Parte III
Escrito por: Arles Gómez
No podemos optar entre vencer o morir, ¡necesario es vencer!”
José Félix Ribas.
La historia se ha acelerado abruptamente; desde la última vez que hicimos consideraciones similares a éstas que nos disponemos a hacer (octubre 2019 revise aquí), los acontecimientos económicos han llevado una dinámica marcadamente más vertiginosa.
Hace ya varios años que la dinámica económica de nuestro país sigue el curso inducido por la agresión imperial, el ataque a la moneda y la hiperinflación criminal. La degradación del salario real de los proletarios y por ende la degradación de sus condiciones de vida, es en última instancia, la degradación de la vida social y económica del país. Ese ha sido el objetivo del ataque a la moneda, el objetivo del Imperio: destruirnos como Estado, Nación y País. En base a ese objetivo, el Imperio a través de la manipulación cambiaria, nos impuso una dinámica de degradación socioeconómica de carácter exponencial; es decir, la curva de destrucción país que nos impuso el Imperio criminal de los EE.UU. es exponencial.
Toda dinámica tiene un inicio (origen o causa), tiene un trascurso (crecimiento, desarrollo o apogeo) y tiene un final (decadencia o declive, y muerte). Existen dinámicas que son auto-consistentes en el tiempo, para las cuales el ciclo de finalización no se alcanza como consecuencia natural de la dinámica en sí misma, sino que se alcanza por la intervención de factores externos: perturbaciones caóticas, interferencias en los procesos de la dinámica, o convolución con procesos alternativos (que algunos llaman parásitos).
Las dinámicas exponenciales, como la que criminalmente nos ha impuesto el Imperio, suelen ser auto-consistentes en el tiempo. Es decir, la destrucción socioeconómica del país va a continuar por tiempo indefinido, a menos que nosotros como pueblo hagamos algo para evitarlo: debemos linealizar la curva y romper la cadena de propagación.
Por linealizar la curva nos referimos a la desaceleración de la inflación hasta un nivel sano para la economía. Cuando hablamos de romper la cadena de propagación, estamos haciendo referencia a imponer una nueva dinámica económica que impida la especulación.
Valga la analogía terminológica con la pandemia para entender que se trata de asuntos similares, dinámicas similares, consecuencias similares y que requieren correctivos análogamente similares.
La Curva Que No Se Aplana:
La inflación en los precios de todos los bienes de consumo masivo y prioritario no ha cesado ni por un día a lo largo de los últimos años. Algunos aducen la inflación al «dinero inorgánico», otros hablan del «déficit fiscal», otros tantos dicen que el problema es causado por la «baja producción» nacional, y algunos otros dicen que el problema es «la economía rentística petrolera».
Todos presentan argumentos y opiniones para intentar sostener sus aseveraciones, sin embargo, ninguno presenta pruebas fehacientes, científicas, incuestionables e incontrovertibles que respalden sus afirmaciones.
- “El Dinero Inorgánico”: Empecemos por explicar que es dinero inorgánico, es el dinero que se emite sin ningún tipo de respaldo, es decir: si existe una economía que tenga su dinero respaldado por algún tipo de riqueza real (oro, diamantes, plata, etc.), y el gobierno imprime más dinero de lo que el respaldo disponible o almacenado le permite, entonces el dinero en exceso se llama inorgánico. Cuando el dinero que circula es fiduciario, es decir; no está respaldado por nada en lo absoluto (así como el dólar, el BsS y todas las monedas mundiales en la actualidad), no existe el dinero inorgánico: todo el dinero es “inorgánico” per se, debido a que no hay riqueza real respaldando la especie monetaria. En una economía con dinero fiduciario, no existe riqueza de respaldo, por lo cual no hay excedente de dinero respecto al respaldo y por ello no existe el “dinero inorgánico”. Lo que sí existe en una economía fiduciaria (como lo es la economía mundial actual); es el déficit fiscal, esto es: la masa monetaria emitida se incrementa en mayor cantidad que la recaudación de impuestos. En palabras más digeribles: el Estado gasta más dinero del que gana; y por ello se endeuda consigo mismo y, se hace la promesa a sí mismo de que va a pagarse cuando incrementen sus ingresos (aumente la recaudación de impuestos).
- ¿Será el déficit fiscal la causa de la inflación? La respuesta a la pregunta es: ¡no! En nuestro país el déficit fiscal está alrededor del 20% del PIB [1], una cifra que puede mejorarse pero que no guarda relación de causalidad con la inflación de los precios en la economía nacional; tampoco se evidencia que exista causalidad entre el déficit fiscal y las variaciones del tipo de cambio; así lo ha demostrado en reiteradas oportunidades la Dra. Pasqualina Curcio, pueden revisar su libro: Hiperinflación Arma Imperial [2]. Como comparación, vamos a analizar los déficits fiscales de algunos países y sus índices de inflación:
- Chile: Para el 2019 el déficit fiscal chileno fue de 2,7% [7] a la par de esto, su inflación fue de 3,0% anual [8].
Se puede observar que existe correlación entre los índices de los diferentes países. Vale la pena poner la lupa en Argentina, que al igual que Venezuela sufre la manipulación cambiaria por parte de agentes externos inescrupulosos, allá se llama DólarBlue; los niveles de inflación que registra Argentina van de la mano con la variación porcentual del tipo de cambio no oficial DólarBlue. Otro caso a analizar es EE.UU. en el que se observa una inflación porcentual por debajo del déficit fiscal, se debe recordar que EE.UU. tiene la maquinita que imprime los dólares y a su vez, con sus mismos dólares compra mercancías, bienes y servicios a nivel mundial; con lo cual su mercado interno se ve inundado de productos y servicios provenientes de economías externas, eso hace caer el índice de inflación y produce una condición especial para la economía estadounidense.
Se hace evidente entonces que, si Venezuela tuviese una inflación cercana al 20%, se podría decir que la causa del problema es el déficit fiscal. Como ese no es el caso, entonces la conclusión obvia es que no tiene nada que ver el déficit fiscal con la inflación en Venezuela.
- “La Baja Producción Nacional”: Contrario a lo que dicen quienes argumentan esto, la producción nacional interna ha venido aumentando. Lamentablemente ni el INE ni el BCV han estado publicando las estadísticas pertinentes, pero la Dra. Pasqualina Curcio ha hecho excelentes demostraciones al respecto en su libro La Mano Visible del Mercado [15]. Quien nos lee puede percibir lo que afirmamos cuando va al supermercado, la cantidad de productos de origen nacional ha ido incrementándose, actualmente toda la carne, el pollo, los huevos, las hortalizas, frutas, leguminosas y harinas precocidas de maíz, entre otros rubros, son de producción completamente nacional. Si bien es cierto que nuestro PIB se ha contraído abruptamente desde el 2013 hasta la fecha; es por todos conocido el hecho de que dicha contracción se debe casi exclusivamente a la caída de la rentra petrolera. La caída de la renta petrolera se debe a múltiples razones, entre las que el bloqueo imperial criminal ostenta al menos el 60% de las causas, aunado a los focos de corruptelas y desfalcos (herencia de vieja data y de figuras como Rafael Ramírez). Es urgentemente necesario y, debe ser una prioridad del Gobierno Revolucionario, elevar la producción petrolera nacional, así como la producción de derivados del petróleo (que no son solamente combustibles y lubricantes); nuestro país cuenta con toda la capacidad y conocimiento que se requieren y, no se amerita de grandes importaciones sino de grandes aplicaciones del ingenio y del talento humano.
- “La Cultura Rentística Petrolera”: Quienes aseveran que la inflación y la crisis económica que vive Venezuela se debe a que durante 100 o más años hemos vivido del petróleo, enarbolan una media verdad y pretenden convertirla en verdad absoluta. Es cierto que en el transcurso de más de un siglo nuestro país ha vivido marcado por la renta petrolera, sus beneficios y consecuencias explican muchos de los tormentos que de manera histórica ha padecido Venezuela. Sin embargo, los que esgrimen éste argumento lo hacen para explicar la súbita elevación de la inflación y la tasa de cambio, las cuales marcan la vida del venezolano desde mediados de 2013. Evidentemente coinciden la caída del ingreso petrolero con las alteraciones abruptas de los indicadores, pero no se debe olvidar nunca que la manipulación cambiaria empezó en 2003 cuando El Comandante Chávez ordenó la instauración de un control de cambio para evitar la fuga de capitales, empezó a través de un portal web llamado lechuga verde; no tuvo mayor éxito principalmente porque no tenía mayor acogida en el seno de la población y, gracias a la renta petrolera El Comandante Chávez pudo vencer los intentos por causar inflación de precios, mediante MERCAL y PDVAL, entre otras formas. DolarToday existe desde 2010 y no fue sino hasta el 19 de agosto de 2012 cuando empezó una dinámica exponencial de manipulación cambiaria [16]. Los efectos de esa dinámica en los precios se empezaron a sentir a mediados del 2013 y, los efectos de esa inflación sobre los niveles de vida cotidiana de los venezolanos asalariados se empezaron a sentir hacia finales del 2013 y con mayor intensidad a partir del 2014. Los que culpan de nuestras vicisitudes al petróleo y la renta que nos generó durante más de 100 años, dicen que, al desplomarse la producción y la renta, el país gastó todo lo que tenía para sostener “el modelo” y eso disparó la tasa de cambio y la inflación, debido a la baja producción nacional. Dicen esos mismos sesudos genios analíticos que: no existe la manipulación cambiaria, sino que, el control de cambios de forma natural ocasionó un mercado negro “espontáneo” y, que el precio en dicho mercado sí era real a diferencia del precio dado por el BCV. Tal vez el precio de las divisas en el marco del control de cambio estuvo subvaluado, es una discusión bastante extensa; sin embargo, no es ese el origen del mercado negro, de la manipulación de la tasa y de la inflación, podríamos dar numerosos argumentos pero el más contundente e incuestionable es: a partir del 2019 no existe ningún tipo de control cambiario ni fijación alguna del tipo de cambio por parte del Gobierno Bolivariano y la tasa de cambio sigue siendo impuesta de forma intencionada por los portales web, y no por el BCV y los mecanismos reales y legales de compra-venta de divisas; el Gobierno ha permitido la libre circulación de las divisas, la libertad de cambio e incluso la libertad de realizar transacciones de compra-venta directamente en divisas, y aun así, todavía la inflación no se detiene, así como no se detiene la manipulación de la tasa de cambio. De hecho, se ve un fenómeno insólito en el mundo: la inflación en dólares de los precios en Venezuela está por encima de la inflación en dólares de EE.UU. o de cualquier país dolarizado.
Otro argumento muy escuchado es que la inflación se debe a los incrementos de la masa monetaria, esto nos causa gracia, ya que en el transcurso de los últimos 3 años de forma deliberada el BCV ha dejado caer el índice de monetización (cantidad de dinero respecto al tamaño de la economía), y se puede evidenciar en la marcada escases de bolívares que sufre el país, al punto de que actualmente circulan más dólares que bolívares en Venezuela. Esa aseveración se comprueba fácilmente: vaya a un supermercado o a la bodega de la esquina, y pídale que le muestren la caja registradora, la verá llena de verdes y carente de bolívares. Tal es el caso que, en la actualidad, todos los BsS que circulan en la economía nacional, no superan los 12 millones de Petros, los que equivalen aproximadamente a unos 700 millones de dólares; teniendo en cuenta que la primera y única emisión del Petro fue por un total de 100 millones de Petros, apenas estamos monetizando en BsS el 12% de los Petros emitidos; por lo cual la masa monetaria puede expandirse sobradamente a conveniencia.
De todo lo anterior concluimos que evidentemente el origen del problema inflacionario es la manipulación cambiaria, y que la manipulación cambiaria tiene un objetivo político. Suscribimos la tesis que de forma magistral ha demostrado la Dra. Pasqualina Curcio en diferentes artículos y libros. No obstante, quisiéramos aportar algo más: la inflación no es simplemente una consecuencia, es también una causa, se retroalimenta de sí misma; esa es la razón de la autoconsistencia del proceso inflacionario, esa es la razón de que sea una dinámica exponencial. Al igual que con el coronavirus, donde los contagiados de mañana tendrán su origen en los contagiados de hoy, de forma tal que los contagios son función de la cantidad de contagiados; la inflación de mañana será causada por la inflación de hoy, de esa forma la inflación es función de sí misa; si además le multiplicamos por la perturbación política de la tasa de cambio, es evidente que el fenómeno que es de carácter exponencial se magnifica exponencialmente también.
Todo éste ejercicio de pensamiento no es simple catarsis o tiempo ocioso, es necesario para poder comprender y explicar lo que hemos estado viviendo, y es la base de partida para poder encontrar verdaderas soluciones a los problemas económicos que nos aquejan. Siendo objetivos, el bloqueo no va a ser levantado, no debemos pensar de forma ilusa que mañana el Imperio se arrepentirá de sus transgresiones criminales a la humanidad, y que fruto de esa epifanía imperial nos levantarán el bloqueo criminal y genocida que nos han impuesto. Lo que debemos hacer es incorporarlo en las ecuaciones que usemos para calcular las soluciones que necesitamos; debemos “aprovecharlo a nuestro favor”, solamente así minimizaremos el daño que nos causa. Debemos prepararnos para hacernos invulnerables a los ataques imperiales, de tal forma que cada paso que demos sea cuchillo en el cuello de nuestros enemigos y, que cada paso que ellos den, sea impulso sobre nuestra mano.
“Cuarentena Radical Económica”:
Una vez hemos internalizado el fenómeno de la inflación, sus orígenes y sus variables, podemos empezar a plantearnos soluciones a las consecuencias que dicho fenómeno causa. La consecuencia más palpable de la inflación es la destrucción del poder de compra del trabajador asalariado; son los proletarios los que pagan los platos rotos de la inflación.
No es casualidad el que sean los obreros, campesinos y empleados los que paguen la mayor cuota de consecuencias a causa de la inflación; eso es debido a la forma en que se ha diseñado la máquina económica capitalista, donde el dueño del medio de producción disfruta del privilegio excepcional de apropiarse del valor del trabajo de sus empleados. Justamente por ello es que el ataque a la moneda ha sido tan eficiente para nuestros enemigos. Se puede afirmar que La Revolución es políticamente invencible, y económicamente muy vulnerable.
Quienes nos atacan son conscientes de esa realidad, y han hecho de la manipulación cambiaria un arma que genera inflación; pareciera que nos atacan con la manipulación cambiaria, pero no; nos atacan con la inflación. Es similar a pensar en un avión bombardero y un bombardeo: el avión es quien porta el objeto de ataque (la bomba) y el bombardeo es el ataque (implementación del arma destructiva). Nos están bombardeando con inflación y es contra ella que debemos blindarnos. En tal sentido, la actual estrategia cambiaria no tiene efecto defensivo ni disuasorio alguno. La actual estrategia implementada para el Petro, tampoco.
Necesitamos construir un refugio antibombas, un escudo antinflacionario. Un mecanismo que nos permita escapar de los efectos de la inflación. Es por ello que debemos usar la inflación a modo de termómetro para corregir según ésta nuestras acciones. Unas propuestas que ponemos sobre la mesa para el debate de todo el pueblo venezolano:
- Dejar de corregir el valor del Petro según la tasa de cambio y, empezar a corregir el valor del Petro según el índice inflacionario. De esa forma, el valor del Petro en Bolívares subirá o bajará según lo haga el índice de inflación, mientras que su valor en divisas estará determinado por la canasta de commodities como se hace en la actualidad.
- En lugar de calcular la tasa Petro/BsS como producto de la multiplicación del valor en divisas del Petro por la tasa de cambio de las divisas; proponemos que se calculen las tasas de cambio de las divisas, dividiendo el valor en BsS del Petro entre su valor en divisas convertibles. De esa forma, el Petro dejará de ser un derivado del dólar y empezará a ser un activo referencial de la economía venezolana, un marcador económico imposible de evadir.
- Elevar el salario mínimo por lo menos hasta los 2,5 Petros mensuales; pagaderos en BsS según la tasa de cambio Petros/BsS. Y reconstruir las tablas salariales a partir de ese mínimo. Son múltiples las razones para proponer ese monto como el mínimo para el salario mínimo, entre las cuales podemos resaltar:
- Coherencia entre el costo de los rubros con precios acordados y el ingreso mensual de los trabajadores. De no existir esa correspondencia, la demanda agregada se verá severamente desestimulada y por consecuencia también se desestimulará la producción.
- Correlación entre el salario mínimo promedio que actualmente pagan muchas empresas privadas y el salario mínimo que perciben todos los dependientes del Estado y de las pequeñas empresas. Actualmente un cuantioso número de medianas y grandes empresas privadas, pagan salarios a los obreros que están entre los 100$ y 150$ al mes (aproximadamente 2 a 2,5 Petros).
Acotamos en éste punto que el salario mínimo justo debería ser de 6 Petros (propuesta que sostenemos en virtud del valor histórico del salario mínimo en el transcurso de la revolución hasta 2013, y que nos reubicaría dentro del promedio regional del salario mínimo), pero comprendemos que en las primeras de cambio puede resultar difícil desde el punto de vista fiscal dicho salario. Después de todo el Estado Venezolano tiene alrededor de 12 millones de dependientes. Y en los momentos actuales, debido a la pandemia, es realmente difícil lograr ese nivel de salarios.
- Elevar la recaudación de impuestos, invirtiendo el esquema actual de la carga impositiva: se debe reducir el IVA hasta el umbral del 5%, y se debe elevar la recaudación a través del ISRL principalmente de jurídicos y grandes acaudalados. Por lo cual sometemos al debate lo siguiente:
- Gravar con un impuesto del 10% mensual los grandes capitales en cuentas bancarias de naturales y jurídicos. Hablamos de cuentas con saldos de millardos y billones.
- Gravar con 10% de impuesto las grandes transacciones bancarias: nuevamente nos referimos a transacciones con montos en millardos y billones de BsS.
- Gravar con un 15% los grandes patrimonios de los jurídicos: ya seas por su valor en la bolsa de valores o por su valor en los registros contables internos en el caso de que no cotice en la bolsa. Esto es fundamental para que los grandes oligopolios del país contribuyan al fisco nacional.
- Gravar con hasta 25% de impuestos los bienes patrimoniales considerados suntuosos de las personas naturales dueñas de los grandes capitales. Nos referimos a los carros de lujo, las mansiones, los yates, los aviones, etc. de los ricos de venezolanos o extranjeros que vivan y hagan vida social y económica en el país.
- Aumentar el porcentaje del ISRL hasta el 45% para las grandes rentas de los jurídicos. Para los cuales sólo debe existir como desgravamen las obras sociales (retribución directa a la sociedad). No se les debe permitir el ajuste por inflación, ni ningún otro desgravamen.
- Elevar el Índice de Monetización en Bolívares de toda nuestra economía, aumentando considerablemente el circulante en BsS, el mismo se puede incrementar en 8,33 veces el valor actual como primera instancia, para que los 100 millones de Petros tengan contrapartida en BsS. Y en vista de que el BCV posee el Bloque Ayacucho II de la Faja Petrolífera del Orinoco, el cual posee 29.298 millones de barriles de petróleo, se pueden seguir emitiendo Petros y BsS según la necesidad, porque contamos con un buen margen de holgura.
- Cobrar la gasolina y el gasoil a puerta de llenadero a precio internacional full (1$ el litro) y, utilizar el carnet de la patria para depositar en bolívares, de forma directa semanalmente un subsidio por 40 litros, a todos los usuarios cuyo consumo sea destinado al transporte familiar. De tal forma que se deberá usar el carnet como tarjeta de débito para pagar el combustible. No subsidiar a los transportistas ni a los jurídicos.
- Subsidiar directamente a todos los usuarios del transporte colectivo urbano con al menos 200 pasajes al mes. Depositando el dinero del pasaje en el carnet de la patria del usuario, de tal manera que se deba usar el carnet para hacer el pago en el autobús.
- Elevar las tarifas residenciales de los servicios como electricidad, aseo, gas (GLP) residencial, agua potable y telefonía hasta que las mismas cubran el costo de sostenimiento del servicio sin dejar margen de ganancia. Implementar un subsidio directo y personalizado para los usuarios residenciales de dichos servicios que se encuentren dentro del rango de vulnerabilidad económica, mediante el carnet de la patria.
- Elevar las tarifas comerciales e industriales de los servicios públicos antes mencionados, hasta al menos el 70% de su precio promedio en Latinoamérica.
Esperamos que las ideas y las propuestas que presentamos, en éste pequeño resumen de una investigación muy profunda y extensa, sirvan para fomentar el debate y construir dialécticamente un robusto planteamiento nacional sobre las políticas económicas a tomar y las acciones concretas para implementar dichas políticas.
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