero de un primo suyo, de la señorita Dupont, que ahora estaba en la cárcel. Lo del hindú, comparado con eso, no era nada. Así que se lo dijo: ¡No me moleste hombre! ¡Piense que le he podido quitar más!”. El hindú bajó cabeza y salió. Habló con la dueña del hotel y se despidió. El hindú adoptó otra táctica. Recomendada por la dueña del hotel: comenzó a “bombardear” a la señorita Dupont.
- ¡Qué hay señorita Dupont? ¿Muchas noticias?
- Qué va. El hindú maricón ese.
20 de Mayo. Jueves.
Anoche aclaré el misterio de la llave. Estuve atento al mínimo ruido de puertas. Después al ruido de aguas. No sentí nada. Pero una cañería que comenzó a vibrar me dijo que alguien se bañaba. Me puse a la espera y encomendé a M la vigilancia. Así descubrí que el que esconde la llave del baño es nada menos que el policía del 27.
21 de Mayo. Viernes.
Al consulado de donde me traigo un recorte de “El Nacional” con un artículo mío: “La trágica verdad del escritor”.
“La trágica verdad del escritor”, buen título para el libro de notas que pienso preparar en un futuro. Recogeré , corregiré y publicaré lo mejor que he escrito en los periódicos.
Lecturas desordenadas. Libros a medio leer. ¿Qué viene después de esta temporada?
En España hay dos maneras de imponerse: o ganándose un premio o imponiéndose a través de una gran editorial. Pero hay gente que ni a través de estos dos medios se imponen.
¿Seré yo un escritor a lo Stendhal o a lo Malcond Lowry que se impusieron a los años de su muerte?
Mi mejor libro es este “Diario de todos mis diarios”, por supuesto. Pero creo que nunca publicaré un tomo mientras viva.
Noche: escribo dos artículos: uno sobre Scotl Fitzgerld, basado en el estudio de V. G. W. Cross y otro, autobiográfico, sobre mis primeros temas.
22 de Mayo. Sábado.
Le envío a “El Nacional” un artículo autobiográfico que titulo “La devoción por la lectura”.
Sali a comprar unas botellas de leche y tuve un altercado con el vendedor. Se negaba a recibir las botellas porque según él yo no se las había comprado. Yo me puse furioso porque es ahí donde compro siempre la leche. Lo llamé miserable perdí los estribos. Se arremolinó la gente. Ahora todo ha pasado y me siento avergonzado de mí mismo. Pero fuera de todo hay que reconocer que los catalanes son unos miserables que viven pendientes de las peseticas de los demás.
23 de Mayo. Domingo.
Pongo en limpio un artículo sobre Scot Fitzgerald.
Trabajando con la cabeza un nuevo viaje a Bruselas. Estoy cansado de estos miserables de catalanes. Recuerdo que en Palma, por el invierno, pedimos una cobija para C y nos la negaron. ¡Que hijos de puta! El dueño era un catalán.
24 de Mayo. Lunes.
Desmoralizado hasta los tuétanos.
C ha pasado dos días con una fiebre que le llego a 42º.
Indeciso. No confío en mi país. Pueden dejarme fuera con M y C. ¿Y de qué podríamos vivir en España, un país tan miserable, donde no ayudan a nadie? Hoy fui a una agencia de viajes a preguntar los precios de los billetes, por Ferrocarril, para Bruselas. ¡Pasan de las 2.700 pesetas en segunda!
Un informe de la O.C.I. sobre la cultura venezolana en 1970 mete a todo el mundo menos a mí. Reseñan cuanta publicación apareció (hasta folletos) y no mencionan “Gritando su Agonía” ni la segunda edición de “Entre las Breñas”. Yo no existo. Difícilmente que en Venezuela haya una persona que escriba más que yo.
25 de Mayo. Martes.
Paso el día leyendo “El árbol de la ciencia” de Pio Baroja. Baroja narra de corrido, utilizando casi las mismas palabras y tratando a los hombres de estúpidos, chulos, cobardes y vividores como parásitos. Lo que narra aquí Baroja es su impresión de una España sucia, rastrera, sin salida. Como que España y los españoles son una y la misma cosa. A través de Andrés Hurtado, Pio Baroja deja caer su ideario, marginado del pesimismo que le impregnaron las lecturas de Kant, Schonpenhauer. Baroja a su alrededor, no ve más que necedad y gente baja, insignificante y ruin. Andrés Hurtado, el protagonista de esta novela, es un hombre amargado, como debería serlo un hombre que se da cuenta de que el medio y las personas que lo rodean es todo un asco. Su idea sobre el español es la siguiente: “es demasiado fanático, demasiado vago, y casi siempre demasiado farsante”. En definitiva, que para Baroja sus compatriotas no son más que unos seres despreciables y miserables. En España, escribe Baroja, no hay simpatía y respeto si no por lo inútil, y por eso es que allí las ideas se han fosilizado. Baroja en esta novela repite unos cuantos pensamientos que pergeñó en “Las horas solitarias” y en “La decadencia de la cortesía” John Dos Passos elogió mucho esta obra de Baroja en la prensa estadounidense, y la nueva crítica norteamericana ha reconocido que dentro de la corriente realista en la que se encontraba Baroja (y citan a Máximo Gorky) el vasco los superaba en cultura y en facilidad para exponer sus puntos de vista. Baroja, que nunca fue un novelista de lo escabroso, lleva a Andrés Hurtado al suicidio.
Era de suponerse ¿cómo un hombre de tanta sensibilidad podía vivir entre las alimañas y el estercolero?
26 de Mayo. Miércoles.
A Seix Barral, Pere Ginferrer, encargado literario, me dice que Rulfo había elogiado mucho mi libro “Entre las Breñas”. Rulfo leyó mi libro en México en la edición de Picazo; también me dijo Ferrer que el director de Seix Barral estaba interesado en re-editar mis libros. Y concretamente “Entre las Breñas”. Yo le dije que había firmado un contrato con Picazo y que debía esperar hasta septiembre. “-En principio es seguro que editemos primer arreglo de cuentos conmigo mismo”, me dice Ginferrer, quien a la vez me ofrece sus libros.
Por la tarde voy donde Picazo. Me pone inconvenientes para devolverme mis derechos de autor. Pero no puedo olvidar el contrato que me firmó.
27 de Mayo. Jueves.
La noticia de que Rulfo admira mi obra y de que Seix Barral quiera reeditarla me pone en un despeñadero: ni puedo leer ni puedo escribir, tal es el compromiso grande en que me meten. Por un momento me sentí débil e incapaz de proseguir la brega. Un reconocimiento necesita ser justificado en todo instante.
Extraje cinco cuartillas más de mi diario de Caracas para ese libro de memorias que preparo.
28 de Mayo. Viernes.
Me leo una novela de Halmar, Söderberg, “El doctor Glas”.
Trabajo un poco en ese conato de memorias y empiezo a pasar en limpio, ayudado por M ese manuscrito de “Una Historia del tiempo oscuro” o “Primer arreglo de cuentas conmigo mismo”.
John Dos Passos no escribió sobre “El Árbol de la Ciencia” si no sobre “La Busca”.
¿Y ahora qué haré? La editorial Seix Barral ha echado por el suelo ese propósito mío de volver a Bruselas.
29 de Mayo. Sábado.
Trabajando en el Diario Onírico.
Carta de mi hermano José. Dice que me enviará un dinero en junio. Que Alirio le ha dicho que hay una cantidad de militares jóvenes pendientes de mí y de lo que hago, que me leen y comentan todo lo que escribo.
Carta de Alice, que la Librería Historia se niega a pagar y que procederá judicialmente. ¡Sí, que embarguen a esos ladrones!
Lectura de “La Busca”, de Baroja.
30 de Mayo. Domingo.
Lectura de “Pequeño hotel para sádicos” de Giorgio Seerlanenco.
He puesto de nuevo en limpio ese libro que titulo de dos formas: “Primer arreglo de cuentas conmigo mismo” o “Una historia del tiempo oscuro”. Parece que Seix Barral quiere editar este libro que al mismo tiempo he mandado a ese concurso de novela carta de la ciudad de San Fernando, en Cádiz.
Es más que probable que no vuelva a escribir novelas o relatos. Seguiré leyendo todo lo que sea narración. Carezco de imaginación y no quiero seguir jugando y narrar es jugar. Cuando se ama el relato es un juego apasionado. A Rulfo como que le pasó lo mismo. ¿A cuántos no le pasan lo mismo? Sin embargo, dios quiera que me resuciten los ánimos porque en mi vida no aprendí más que eso.
31 de Mayo. Lunes.
Bueno, parece que al fin terminé con ese primer tomo de memorias. Son unas memorias, mi génesis. Combino el realismo, con lo onírico, con lo fantástico y lo imaginativo.
Estoy enfermo. Gripe. Malestar. Dolores en la cabeza y la garganta.
Ha llovido todo el día.
Yo lo llamé, continúa el botones, y no me respondió.
La señora del hotel dice: “allá él que se los apañe”.
Dice él sereno que el suicida llegó a eso de las cinco de la mañana. Que era delgado y jovencito y que le dijo que lo llamara ese otro día a la una, a las dos o a las tres.
La dueña y que se encargó de esto. Lo llamó y nada. Por la noche la señora le preguntó al sereno por el del 36. Nada. Subieron, probaron una llave y nada. El sereno propuso derribar la puerta. “No, dijo la señora. Dejémoslo así. Mañana llamaré a un cerrajero”. Pasó el tiempo. No se llamó al cerrajero y ocurrió lo de hoy.
El sereno se ha puesto nervioso. Es un policía jubilado. “Yo cargo su pito, dice y esto”. Se saca una navaja, la abre y la muerde. Allí estamos la señora. Su hija la gorda y yo.
- Mi hija hizo una solicitud para Jorbie -dice la vieja señora del perro. Le han hecho llenar una planilla y le han pedido una fotografía.