Durante años el eje territorial Táchira-Norte de Santander ha tenido sus implicaciones determinantes en el curso de las políticas de Venezuela y Colombia pues ha sido la mayor intercambio entre los dos países. Desde este espacio fronterizo se han fraguado un sinnúmero de conspiraciones contra la revolución bolivariana y la integración latinoamericana.
En conocimiento de la importancia estratégica que tiene el eje Táchira-Norte de Santander en las relaciones binacionales, la oligarquía colombiana y el imperialismo yanqui han constituido una base de operaciones para contrarrestar el avance que pudiera tener la revolución bolivariana en el proceso de emancipación de los pueblos latinoamericanos. Por ello, sus enemigos establecieron un centro de operaciones en la ciudad de Cúcuta, desde donde han venido desarrollando la estrategia de guerra total contra la Patria de Bolívar.
La situación actual de Venezuela es producto de una conspiración continuada que comenzó desde el mismo momento en que el presidente Hugo Chávez asumió las riendas del país. Para ese momento ya estaba en desarrollo el Plan Colombia, cuyo ‘objetivo’ era combatir el narcotráfico y los grupos guerrilleros, pero tiempo después se supo que el verdadero propósito de este acuerdo entre la oligarquía colombiana y el imperialismo yanqui era controlar militarmente a Venezuela y, en consecuencia,apropiarse de las riquezas del país.
Las operaciones conspirativas han tenido como centro de gravitación el aspecto económico, más aún, la configuración de un sistema económico ilegal y criminal, cuya base financiera estuvo en el narcotráfico; con el pasar de los años esta economía ilegal consiguió su propia plataforma a través del contrabando de productos estratégicos (gasolina y alimentos) y la instalación de una estrategia cambiaria peso-bolívar que devaluó nuestra moneda a los niveles actuales.
Las implicaciones de esta guerra económica orquestada desde la ciudad de Cúcuta han sido nefastas para todos los venezolanos. Al respecto, es necesario que el gobierno venezolano implemente medidas de urgencia para atacar el contrabando y la relación cambiaria peso-bolívar. En primer lugar, las estaciones de servicio y los establecimientos comerciales de los estados fronterizos con Colombia deben vender la gasolina y los lubricantes en petros. En segundo lugar, debe realizarse un censo del parque automotor para sincerar la cantidad de vehículos per cápita. En tercer lugar, se debe implementar un plan de gasificación del transporte público en el eje fronterizo donde la mayoría de este sector utilice este recurso energético que tiene muchas bondades, especialmente porque evita el contrabando debidoa su composición física. En cuarto lugar, es necesario que se realice una investigación en cuanto a los bienes y fortuna de las personas que durante los últimos años han tenido responsabilidades en el control y seguimiento de los productos estratégicos (gasolina y alimentos) en la frontera con el hermano país.
La política económica debe apostar al derrumbamiento del sistema económico ilegal que tiene asidero en el eje fronterizo Táchira-Norte de Santander. En los actuales momentos existen las herramientas para lograrlo. Pero ello requiere de cuadros revolucionarios que comprendan y vivan la realidad fronteriza del pueblo y no como dirigentes encopetados que atienden desde la ventana de una camioneta último modelo o desde una oficina muy bien decorada y amoblada.