José Sant Roz
En cinco lujosas limosinas llegó don Corleone Marco Rubio a una reunión estrictamente privada en el palacio presidencial Las Garzas, con el presidente del país, José Raúl Mulino. De inmediato don Corleone Marco Rubio fue al grano:
- Señor Mulino, primeramente, se le dirán a todos los medios, que hemos abordado temas de interés común como la cooperación en materia migratoria y la lucha contra el crimen organizado. Eso será todo lo que se dirá. ¿Entendido?
- Por supuesto, excelencia. Tomo nota. No se preocupe.
- Por órdenes de nuestro presidente Donald Trump se ha ordenado acabar de manera inmediata la influencia de China en el Canal, porque debe saberse que esa influencia representa una amenaza para los intereses estadounidenses. Usted debió entender eso desde el momento mismo en que fue investido por nosotros mismos como presidente.
- Claro, excelencia, yo también he estado de acuerdo con eso desde que tomé la presidencia. Mejor dicho, para eso estamos, para llegar a acuerdos. Para eso fui elegido, y lo agradecemos altamente todos los panameños
- Esa influencia de Beijing sobre la ruta representa de la seda, es una violación del Tratado Relativo a la Neutralidad Permanente y el Funcionamiento del Canal de Panamá«, por lo que exijo cambios inmediatos. ¿Entendido? Este statu quo es inaceptable y si en pocas horas no vemos tales cambios procederemos a tomar las medidas necesarias para proteger nuestros derechos bajo ese Tratado. Yo, al salir de aquí elogiaré su mandato, y diré que nuestras relaciones se encuentran en su mejor momento, aunque usted no ha cumplido del todo con esas normas. Sepa que tenemos control sobre todos sus bienes y las transacciones financiera de cinco últimos años. Muchas gracias, por su tiempo. Y usted recalcará a los medios que nuestros acuerdos se llevaron de la manera más altamente respetuosa y cordial. Usted lo dirá por su lado y yo lo diré por el mío, separadamente. ¿Entendido?
previamente, el lacayito Mulino estuvo ensayando con funcionarios de su propia administración, el siguiente y bien extraño guión, en el que incluso se mencionó a noriega, insólito:
- Sí, adelante su excelencia, por aquí, siga, por favor tome asiento.
- Tengo una agenda muy apretada, sólo me detendré unas horas, y vengo con una misión urgente sobre los cambios que tendrá que asumir de ahora en adelante el Canal.
- Sí, excelencia.
- Usted sabe que este Canal lo construimos nosotros.
- Claro, claro.
- Usted recuerda, lo que le costó a Noriega el no asumir sus compromisos con el orden internacional.
- Perfecto, claro que sí, excelencia.
- Pues bien, es todo lo que le tengo que decir…
Los medios occidentales han calificado de gira triunfal del secretario de Estado de Donald Trump, por Centroamérica y el Caribe. Triunfal, porque sólo ha visitado a puros jalabolas y lacayos gringos. “Abrazos y sonrisas con los presidentes anfitriones, que le han recibido con los brazos abiertos; paseos por parajes idílicos, como el que se dio junto al salvadoreño Nayib Bukele delante de su residencia con vistas al lago Coatepeque; e imágenes de alto valor simbólico para sus bases, como la supervisión a un vuelo de deportados de Panamá a Colombia o la confiscación de un avión incautado al régimen de Nicolás Maduro que estaba retenido en República Dominicana”.
Y ratifican dichos medios que “el exsenador cubanoamericano regresa a casa con la cartera llena de acuerdos beneficiosos para los intereses de Washington, principalmente relacionados con el rol de América Latina en frenar la migración indocumentada y recibir a los deportados, el combate al tráfico de drogas y para ALEJAR LA INFLUENCIA CHINA DE LA REGIÓN. Pero ahora vendrá lo más difícil: toca definir la letra pequeña de esos pactos”.