¿A quién podrán seguir mojoneando los gringos?
El ataque contra Diosdado viene siendo programado y dirigido desde la CIA, con el apoyo de la SIP. Recordemos que Marx decía que la verdad siempre la tratan de imponer los poderosos. Como Diosdado había llevado al banquillo a los bandidos (Bobolongo, Petkoff, Ravell, todos de la ultrad-derecha) que estaban diciendo que él es narcotraficante, y el diario ABC español que fue quien lanzó la fulana “primicia” estaba temblando por el juicio que le venía, los laboratorios de Miami optaron por pedirle a The Wall Street Journal que asumiera el peo internacional, por ser este medio la puta más poderosa del planeta con que cuenta la SIP y las transnacionales. Nada le costaba a esta poderosa puta salir en defensa todos los otros hijitos de puta que inventan toda clase de cochinadas contra Venezuela, empezando por todos los agusanados de España (ABC, El País y El Mundo,…). Es así como se ha estado forjando esta historia con la cual se pretende destruir El Mazazo, las elecciones parlamentarías y la organización del PSUV. Pero hay que responderles y vencerlos como tantas veces lo hemos hecho.
Los gringos históricamente han sido los más grandes reyes de la mentira, desde que el magnate del amarillismo, William Randolph Hearst, William Randolph Hearst, el gran magnate norteamericano de los medios de comunicación, quien controlaba los diarios «Examiner» y «Morning Journal». Fue este gran mojonero quien precipitó en 1898 la declaración de guerra a España por parte del gobierno estadounidense. Cuba llevaba ya años en su lucha independentista contra España y Hearts ya se había implicado fuertemente en el conflicto. Fue entonces –sin ninguna relación con la guerra-cuando en el acorazado «Maine» de la marina norteamericana, una fortuita explosión le hizo grandes desperfectosy se hundió en la bahía de La Habana.
Hearst envió al lugar a su dibujante Frederick Remington, quien una vez allí constató que no había nada extraño de lo que dar noticia y que el hundimiento no se podía atribuir a la guerra y le envió un telegrama: «Todo está en calma. No habrá guerra. Quiero volver». Hearts contestó en otro telegrama: «Usted facilite las ilustraciones que yo pondré la guerra.»
Hearst quería que el pueblo, y el presidente norteamericano, se pusieran a favor de la insurgencia cubana contrala metrópoli, España. Estados Unidos declaró la guerra a España el 25 de abril de 1898, a raíz de la explosión del«Maine. El «Journal» publicaba el siguiente titular: «El Maine partido en dos en La Habana por un infernal artefacto del enemigo.» Este periódico no dudó un instante en mostrar a España como culpable: «En opinión de los oficiales de la Armada, la destrucción ha sido provocada por una mina española». Cada mañana los americanos amanecían con un nuevo titular, en el que se dejaba claro, sin dudas, la barbarie española en el caribe.David Nasaw, en la biografía de William Randolph Hearst, publicada por Tusquets Editores, recoge esa misma idea del poder que tenía el magnate de la prensa, para quien la competencia daba noticias mientras que sus diarios las creaban. Por eso preguntaba orgulloso cuando España perdía Cuba y Puerto Rico «¿qué les parece la guerra delJournal?», convencido de que era el New York Journal quien había desencadenado las hostilidades bélicas entre Estados Unidos y España.
De este hecho, además, por la presión de los periódicos, se derivó la declaración de guerra de Estados Unidos contra España, cuyo primer hecho significativo fue el ataque de la armada norteamericana contra la flota española en Filipinas y a partir de ahí la pérdida de todas sus colonias en el Pacífico y el Caribe.
El telegrama de Hearts a Remington no solamente es paradigma del periodismo amarillo sino un símbolo del poder de los medios de comunicación, que pueden crear las guerras, o por lo menos recrearlas, presentarlas y difundirlas a la hora y gusto de los lectores/espectadores, en horario de máxima audiencia y a su medida. Con tal de aumentar la tirada todo está permitido.
Lo de Hearst le encantó tanto a los gringos que a partir de allí todas las guerras y destrucciones del planeta por parte de EE UU la vienen haciendo los poderosos medios del imperio: Irak, Afganistán, Libia, Siria, Yemen,…
A partir de 1898, los medios gringos se han dedicado a desprestigiar personalidades y países para que al final ellos puedan darles el tiro en la nuca de la manera más impune e incluso muertos de la risa. Nadie en el mundo ha condenado a los malditos gringos por las monstruosidades que han hecho y hacen. Así hicieron con Cuba cuando la declararon terrorista; así hicieron con Sandino, con Jacobo Árbenz, con Allende, con Juan Bosh, con Manuel Antonio Noriega (quien había sido agente de la CIA), con Jean Bertrand Aristide, con el propio Hugo Chávez; con Evo y Correa; lo están tratando de hacer desesperadamente con Maduro, y con Diosdado Cabello.