“Y se encontraran Los del machete aguerridoCon el último héroe Que hasta hoy se ha perdidoJuntos gritaránSerá mejor hundirnos en el marQue antes traicionarLa gloria que se ha vivido.”Pablo MilanésCanción: Cuando Te Encontré.
No pretendo en estas breves líneas hacer un juicio de valor sobre alguien a quien desde nuestra adolescencia y militancia revolucionaria, siempre admiramos como paradigma de propuestas poéticas y musicales irreverentes, surgidas desde el seno de la Revolución Cubana. Cómo llegamos a escuchar e intercambiar, de manera subrepticia, la música de la Nueva Trova Cubana en formato de discos de acetatos de 45 revoluciones y en cassettes. Porque en aquel entonces todo lo que oliera a Cuba, a Fidel, y al Che era subversivo, prohibido. En junio del año 2005 tuve la oportunidad de asistir al Congreso de Cultura y Desarrollo que se celebraba en el Palacio de Las Convenciones en La Habana, Cuba. Allí conocí, entre otras personalidades, al coordinador general de ese evento Armando Enrique Hart Dávalos, al poeta Francisco Retamar y al Ministro de Cultura Abel Prieto. En la noche, invitado por mis amigas Alejandrina Reyes y Daisy Gutierrez, nos fuimos al apartamento donde vivía Sara González, fundadora junto con Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Pablo Milanés del Movimiento de la Nueva Trova Cubana. Allí departimos, cantamos, hablamos hasta bien entrada la noche. Sara en ese entonces venía de un proceso de recuperación de una enfermedad que la mantuvo en silla de ruedas por varios meses. Llamó mi atención que a lo largo del zaguán de su apartamento había una serie de fotos, muchas fotos, de cantantes y agrupaciones latinoamericanos y de Europa que de visita en Cuba, iban a compartir en el apartamento de Sara González. No vi ninguna donde apareciera Joan Manuel Serrat, a sabiendas que este cantautor español había visitado la isla varias veces. Le manifesté mi inquietud a Sara González y su respuesta fue: “Habían fotos de él allí, muchas fotos con nosotros aquí en mi casa, pero decidí quitarlas luego que se diera a la tarea de hablar mal de nuestra revolución.” Estando en el aeropuerto José Martí, ya de regreso a mi Patria, compré un libro editado por segunda vez por el Instituto Cubano del Libro en el año 2003, cuya autora es Clara Díaz y su título es “Pablo Milanés”. Es un texto breve, de poco menos de 120 páginas y que reúne un testimonio biográfico de Pablo Milanés, las letras de algunas de sus canciones, las opiniones que sobre su trabajo expresan Orestes Bazo, Teresa González Abreu, Helio Orovio, Alvaro Godoy, Luis Eduardo Aute, Leonardo Acosta, Armando Rapallo, Antonio Gómez, Pepe Sarto, Marcos Salas, y peródicos de España, Argentina, Puerto Rico y Venezuela. Al final hay 31 fotografías. En ellas Pablo Milanés aparece junto a Mercedes Sosa, Sara González, Pablo Menéndez, Eduardo Ramos (fallecido recientemente), Milton do Nascimento, el Grupo Manguaré, Miguelito Cuní, Lilia Vera, Cesar Portillo de la Luz, Silvio Rodríguez, Marco Antonio Muñiz, Leo Brouwer, Gonzalo Romeu, Fidel Castro, Armando Hart, Frank Fernández, Gerardo Alfonzo, Carlos Varela, Frank Bejerano, Raúl Torres, Xiomara Laugart y Elena Burke. Igualmente aparecen gráficas de conciertos en Nicaragua, México, España, Argentina y diversas salas y teatros de Cuba. Quiero de este texto extraer algunos elementos que bien pudieran contrastarse con las opiniones dadas recientemente por Pablo Milanés al periódico chileno La Tercera, Cito: “El triunfo de la Revolución conmovió a toda Cuba, y en esa misma medida me conmovió a mí. Había una alegría inmensa por incorporarse al suceso revolucionario. Esa es mi experiencia. No puedo hablar de madurez política ni de convicciones ideológicas en ese momento. Ni siquiera de una participación activa. No era consciente de la envergadura de lo que estaba ocurriendo.” Para ese entonces Pablo Milanés era un adolescente que contaba con 16 años de edad. Más adelante la autora de este trabajo señala: “Su vocación de compositor se había afianzado con tal arraigo, que cuando en junio del propio 1966 ingresa en una Unidad Militar de Ayuda a la Producción (UMAP), ubicada en la Provincia de Camagüey, aún cuando las condiciones eran muy diferentes a las del medio artístico acostumbrado, no olvidó el músico la guitarra en su equipaje, siempre con la pupila de creador atenta a recibir y devolver en imágenes y canciones un mundo de nuevas experiencias.” Pablito declarando para el periódico La Tercera cataloga la “UMAP (Unidad Militar de Ayuda a la Produción) como ‘campos de concentración’ adonde fueron enviados a ‘reeducarse’ miles de jóvenes por órdenes de Fidel Castro… En su caso, logró escapar hacia La Habana, aunque luego sería encarcelado por desacato.” Clara Díaz en el libro citado señala: “Entre sus canciones de aquella época pueden citarse como las más destacadas: ‘Ahora estoy lejos de ti’, ‘Si ya no sé’, … – todas de 1966 – así como el ‘405 de nunca’, ‘Hoy estás quizás más lejos’, ‘Pobre del Cantor’, ‘Los años mozos’, ‘Para vivir’ y ‘Yo vi la sangre de un niño brotar’ compuesta en 1967… canción de contenido político, fue creada bajo el influjo del I Encuentro Internacional de la Canción Protesta celebrado en Cuba… esta canción constituía una clara denuncia de la agresión llevada a cabo por Estados Unidos contra el pueblo vietnamita.” Cierra esta parte del libro Clara Díaz afirmando lo siguiente sobre Pablo Milanés: “Interprete, compositor, promotor, hombre de su tiempo, Pablo Milanés Arias ya ha dejado para su pueblo la canción eterna de los que luchan por la concreción de las utopías, de los que quieren materializar los más nobles sueños del hombre en el reino de este mundo.” Quiero finalizar estas breves lineas trayendo del refranero popular la siguiente expresión: “Cuando el viejo va de culo, no lo paran ni los troncones”.