Las potencias imperialistas no creen en tratados ni en organizaciones de paz. Las potencias imperiales no creen en la ONU ni en la OEA ni en el TIAR. Las grandes potencias sólo creen en una cosa: la fuerza, las armas y la guerra.
Europa se hizo dueña del mundo a punta de lanzas, espadas y pólvora. Luego masacró pueblos, traficó con esclavos y explotó todo lo que se puso a su alcance.
Inglaterra siempre ha sido una nación sedienta de sangre, de venganzas. Por donde ha pasado ha dejado un reguero de sangre y un gran peladero. Por eso y por su peor instinto la llaman la «pérfida Albión».
Eso se lo dejó como herencia a su hijo mayor, conocido con el nombre de los Estados Unidos de América.
Bolívar lo vio primero que nadie y por eso quiso unir a todas las Repúblicas que hablaban español en un sólo país. O por lo menos, mientras vivió, creó la Gran Colombia, que fue disuelta por Páez, Santander y Juan José Flores. Lo que era un gran país se convirtió en tres republiquitas desguarnecidas, dependientes y hambrientas.
El Congreso Anfictiónico de Panamá fracasó. Era un Congreso sin la presencia de los Estados Unidos. Pues los Estados Unidos parecían estar hechos para llenar a nuestros países de dictaduras o miserias en nombre de la libertad.
Luego los yanquis se posesionaron de medio México y le arrebataron tres países a España: Filipinas, Cuba y Puerto Rico. Filipinas habla inglés por esa acción y Cuba se ha desangrado desde ese entonces. Por su parte Puerto Rico se debate entre la vida y la muerte.
En este momento en que la Argentina es agredida por los ingleses en complicidad con los gringos nuestro «vecino» Burnham dice que tropas inglesas y holandesas merodean por allí porque según él Venezuela desea invadirlo. Y esto es una provocación. Nosotros en todo caso vamos a recuperar lo nuestro, lo que nos fue robado por los padres de la Thatcher, esa señora que ha enviado toda su flota para que asesine a los argentinos que tratan de recuperar lo suyo.
Así que yo creo que dentro de poco también los venezolanos nos veremos metidos en este maremagnun de destrucción y muerte por culpa de los imperios que quieren actuar como antes y volver a posesionarse de estas tierras.
A uno no le queda otro remedio que prepararse, aprender a manejar cualquier clase de arma y estar listo para la acción. Esto se ve venir y no es para taparse los ojos, ni correr ni huir de lo que nos pertenece. Venezuela es nuestra y no nos será arrebatada por la fuerza.
7-4-1982