Por: Lupo
Todos en Colombia saben y reconocen que en la larga, cruel, sucia, tramposa, multiestamentaria, muy instrumentada, farisaica, …. confrontación – (aparentemente) interna- ha habido, hay y habrá (porque no ha terminado) toda clase de jugadas, truculencias, despistes, aberraciones, … de parte y parte. Por lo tanto, ‘el caso Santrich’ puede cobijarse bajo casi cualquier posibilidad o combinación de factores, bien sea de parte del mismo Santrich o de parte de los acérrimos enemigos personales e ideológicos de este señor (entre los cuales está -muy en primer plano- el mismísimo Alto Gobierno).
Dentro de este contexto, cabe señalar que parece definitivamente IMPOSIBLE que Santrich haya burlado la cerrada y permanente custodia y vigilancia de sus guardaespaldas oficiales y personales.
Además, su condición de ciego constituye un poderoso impedimento para actuar ladinamente. Adicionalmente, sería casi contradictoria una ‘fuga’ si se tiene en cuenta que Santrich y sus amigos y aliados lucharon larga y duramente por lograr los llamados ‘Acuerdos de La Habana’ y el reconocimiento ‘político’ de los líderes insurgentes.
Por lo tanto, el ‘análisis’ de este candente tema no puede soslayar ‘la otra cara de la moneda’, es decir, que Santrich haya sido ‘desaparecido’ perversamente por parte de sus múltiples y poderosos enemigos ideológicos, una eventualidad muy conocida y recurrente en la feroz y fratricida ‘violencia’ que ha azotado a Colombia desde hace más de 70 años.