Y digo que para mi no causa ninguna sorpresa esa preocupación de los capos de la CEV, porque fui testigo de un hecho sucedido en Cumaná en un colegio de sacerdotes ubicado a pocos metros de otro colegio de monjas. Fue por los años sesenta; las cloacas del colegio regentado por los curas se taparon causando un desbordamiento de aguas negras que salían por los inodoros y devolvían por las pocetas los residuos fecales. Entonces se tomo la decisión a notificar al instituto sanitario de la época, que mandó una cuadrilla de obreros a buscarle solución al asunto y ¡sorpresa!, las cloacas estaban tapadas por una cantidad tal de condones que obligó a los obreros a notificarlo a sus jefes. Se habló con el director del colegio para que tomaran medidas y esto no volviera a suceder, a los curas que usaran sus condones, nadie se los podía prohibir sino tan solo Dios y sus creencias religiosas, pero les aconsejaron que los desecharan de otra manera y no ocasionando que se taparan las cloacas.
Desconozco que hacia Monseñor Ubaldo Santana, uno de los capos mayores de la CEV, con los anaqueles llenos de condones, quizás para entregarlo en cada misa como una colaboración para evitar el embarazo precoz en las adolescentes que él amorosamente y en nombre del Señor aconseja en su confesionario, o los usaría para negociarlos a los bachaqueros o para algún contacto con los curas pedófilos que pululan por ahí. Lo cierto es que como dije, a mi no me sorprende que los zamuros ensotanados se preocupen tanto por la escasez de este producto, que se me antoja es de gran uso en su cofradía.