JOSE´SANT ROZ
El 13 de septiembre de 1941, AD organizó un mitin en el Nuevo Circo. Iban por todo lo alto y sin medias tintas. ¿Cómo obtuvieron los recursos para la propaganda por prensa y radio para conseguir movilizar a tanta gente? Los dos grandes oradores del acto serían Gallegos y Betancourt; el último cerraría la faena. La embajada americana estudió con sumo cuidado cada una de las palabras expresadas por estos dos eminentes políticos e inmediatamente envió un informe al Departamento de Estado. El encargado de negocios, el señor Joseph A. Flack, escribió ese mismo 13 de septiembre: “Aunque Rómulo Gallegos se refirió a la democracia en términos
satisfactorios, no llegó a nombrar a los Estados Unidos y la única referencia a nuestro país fue hecha por Rómulo Betancourt […] quien obviamente carece de una apropiada apreciación de la situación actual, a pesar de no albergar ningún sentimiento antiamericano, desde el momento en que utilizó en su discurso ciertas frases del presidente Roosevelt cuando quería lograr aplausos […] Se reporta en ciertos sectores que el partido AD está conformado por comunistas, pero la embajada no comparte ese punto de vista, más bien el embajador siente que, aunque ciertos comunistas puedan haberse infiltrado en la organización, la mayoría casi absoluta del mismo, ni siquiera está formada por liberales de izquierda, sino por personas que deberían calificarse más apropiada y simplemente como liberales”.
Muy inspirado estuvo ese día el joven Betancourt, quien manejando a las masas a su antojo expresó: “Una doble emoción me domina en este momento de dialogar de nuevo, de viva voz, con el pueblo venezolano (grandes aplausos). Emoción de quien soñó con esta hora y la despertó sin impaciencia, seguro de que habría de sonar la hora de comparecer ante el tribunal de la opinión venezolana a rendirle cuenta de la labor cumplida por nuestro sector político de 1937 a esta fecha (grandes aplausos). Dijimos y prometimos, en aquellos turbulentos días de 1936, de nuestra resolución de mantener reivindicaciones populares y nacionales, fueren cuales fueren las circunstancias en que se nos colocara. Y aquí estamos de regreso de un
duro recorrido, sin engreída jactancia, pero con la orgullosa satisfacción de haber sabido ser dignos de la fe depositada y consecuentes con el compromiso contraído (grandes aplausos). La bandera que se nos entregó en aquellas jornadas multitudinarias de despertar nacional ha seguido flameando, sin que nada ni nadie la haya mancillado. Extendemos al aire sus alegres colores en esta tarde inolvidable, enarbolándola con manos más seguras, por la experiencia acumulada y la madurez adquirida (grandes aplausos)… Imagino la escena que se desarrollará en una u otra de esas grandes ciudades venezolanas del futuro. La escena de un niño venezolano, de mi nieto o del nieto de cualesquiera de los asistentes a este mitin; en todo caso el nieto, el nieto de un venezolano de hoy, que gangoneará, con esa voz vacilante de todos los niños cuando aprenden su lección, un párrafo del manual de historia de Venezuela que diga así: El 13 de septiembre de 1941 es una fecha gloriosa en los anales de Venezuela, porque en ese día comenzó a actuar públicamente el partido Acción Democrática (grandes aplausos). Porque ese día comenzó a actuar públicamente el partido que inició la segunda independencia nacional y contribuyó decididamente al avance, prosperidad y dignificación de la república (grandes aplausos)… Nace armado de un programa que interpreta las necesidades del pueblo, de la nación (grandes aplausos); de un programa realista, venezolano, extraído del análisis desvelado de nuestros problemas, porque nosotros podremos ser partidarios de que se importe creolina, como acaba de decir Ricardo Montilla, pero programas no (grandes aplausos). Nace Acción Democrática asistido por la fe y la emoción multitudinaria del pueblo, y lo comanda un equipo de hombres conocidos de Venezuela, de bien ganada solvencia política y moral, al frente del cual, como su gonfalonero y conductor máximo, marcha Rómulo Gallegos (grandes aplausos). Marcha Rómulo Gallegos, maestro de juventudes, profesor de civismo, el candidato simbólico, o lírico, o como quiera llamársele, para la Presidencia de la República en 1941 (grandes aplausos). El mismo Rómulo Gallegos a quien en 1946, en las elecciones de 1946, los votos y la decisión del pueblo venezolano elevarán a la primera magistratura de la nación (grandes aplausos)”.