Por: Seira Lakshmi Belisario
En Venezuela, no hemos dejado de sufrir los embates del sistema económico mundial, que se niega a aceptar los rumbos que decidió dar una nación que se declaró libre hace ya más de 200 años y que logró dar un salto sustancial hacia la soñada emancipación desde la llegada al poder del Presidente Hugo Chávez, estos golpes se agudizaron a partir de su partida física y de la toma del poder por parte del Presidente Nicolás Maduro: Un aumento indiscriminado de los precios de los productos, acaparamiento, especulación, un violento déficit en la producción, sumado a la devastadora cultura de consumo y a un bloqueo indiscriminado de parte del sistema bancario internacional, han sido las causas principales de una caída en la capacidad de consumo de los venezolanos, cuyo fundamento principal es un modelo “con forma de propiedad, de relaciones de producción y de distribución capitalista”. (Bases ideológicas GMAS, 2016) El 3 de abril de 2016 el Presidente Nicolás Maduro anunció la creación de los CLAP Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, siendo estos una iniciativa del Gobierno Bolivariano que en principio fueron concebidos como una estructura para la producción y distribución de alimentos, a través de los cuales las propias comunidades se abastecerían de artículos de primera necesidad, dando respuestas a la urgencia principalmente de alimentos, sin dejar de lado otros rubros importantes de la canasta básica, de las familias venezolanas, en el marco de la coyuntura de escases generada por la guerra económica y el bloqueo internacional. La práctica de dicha iniciativa mostró muy pronto que la organización del pueblo venezolano superó en creces las expectativas y es así que se generó en muy poco tiempo una estructura que ha venido consolidándose como una herramienta vital de movilización de las comunidades en función de sus necesidades, de producción, políticas, culturales, educativas y no solo de distribución de artículos de primera necesidad. No se ha detenido ni un instante el esfuerzo los CLAP por lograr el objetivo inicial de La Gran Misión Abastecimiento Soberano, que buscaba el impulso desde las bases del Poder Popular de los motores agroalimentarios, para el 2016 se habían conformado alrededor de quinientos (500) CLAP y se distribuían cada semana aproximadamente mil quinientas (1.500) toneladas de alimentos, para marzo de este año (2018) se habían conformado ya alrededor de treinta y dos mil (32.000) CLAP y se distribuían sesenta mil (60.000) toneladas de alimentos semanalmente. Es decir ha sido una política de alto impacto, pues es un sentir generalizado de la población, que afirma sin dudar, que de no ser por los Comités de Abastecimiento y Producción hubiese sido imposible resistir la Guerra Económica.
UNA REALIDAD VIRTUAL: CLAP Y PERCEPCIÓN
Si bien, como afirmábamos en el párrafo anterior, la media poblacional reconoce en los CLAP una respuesta inmediata, concreta y efectiva a una situación circunstancial, debemos reconocer que lo que logramos visualizar a través de las nuevas formas de comunicación no responde necesaria y absolutamente a dicha realidad, coexistimos en un mundo de artificios. El tejido corporativo de los medios de comunicación provee diario a nivel global información y una interpretación del mundo cotidiano, que nos dice qué es y cómo es la «realidad” y esta realidad creada es concebida como real por una gran parte de la población. Y por qué la población asume como real informaciones que podrían no serlo, porque ya no se trata solo de la clase de información que recibimos, si no de qué forma estamos recibiendo dicha información, las nuevas formas de “comunicación” han sido estudiadas a tal forma y con tanta profundidad por los amos del mundo y sus corporaciones, que ya se ha llegado a conocer estudios del comportamiento humano a determinados estímulos neuronales que permiten controlar de manera efectiva la conducta de grupos humanos, términos como Neuromarketing y Neuropolítica son ahora imprescindibles a la hora de realizar disertaciones serias de comportamiento poblacional y de análisis de medios. Si se entiende que el Neuromarketing es una forma de control para influir en las decisiones de compra de los consumidores, la Neuropolitica se refiere a “aquellos ámbitos o esferas del poder que subyacen a las políticas gubernamentales y a las relaciones informales, un poder que actúa incluso por debajo del umbral de lo consciente y de lo intencional.” (Connolly, 2002). Son estas formas relacionales las que se hace necesario entender y trabajar en función de crear planes y proyectos comunicacionales efectivos que no solo informen a la población de lo que se está haciendo, si no que hagan frente a dichas formas de control mental, ya sea visibilizándolas o combatiéndolas desde el uso de las mismas. En Venezuela existen dos grandes percepciones de la realidad coexistentes, la de un Gobierno que trabaja día a día para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en contra de los ataques de potencias extranjeras y otra la de un Gobierno ineficiente e inexistente, en el que no existen políticas de atención social, estas dos realidades pugnan en la mente de los venezolanos y la batalla será ganada por aquella idea que desarrolle mejor su sistema de interacción con la población. En torno a los CLAP, les toca a los ciudadanos debatirse entre estas dos preguntas: ¿Son los CLAP una medida transitoria, eficiente y de organización popular en respuesta a la guerra económica o son los CLAP una medida de coerción, asistencialista y control por parte de un estado totalitario? Veamos… Según Sophie Lecheler, hay un “giro afectivo” en los estudios de los últimos tiempos en las ciencias sociales, mostrando un interés marcado por el estudio de las emociones en los procesos políticos, y nuevos estudios acerca de la percepción de la realidad política por parte de las masas afirman que la reflexión de los pueblos pasa por el tamiz de los deseos, las emociones y las pasiones, lo que inevitablemente influye en la cimentación de un punto de vista, las emociones, entonces, llegan a ser tan o más importantes que la razón, en especial en lo que a percepción de la realidad a través de las nuevas formas de comunicación se refiere, ya que la razón necesita de tiempo y las emociones responden de manera inmediata ante determinados estímulos perceptivos.
UNA NECESIDAD: CLAP Y COMUNICACIÓN
Entonces entre la realidad real y concreta de que los CLAP son una respuesta EFECTIVA del Gobierno Bolivariano (ME SIRVE) y la percepción AFECTIVA de esta afirmación por parte de la población (ME GUSTA) pasamos por el camino de los medios de comunicación, en especial de los medios relacionados con las nuevas tecnologías, en el que entra un nuevo e importante actor en este debate: LAS REDES SOCIALES. Las redes sociales, según el concepto más básico y simplista, son espacios de Internet constituidos por grupos de individuos con intereses en común, que permiten interacción entre los mismos y así logran comunicarse e intercambiar información o experiencias, pero no es un secreto, pues casi se asume como información pública, que las redes sociales son nuevas formas de control y vigilancia de la población, lo más inaudito, quizás es que esto ocurre con el consentimiento de sus usuarios, es decir, todos cuando accedemos a las redes sociales aceptamos y proveemos de datos personales que se hacen públicos o que pueden ser vistos por quién tenga acceso tanto a las redes sociales o a las bases de datos de las mismas. Los Macrodatos o Bigdata son el resultado de la recopilación datos de gran tamaño y los interesados usan la información obtenida para alcanzar conclusiones sobre los usuarios y cuanto más privada y especifica sea la información, mayor eficiencia tendrán los algoritmos para alcanzar conclusiones que permitan generar acciones para influir en grandes grupos de la población. Por ejemplo, a principios del año 2018 explotó un escándalo tras conocerse que Cambridge Analytica utilizó un algoritmo de extraordinaria precisión y un modelo de psicología que sirvieron para analizar los perfiles de millones de usuarios de Facebook e influenciar en sus votos en la campaña de Donald Trumph. Pero, dentro de este complejo mundo de las redes sociales y sus profundos estudios, existe otra realidad y es que gracias a las mismas características de participación masiva en estas, manejando de manera eficiente dichos medios y sus herramientas, tenemos posibilidades reales tanto de hacer frente a las grandes campañas de los poderes imperiales como de generar nuestros propios proyectos de movilización de información e influencia en la toma de decisiones de los usuarios. Se entiende entonces que el buen uso de las redes sociales es vital para lograr los objetivos que nos planteemos en el tema comunicacional de alguna institución o un área de la misma, ya sea para difundir logros, influir en la percepción o algún otro objetivo de interés.
@SeiraLakshmi