En 1960, los comunistas tenían un sólido movimiento popular, un buen partido, y una cantidad considerable de intelectuales. Hoy día los comunistas no tienen ningún intelectual.
En 1961 cuando se fundaron las guerrillas, todos los intelectuales comunistas recibieron la orden de justificar la guerra. Y cada intelectual, cada poeta, cada profesor universitario se dedico con empeño a su tarea.
Nuñes Tenorio recordaba a Bolívar en su Decreto de Guerra a Muerte.
En cuanto a los poetas, Caupolicán Ovalles escribió un “poema” contra Rómulo Betancourt. Pero Ovalles no tuvo valor para quedarse en Venezuela. Comenzaron a asustarlo. Le decían que Betancourt estaba furioso y había dado la orden de meterlo preso. Mentiras. Pero Caupolicán Ovalles sintió miedo y se fue a Colombia. Después se fue a Ecuador. A Caupolicán Ovalles lo mantenía fuera de aquí el Partido Comunista. Le mandaba dinero. Hizo de él un espía.
Yo tengo cuentas pendientes con Caupolicán Ovalles porque a raíz de la publicación de ENTRE LAS BREÑAS él fue el comisionado para que se me atacara. Caupolicán Ovalles era un buen subalterno. Ahora mismo en un buen subalterno y se va a Alemania como funcionario de una embajada.
Caupolicán Ovalles era un revolucionario. Alguien que gritaba y escribía “poemas” sobre la revolución. Pero Caupolicán Ovalles no es de los que se van al monte. Ni de los que se ponen detrás de una barricada. No, Caupolicán Ovalles es el típico poeta bisagra, el típico poeta que se pasa cuando ve que sus cosas no dan dinero, cuando ve que Moscú no da más becas para Praga. Entonces Caupolicán Ovalles es de los que se venden. Caupolicán Ovalles se vende barato. Ni siquiera pide ser embajador. Él se vende por una agregaduría cultural. Por una bajeza. Cuando los comunistas le dijeron que me atacara por la publicación de ENTRE LAS BREÑAS, lo compraron con una beca, y lo mandaron a Praga. Aquí Caupolicán Ovalles escribió unos “poemas” malísimos, flojos como glúteos de una vieja. Esos “poemas” publicados por la Universidad Central de Venezuela se titulan “Diario de Praga”.
Caupolicán Ovalles era el poeta oficial del Partido Comunista. Carlos Augusto León había dejado de ser el poeta oficial del Partido Comunista porque ya estaba acabado y sus poemas no convencían. Entonces, en un principio los comuni8stas contrataron a Alí Lameda. Pero Alí Lameda no estuvo de acuerdo con la violencia y fue entregado a Kim II Sun. A Alí Lameda lo entregaron Ramón Bravo y Caupolicán Ovalles. Y de esa cárcel Alí Lameda salió con una pierna paralizada. De esta forma pagan este tipo de comunistas. Como le pagaron a Alí Lameda me iban a pagar a mí.
A mí, por publicar ENTRE LAS BREÑAS los comunistas quisieron ametrallarme. Pero los comunistas tenían que justificar este asesinato. Y contrataron a Caupolicán Ovalles (espía a sueldo) para que escribieran sobre mí y vinieran los comandos y me ametrallaran.
Yo fui a Europa después de la publicación de ENTRE LAS BREÑAS y me llegaron los recortes de prensa sobre estos ataques. Eran notas muy bien redactadas, en ellos se decía que yo era traidor y que me iban a fusilar. Entonces yo regresé. Pero yo sabía que los que me atacaban eran unos cobardes. Y fui a buscarlos. Busqué al Ramón Bravo y le dije que viniera a arreglarse conmigo. Él me dijo que lo habían mandado y que ya se había marginado de ese partido. Busqué al Ovalles. El Ovalles tartamudeó y se asustó. Ovalles estaba en plan de venderse otra vez, aunque había publicado su “poema” por encargo de su comandante Chimiro, el que terminó muerto por su propia gente. Bueno, el caso es que es Ovalles me dijo que a él los comunistas lo habían embarcado en una cosa rara y que sus fulanos “poemas” eran todos por encargo. Había escrito contra Betancourt por encargo, sobre el comandante Chimiro por encargo, justificando la guerra larga, y así se fue transformando en diplomático de segunda categoría.
Resulta que ahora los “poemas” de Caupolicán Ovalles ya no se refieren a su abuelo alías El Tonto, ni a Chirimo ni a Betancourt a quien cogía de burla. Ovalles se va como diplomático porque ya los comunistas no le pagan sus bazofias. En realidad los comunistas usan a la gente y después la echan a la basura. A Gil Bustillo los comunistas lo usaron hasta más no poder y ahora lo dejaron solo. Ahora dejan solo a Caupolicán Ovalles y no ataca nadie sino que andan de abrazos con Carlos Andrés Pérez, adulándole para hacerle una entrevista y luego publicar un libro, con la única intención de que CAP le diga “-Usted me debe esa cárcel”, porque siendo ministro del Interior, cuando Betancourt, no lo metió preso. Gran estupidez.
Ahora Caupolicán Ovalles no ataca a nadie. Ahora se tranza por tres lochas. Ya no justifica guerras, ya no dice que Betancourt es un degenerado ni por asomo. Ya no dice que Chirimo era su gran comandante. Ya no me ataca a mí. Se va a una embajada acogido por el poder que tanto decía odiar.
Cuando uno se conseguía un trabajo o una beca Caupolicán Ovalles saltaba gritando: “-Ese se vendió”. ¿Y él qué hace ahora? Él se vende y nadie le dice nada. ¿Quién podría gritarle algo? Hoy todos estos poetastros otrora comunistas están vendidos y no pueden gritar ni escribir, cosa que nunca han hecho a pesar de que los han premiado tanto.
Qué pensarán los que fueron guerrilleros y sus muertos, viendo a Pompeyo, Teodoro, Américo elogiando a CAP y metidos en Miraflores…
Qué pensarán los guerrilleros y los ex guerrilleros, lo que estuvieron presos, los familiares de los que murieron cuando ven a Pompeyo Márquez, a Teodoro Petkoff y a Américo Martín visitando frecuentemente a Miraflores, cuando los ven entrar como Pedro por su casa en La Casona. Saludan y abrazan a la Primera Dama. Cuando los ven como invitados especiales de Carlos Andrés Pérez, al que llamaban el GUACHIMÁN, el asesino del pueblo, el feroz torturador de la juventud y de los estudiantes venezolanos.
Cuando viene el presidente de Panamá Omar Torrijo, las personalidades especiales para atenderle son los ex izquierditas Pompeyo Márquez, a Teodoro Petkoff y a Américo Martín. Estos señores se mezclan los ministros que les odiaron se chancean con los oficiales o guardias que supuestamente les persiguieron, le dan un abrazo al Jefe de la Dirección de la Inteligencia Militar y otro al de los viejos torturadores de la DIGEPOL, y cuando se acercan al presidente le dicen con confianza:
- Tenemos que hablar. Hay cosas que le consultar.
Todo en confianza y como entre familia, y luego, muy ceremoniosa y decentemente van y se retiran. Aparte hablan de mujeres y hacen chistes y sueltan la carcajada, todo amenamente, como si fueran amigos de siempre. se evidencia que apoyan en todo la política de CAP. Y así lo hacen no sólo con Torrijo, sino cuando nos visita cualquier alto representante del extranjero, y CAP le recuerda a estos dignatarios:
- Estos que usted ven aquí me hicieron la guerra. Yo tuve que ponerlos preso, los combatí, y ahora la paz entre nosotros está consolidada. Son de la oposición pero de una oposición que no es subversiva. Acción Democrática sigue siendo la misma de siempre y ellos han rectificado. Eso se llama democracia.
CAP, las llamadas Fuerzas Vivas de la Nación, el Gobernador de Caracas y cuanta cosa representativa y oficial hay en este país han condecorado a Pompeyo Márquez, a Teodoro Petkoff y a Américo Martín.
Allí, pues, en Miraflores, diariamente están por sus salones y pasillos estos ex guerrilleros, que se evadieron varias veces de las prisiones de sus supuestos torturadores y perseguidores y que enarbolaban la bandera de una guerra larga y sanguinaria. Ahora andan de besamanos de los altos jerarcas adecos quienes se cansaron de buscarlos para matarlos. ¿Sería realmente cierto eso?
Ahora bien, ¿qué pensará aquel guerrillero que alguna vez se fue al monte y por órdenes de esto radicales fue y mató a algún militar? ¿Qué piensa el policía? ¿Qué piensa la mujer del policía que murió asesinado cuando entre la ultra izquierda se seguía la línea de Petkoff de matar un policía cada día? ¿Qué piensa el huérfano del policía? ¿Qué piensa el militar y la viuda del militar?
Estos señores, Pompeyo Márquez, a Teodoro Petkoff y a Américo Martín mandaron a matar militares y policías, mandaron gente a las montañas para que mataran policías y militares, pero ahora van a Palacio, a La Casona a alternar con el Rey de España, con Torrijos, con altos representantes extranjeros y están ahí porque así quiere CAP. ¿Por qué las cosas han cambiado? ¿Por qué se ha quedado en silencio y en el más completo olvido? ¿Por qué este contubernio entre CAP y Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff y Américo Martín?
Viene el Presidente Carter y allí están ellos, y los que fueron guerrilleros los mirarán por la prensa y la televisión, y los escucharán felices y de acuerdo en todo por sus declaraciones por la radio.
Sin embargo, miles de personas murieron por sus órdenes. Están allí frente a ellos a los que juraban derrocarían y matarían. Ahora les pasan sonrientes por un lado y brindan con vino y comen felices … perdices.
Allí, al lado de CAP y aquellos altos mandatarios del bando de la derecha, con Pompeyo Márquez quien sostenía obsesivo y traicionero: “- Esta guerra será larga”, el que no se cansaba de gritar: “¡Nuevo gobierno ya!”, “¿Rectificar para qué?”, “¡La guerra es la guerra!”.
El Pompeyo que se desgaritaba contra Betancourt, en contra de la burguesía nacional y del imperialismo yanqui.
Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff que mandaban a unos muchachos a secuestrar aviones, ministros y barcos. Muchachos que ponían en peligro la vida de los pasajeros y de los pilotos y las suyas propias, y luego a esos propios muchachos les decían que fueran y se entregaran a la policía y por esas acciones llegaban y sufrían cinco años de prisión. ¿Qué dirán ahora estos muchachos de estos sus jefes que alternan amenamente en La Casona? Allí están comiendo fino, levantan el dedo meñique y piden más champaña, y dejaron lo de la guerra larga como un recuerdo sangriento para las pobres gentes que no pueden hacer nada, que no pueden publicar sus dolores, que no saben protestar.
Ahora son gentes llenas de compromisos con una falsa democracia… ¡Uf, la mar de trabajo, yendo de un sitio a otro, con apretadas agendas! Ahora están preocupados por las etiquetas y los trajes que deben ponerse cada día. Y todo se quedó así porque nadie quiso aclarar nada, por lo que yo me pregunto:
¿Qué pensará el militar?
¿Qué pensará el guerrillero?
¿Qué pensará el policía?
Y se podría agregar: TODOS YACEN EN LA COLINA…