Por: Luis Roa
Colombia….Colombia en que berenjenal la han metido estos guapetones de barrio que la desgobiernan. Ese viacrucis de implacables ataques contra nuestro país la llevamos desde que aquel lúgubre personaje llamado Francisco de Paula Santander, llamado el “hombre de las leyes”, llego al poder, erigiéndose representante de la oligarquía y mandar a asesinar al coronel Leonardo Infante, al general José Antonio Anzoátegui, al Mariscal Jose Antonio Sucre y al atentado septembrino al Libertador. Esa misma oligarquía que se mancho de sangre de estos ilustres venezolanos; lo han hecho en su propio suelo asesinando aquellos precandidatos presidenciales que los consideraban un estorbo en sus pretensiones gubernamentales y de dominación. Así asesinaron a ese gran tribuno Jorge Eliecer Gaitan del partido liberal (1948); Luis Carlos Galán liberal (1990); Bernardo Jaramillo UP (1990); Carlos Pizarro M – 19 (1990).
La oligarquía colombiana nunca se ha ruborizado en consentir que ese país sea el patio trasero y lame botas de los gringos, recordemos el contrato leonino que firmo con EEUU para la construcción del Canal de Panamá; luego vino la independencia de ese país de Colombia (1903); donde la burguesía panameña azuzados por los marines norteamericanos y sin disparar un tiro se independizaron; fue tan fugaz tal separación, que los panameños se percataron que eran libres tres días después que eran independientes.
Podríamos sacar con pinzas aquellos presidentes que no han traicionado a su pueblo. Los demás han sido una pléyade de mandatarios de la más rancia ralea que han traicionado a su pueblo. Los últimos Alvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Ivan Duque. Han tenido como orientación fundamental haber gobernado a Colombia con saña, odio, rencor y el asesinato como una política de Estado. Alvaro Uribe tiene el “honroso” señalamiento de ser un narcotraficante: bajo el numero 83, y el de ser candidato a ser extraditado por los gringos y uno de los más enconados enemigos de nuestro país; días después de haber abandonado la presidencia, no dudo en decir que “le había faltado tiempo para invadir a Venezuela”. Hoy pese a que es Ivan Duque el que funge como presidente, el que está detrás del telón y ordena lo que tiene que hacer es Álvaro Uribe. Un gobierno que asesina a dos y tres líderes semanales y a los excombatientes de las FARC. Un gobierno servil, rastrero, sumiso y arrastrado. Hoy una gran sombra guerrera se alza sobre Colombia, empujados por ese otro personaje pérfido que habita la Casa Blanca, que ha hecho lo indecible para ahogarnos en su criminal bloqueo y sanciones; hoy lanza al ruedo otros métodos no menos letales como es la guerra o una posible invasión a nuestro suelo patrio. En la Alta Guajira; hay tropas gringas brasileras y colombianas haciendo maniobras militares, en Tolemaida, en el Catatumbo. En la frontera con Venezuela están desplegando miles de contingentes con no muy santas intensiones.
Recordemos que en Colombia se han estado entrenando mercenarios; de allí salió la Operación Gedeon que luego fueron detenidos en las playas de Macuto en el estado la Guaira y en Chuao, estado Aragua el 3 de mayo pasado, luego en las riberas del rio Orinoco fueron localizadas abandonadas, por las FANB, tres lanchas apertrechados de fusiles, misiles y municiones; pertenecientes al gobierno colombiano, que todavía sigue siendo un misterio.
Donald Trump envía a Colombia a 800 efectivos de las Fuerzas Armadas especiales en un acto inusual y de vulgar intervención a un país, contando con la venia exclusiva del sub presidente Ivan Duque. Esta presencia armada tiene una estela de ilegalidad, es una violación a la soberanía y a la Constitución Nacional y un atentado al estado de derecho. En la Carta Magna colombiana en el articulo 237 existe un órgano consultor del gobierno llamado Consejo de Estado, quien es el que toma la decisión, también, sobre la presencia de tropas de otro país en el territorio nacional, y Duque no lo hizo. Todo esto se une a la barrabasada que quien anuncia la presencia de las tropas es Trump y no el Estado que las recibe. Esto es simplemente una ocupación del territorio y aquí el que pone la fuerza es el que manda; en dos platos Ivan Duque es una mampara; porque el que va a imponer las reglas de juego es Donald Trump, el dueño del circo. El papanatas que funge como ministro de la Defensa, Carlos Holmes Trujillo, en relación a esa presencia militar ha dicho…”para el gobierno colombiano la lucha contra el narcotráfico es una prioridad compartida con EEUU”. Luego en un comunicado expresa “En ningún momento habrá transito de tropas extranjeras en participación de operaciones militares” (sic). Pero no dicen para nada que el el gobierno de Colombia y el de USA son “aliados” en la siembra y la comercialización de la cocaína. Por otro lado Trump repite que las tropas son “para asesorar y ayudar operaciones con naciones aliadas. Estos carajos piensan que el pueblo es como un arreo de mulas que caminan por donde las arrean. Con todo lo anunciado por el magnate de la Casa Blanca y lo dicho por él, que nos tiene “una sorpresita por ahí”, resumiendo muy sucintamente tenemos que decir que este señor asume la dirección del gobierno colombiano entre ellas la invasión utilizando como trampolín al pelele Duque.
El senador Gustavo Petro ha expresado “No se puede ocultar lo evidente, se prepara una invasión a Venezuela con lo peor, la ayuda del narcotráfico”. Otro senador que también opino fue Armando Benedetti: “El Almirnte Craig dijo en marzo que su misión era capturar a Maduro por narcotráfico. Hoy sus tropas vienen en camino y no me interesan si lo capturan o no; pero no metan a nuestro país, en una guerra ajena. Que sigan derecho si quieren, pero que no paren el barco por aquí”. Trump no está en sus momentos, tiene plomo en el ala; pero tiene a la vuelta de la esquina una reelección presidencial y una forma de recuperar su deteriorada imagen es entrar en una confrontación armada contra Venezuela y apoderarse de sus riquezas que es lo que le trasnocha a los gringos, además tiene que ganar puntos con las grandes corporaciones, la mafia mayamera, la gusanera cubana y los apátridas venezolanos; pero por otro lado tiene el fantasma del coronavirus que lo amenaza con su curva exponencial indetenible, con el agravante que ha sido muy poco lo que ha hecho para frenarla. El ingreso de los barcos iraníes que anunciaba que no los iba a dejar arribar a Venezuela y luego arrugo. El asesinato de George Floyd de manos de un policía. Que tiene incendiado al país en todos los costados; en un país donde no solo la policía es racista, sino que es una política de Estado. Por otro lado el cartel de Lima que con el pandemónium del virus no tienen tiempo en otro peo que no sea el de ellos. No obstante el guerrerista Trump tiene metido entre ceja y ceja mantenernos contra la pared con sus criminales bloqueos y sanciones; ahora viene con la invasión. Saldremos a defendernos. Patria o muerte venceremos.
Un Comentario
Tartufo
¡Insisto! Estamos esperando a los malditos gringos, «guerra a muerte»; la piedad sólo para los perros. No habrá prisioneros; como se presume que la guerra será larga, habrá que ahorrar los proyectiles, por lo tanto es recomendable no fusilarlos, sino degollarlos.