Los hornos crematorios de EE UU y la UE en América Latina
José Sant Roz
- Lo de la Unión Europea y Estados Unidos contra Venezuela tiene una profunda carga de odio y desprecio racial. Para estos imperios nosotros no merecemos la tierra en que vivimos, ni el agua ni el petróleo, ninguna clase de los minerales que poseemos. Nosotros para ellos sólo merecemos desaparecer, y lo voy a demostrar con hechos históricos.
- Quién será el cándido latinoamericano que crea que EE UU y la Unión Europea se puedan estar preocupando por nosotros. Que crea que requerimos de ayuda humanitaria y que sus burgueses representantes puedan estar sufriendo horrores, ansiosos por sacarnos del supuesto marasmo en que vivimos.
- Nosotros en América Latina hemos vivido en permanentes hornos crematorios montados por los mariners y por la CIA, y nunca hemos visto la más mínima ayuda por parte de los europeos. Hornos crematorios en Haití, en República Dominicana, Guatemala, Honduras, Chile, Panamá, Grenada, México, Colombia, Bolivia, Argentina, Brasil, Paraguay,… Nosotros en América Latina hemos sufrido cien holocaustos…
- La contienda civil venezolana durante la década de 1890 mantuvo a la nación en la agenda de las capitales europeas, y hacia 1892, Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña y España estaban planeando estrategias conjuntas contra Caracas. Dos años más tarde, el gobierno italiano publicó un “Libro Verde” titulado “Venezuela: reclami italiani” para apoyar las demandas de Roma contra Venezuela. Y el 1898, Italia trató de forzar el pago de sus créditos enviando a La Guaira una escuadra naval compuesta de cuatro cruceros.
- Todas las acciones combinadas desde el siglo XIX por parte de Inglaterra y Alemania contra Venezuela estuvieron motivadas por una cruda forma de darwinismo o canibalismo social. No actuar para estos imperios significa perecer, y es lo que hoy se está poniendo en práctica como nunca antes, en los ataques combinados de EE UU y la UE contra Venezuela. No asegurarse los grandes recursos de la tierra de Bolívar significa para estos imperios una hecatombe económica.
- Los llamados Think Tank de todos los tiempos, apóstoles académicos de la expansión en ultramar, siempre enfatizaron en la inevitable declinación de las naciones “atmas” (Francia, Italia, Portugal y España) y el concomitante ascenso de las naciones “germánicas” como Alemania y los EE UU. Nunca debe dudarse al calificar a EE UU como una nación eminentemente hitleriana, que incluso superó con creces cuanto el cerebro del Tercer Reich escribió en su libro “Main Kampf”.
- Erwin Stammann, ministro alemán en Caracas, advirtió a Bismarck en 1877 y en 1888, que aunque el presidente Antonio Guzmán Blanco había vuelto al poder, las ilimitadas demandas de los elementos de color de Venezuela hundirían pronto al país en un caos y en una guerra racial. Recordando la reciente Comuna de París, que había perturbado tanto a Bismarck, Stammann asomó el temor de que un espíritu comunista dominara a Venezuela. “Probablemente, ahora se convertirá en una lucha entre el proletariado y la gente con propiedades, y por ende tanto los propietarios venezolanos como los comerciantes extranjeros sólo ven un futuro inhóspito”.
- A fines de 1879, el Recih despachó a Venezuela el buque escuela Nymph, para detectar ese espíritu comunista. “La mezcla racial del país (blancos caucásicos, negros africanos y pardos) era un fracasado crisol en el que cada raza aportaba solamente sus peores rasgos”.
- Durante 1890 y 1900 presionaron a Venezuela por incumplimiento de deudas: EE UU, Bélgica, Francia, los países bajos, España, México, Suecia y Noruega.
- Venezuela rompió relaciones con Francia en 1881, 1985, 1906; con los Países Bajos desde 1875 hasta 1995; con Bélgica en 1895, y con Gran Bretaña desde 1873 hasta 1987. Fue invadida veintidós veces por Colombia entre 1959 y 1901. Casi el ochenta por ciento del ganado se extinguió. También Holanda en 1875 había bloqueado a Venezuela.
- Ante este desalentador panorama financiero de Europa, los burgueses alemanes de principios de siglo XX relatan un hecho poderoso que ocurrió en América Latina. Decián: apareció en escena “el más grande estorbo internacional del siglo veinte”: Cipriano Castro. Giesbert von Pelgrim-Baltazzi, ministro alemán en Caracas, describió a Castro en julio de 1901, como un megalómano que deseaba con fervor restablecer la Gran Colombia. Un sucesor, el barón von Seckendorff, describió a Castro como un indio astuto, de baja estatura y de rasgos faciales ordinarios, y a primera vista se puede detectar su brutalidad. Lo comparo con el venenoso árbol upas, cuya fragancia mata. Igual opinión sobre Castro tenía el cónsul gringo en Maracaibo, míster Eugene H. Plumacher, quien agregó que era una basura andina.
- Los escritores y pensadores occidentales como Clyde Hewitt describieron a Cipriano Castro como un líder sin concepto de justicia, desenfrenadamente cruel, un déspota cuya dictadura sólo es mitigada por una repugnante eficiencia para tener a raya a los acreedores extranjeros. William Sullivan destacó su obsesión por recoger el manto de Bolívar refundar la Gran Colombia con Venezuela, Colombia, Ecuador, Nicaragua y otros países centroamericanos. Edwin Liuewen lo presentó como el peor de los dictadores de Venezuela.